Loading...

Descubren una nueva relación entre el polémico aditivo de plásticos bisfenol A, autismo y TDHA

Contaminación y salud

Niños con alteraciones neurológicas tienen menor capacidad para eliminar el polémico disruptor endocrino

La presencia de bisfenol A en plásticos está regulada en algunos países pero sigue siendo un factor potencial de alteración de la salud, como muchos otros contaminantes  .

EFE

La incidencia del trastorno del espectro autista (TEA) y del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) ha aumentado considerablemente en las últimas décadas en muchos países. Las razones de esta tendencia no se conocen con detalle pero diversas investigaciones científicas han apuntado las más que probables relaciones con factores ambientales como la exposición a contaminantes. 

Un estudio cuyos resultados han sido publicados (13 de septiembre de 2023) en la revista científica PLOS One presenta una relación hasta ahora no conocida entre estas alteraciones neurológicas en niños y la exposición al bisfenol A (BPA), un aditivo para plásticos considerado disruptor endocrino.

Los autores de la investigación, adscritos a la Escuela de Medicina Osteopática de la Universidad Rowan (Estados Unidos) y la Escuela de Medicina de la Universidad Rutgers (Estados Unidos), concluyen que los niños con TEA y TDAH a menudo tienen una capacidad reducida para eliminar el bisfenol A de sus cuerpos, aumentando así su exposición a este compuesto y sus efectos negativos para la salud.

Los autores estudiaron también los posibles efectos, en niños con estas alteraciones, de la exposición al ftalato de bis o DEHP (un aditivo utilizado para dar flexibilidad a los plásticos) pero en este caso no encontraron relaciones estadísticamente significativas.

Estudio de detalle

Estudios anteriores encontraron asociaciones entre los niños con autismo y la exposición al BPA. Este estudio, "Metabolismo de bisfenol-A y ftalato en niños con trastornos del desarrollo neurológico", ha descubierto que la posible razón del vínculo es la disminución de la eficiencia en un paso clave involucrado en la desintoxicación del BPA.

Después de ingerir o inhalar BPA, se filtra de la sangre en el hígado mediante un proceso llamado glucuronidación. La glucuronidación es el proceso de agregar una molécula de azúcar a una toxina. Al hacerlo, la toxina se vuelve soluble en agua, lo que le permite salir rápidamente del cuerpo a través de la orina.

Los humanos muestran variabilidad genética en su capacidad para desintoxicar el BPA. Las personas genéticamente susceptibles tienen más dificultades para desintoxicar su sangre mediante este proceso, lo que significa que sus tejidos están expuestos al BPA en concentraciones más altas durante períodos de tiempo más prolongados.

El estudio demostró que para una proporción significativa de niños con autismo, la capacidad de agregar la molécula de glucosa al BPA es aproximadamente un 10% menor que la de los niños de control. Para una proporción significativa de niños con TDAH, es aproximadamente un 17% menos.

El bisfenol A está siendo eliminado de envases y otros productos relacionados con alimentación  

LV

La capacidad comprometida para eliminar dichos contaminantes ambientales del cuerpo es "la primera evidencia bioquímica sólida de cuál es el vínculo entre el BPA y el desarrollo del autismo o TDAH", dijo T. Peter Stein, autor principal del estudio y profesor de de la Universidad Rowan. "Nos sorprendió descubrir que el TDAH muestra el mismo defecto en la desintoxicación del BPA".

Se necesita más investigación para determinar si el autismo y el TDAH se desarrollan en el útero a través de una mayor exposición de la madre o del niño en algún momento después del nacimiento, afirmó Stein.

Es probable que haya otros factores detrás del desarrollo del autismo y el TDAH, ha indicado Stein en una nota informativa difundida por su universidad. 

La incapacidad de eliminar eficazmente estas sustancias químicas de la sangre no está presente en todos los niños con trastornos del desarrollo neurológico, pero la eliminación comprometida del BPA es una "vía importante; de lo contrario, no habría sido tan fácilmente detectable en un estudio de tamaño moderado", ha destacado el profesor Stein.

El equipo midió la eficacia de la glucuronidación en tres grupos de niños atendidos en las clínicas de la Facultad de Medicina de Rutgers en Nueva Jersey: 66 con autismo, 46 con TDAH y 37 niños sin ninguna de estas alteraciones.

Los coautores del estudio son Margaret D. Schluter y Robert A. Steer, de la Escuela de Medicina Osteopática de la Universidad Rowan, y Xue Ming, de la Facultad de Medicina de la Universidad Rutgers.

Lee también
Etiquetas