En los últimos años, Europa ha enfrentado inundaciones devastadoras debido a lluvias récord, sequías extremas que no se habían visto en siglos, un incremento constante del nivel del mar y temperaturas en aumento en lagos y mares. Aproximadamente 53 millones de europeos residen en zonas con riesgo potencial de inundaciones fluviales y el 30% de la población del sur de Europa ya sufre de estrés hídrico permanente, según el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
Bajo el título Respondiendo a los impactos del cambio climático en la salud humana en Europa: enfoque en inundaciones, sequías y calidad del agua, este estudio alerta sobre los futuros riesgos para la salud física y mental derivados de las variaciones en la cantidad y calidad del agua, además de los impactos ya visibles, que incluyen muertes, lesiones, brotes de enfermedades infecciosas y problemas de salud mental.
Riesgos clave
El cambio climático empeora las inundaciones, las sequías y la calidad del agua en el continente europeo
Entre 1980 y 2022, se registraron 5.584 muertes debido a inundaciones en 32 países europeos, de acuerdo con los datos de este informe. Actualmente, uno de cada ocho europeos vive en áreas con riesgo potencial de inundaciones fluviales, -sumando un total de 53 millones de personas, el 12% de la población-, y uno de cada nueve hospitales está ubicado en zonas de riesgo.
Aunque muchas de estas áreas cuentan con defensas contra las inundaciones, los niveles de seguridad varían y las infraestructuras podrían ser insuficientes en el futuro. El agravamiento del cambio climático aumentaría el riesgo de inundaciones de gran magnitud causadas por ríos, mares y lluvias intensas en toda Europa. Esto multiplicará el número de personas expuestas al peligro y pondrá a prueba las infraestructuras de protección actuales, lo que requiere una acción coordinada para evitar la pérdida de vidas y daños a la salud, según advierten los autores.
En cuanto a la sequía, el estudio indica que el 30% de la población del sur de Europa enfrenta estrés hídrico permanente, siendo especialmente vulnerables los hogares más pobres o numerosos. Los investigadores señalan que la escasez de agua lleva a restricciones y racionamientos, además de un aumento “inevitable” de los precios a medida que las reservas disminuyen.
Por otro lado, los períodos prolongados de sequía y calor facilitan la propagación de incendios forestales. Según datos del informe, estos incendios causaron 702 muertes en Europa entre 1980 y 2022, y muchas más personas se vieron afectadas por el humo, que puede tener efectos a largo plazo si contiene químicos nocivos. Los autores del estudio también prevén que la incidencia de incendios forestales aumentará en el futuro, con el sur de Europa como punto crítico particular.
Efectos sobre el bienestar
Algunos impactos no son tan visibles, como los de la salud mental de los agricultores
A pesar de que algunas consecuencias para la salud debido a los cambios en la cantidad de agua en Europa son “dolorosamente evidentes”, como las muertes por inundaciones o incendios, los investigadores argumentan que otros efectos aún no son ampliamente reconocidos. Entre estos, se incluyen el impacto de las sequías en la salud mental de los agricultores y las enfermedades causadas por patógenos y toxinas debido a la disminución de la calidad del agua.
El estudio señala que, aunque en general la calidad del agua en Europa es alta (sea potable o recreativa) esta también está en riesgo. Los autores explican que el aumento de las temperaturas del aire y del agua favorece el crecimiento de patógenos y eleva el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua. Además, los eventos de lluvias intensas duplican la probabilidad de que el agua contenga concentraciones dañinas de patógenos, debido a las escorrentías contaminadas y los desbordamientos de aguas residuales y podría comprometer los objetivos de Europa de lograr una contaminación cero en el futuro.
Otros efectos identificados en el informe incluyen la intrusión salina en acuíferos de aguas subterráneas y superficiales en zonas bajas debido al aumento del nivel del mar, lo que afecta negativamente a los cultivos; mayores concentraciones de contaminantes y productos farmacéuticos debido a caudales demasiado bajos, y la proliferación de cianobacterias en aguas ricas en nutrientes durante períodos secos y calurosos, lo cual compromete la calidad del agua.
Las políticas europeas existentes en materia de clima, agua y salud ofrecen una base sólida para la acción, pero es necesario implementarlas de manera más amplia y sistemática
“Proteger la vida y la salud humanas de los impactos del cambio climático, incluidas las sequías, inundaciones y la degradación de la calidad del agua, es de suma importancia y urgencia”, afirma Leena Ylä-Mononen, Directora Ejecutiva de la AEMA en un comunicado, y continúa: “Las políticas europeas existentes en materia de clima, agua y salud ofrecen una base sólida para la acción, pero es necesario implementarlas de manera más amplia y sistemática”.
Ylä-Mononen concluye que para garantizar nuestro bienestar futuro en el contexto del cambio climático es necesario una respuesta integral, que incluya a las autoridades de la salud, pero también a otros sectores. “Todos los niveles de gobierno deben implementar soluciones efectivas para que podamos prevenir y reducir los impactos en la salud física y mental”, cierra la directora de la AEMA.