Tras el informe del IPCC : la verdad que más molesta

Opinión

Sólo con la presión ciudadana y amplias alianzas sociales se podrá avanzar por verdaderas sendas de mitigación del cambio climático

Estos son los residuos que más dudas han generado durante el verano

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Los huracanes Nora (izquierda) e Ida el sábado día 28 de agosto

AP

Tras las inundaciones en Alemania del pasado mes julio que dejaron más de 200 muertos, Angela Merkel admitió la necesidad de “acelerar” urgentemente las políticas contra el cambio climático. Por su parte, Joe Biden señalaba al cambio climático como causante de fenómenos como el huracán Ida que ha devastado amplias zonas del este de Estados Unidos.

   También el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y los primeros ministros griego e italiano, Kyriakos Mitsotakis y Mario Draghi, han hecho comentarios similares mientras veían cómo este verano megaincendios devoraban bosques, prados y casas en sus respectivos países. 

En su visita a Navalacruz y Cepeda de la Mora, Pedro Sánchez reconocía que los incendios que estamos viendo están directamente relacionados con el calentamiento global y del cambio climático. Es posible encontrar más ejemplos de otras partes del mundo.

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Descanso de los bomberos en la localidad de Schuld, que sufrió las inundaciones provocadas por el río Ahr, en Alemania, el 15 de juli

Sasscha Stenbach / EFE

Da la sensación de que los políticos han empezado a entender que hay una relación directa y evidente entre los eventos climatológicos extremos, los daños y las muertes directas e indirectas que provocan

Visto así, da la sensación de que los políticos han empezado a entender que hay una relación directa y evidente entre los eventos climatológicos extremos, los daños y las muertes directas e indirectas que provocan y el cambio climático. Advertidos ya lo estaban incluso desde mucho antes de que en 1988 las Naciones Unidas crearan el IPCC con la misión de evaluar y difundir el conocimiento que se tiene sobre el cambio climático, sus repercusiones y las posibles estrategias para mitigarlo. Pero aún cabe hacerse una pregunta: ¿han entendido los políticos la verdad que más molesta?

Decir la verdad

Ante más de 3000 periodistas de todo el mundo, el IPCC presentó oficialmente el pasado 9 de agosto, la primera parte de su sexto informe de evaluación, dando a conocer la primera entrega del relato científico de una catástrofe global que ya está en marcha. El documento trata de las bases científicas ligadas a la física del cambio climático. Es una “máxima alerta roja para la humanidad” en palabras de Antonio Guterres, secretario general de la ONU, que debe servir de “sentencia de muerte” para los combustibles fósiles.

“Con cada incremento adicional de la temperatura global, los eventos climáticos extremos serán más intensos”. Así de categórico lo dicen los expertos del IPCC. Olas de calor y sequías prolongadas; tormentas secas y megaincendios; lluvias torrenciales e inundaciones; acidificación y desoxigenación de los mares y océanos... 

Son, todos ellos, fenómenos que se combinan en un todo sin precedentes y que ya están afectando de forma irreparable las condiciones que sostienen la vida sobre la Tierra. La misma pandemia de la Covid-19 encuentra su origen, a decir de muchos expertos, en la pérdida de biodiversidad ligada al calentamiento global.

Dos meses antes de que se diera a conocer esta primera parte del informe del IPCC, se había filtrado desde Francia el resumen de su segunda parte, dedicada a evaluar el impacto del cambio climático sobre los ecosistemas y las sociedades humanas. 

La seguridad alimentaria, el acceso al agua potable, la calidad del aire, la biodiversidad y el sostenimiento de los ecosistemas, la salud y el bienestar humanos…, todo está en riesgo máximo a decir del nutrido panel internacional de científicos responsables del informe.

Son, todos ellos, fenómenos que se combinan en un todo sin precedentes y que ya están afectando de forma irreparable las condiciones que sostienen la vida sobre la Tierra.

Desde España y pocos días después de la presentación oficial de la primera parte del informe de evaluación del IPCC, se filtraron a través del colectivo de científicos Scientist Rebellion y de Extintion Rebellion España varios capítulos de su tercera parte, aquella que se centra en la mitigación del cambio climático.

 Con esta última filtración, se ha dado a conocer la verdad que más molesta: la que trata de lo que podemos y debemos hacer y no hacemos.

En efecto, los expertos del IPCC dan a través de este informe respuesta clara a las preguntas que todos nos hacemos y que más importunan a quienes ocupan el poder político y económico: ¿Por qué se bloquea la acción política nacional, regional e internacional contra el cambio climático? 

¿Cuáles son las soluciones justas, concretas y colectivas para enfrentarse a una catástrofe que amenaza ya nuestras vidas? ¿Qué barreras deben superarse para que la acción climática sea efectiva?

Actuar ahora

Es evidente que no todos los caminos posibles son válidos y cómo lo dijo Edgar Morin, “la complejidad necesita una estrategia”. La acción climática es solo uno de los 17 objetivos fijados en la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible que en 2015 adoptaron la ONU y los Estados que la integran.

De hecho, la acción climática, la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria, el acceso a energía limpia, el desarrollo de ciudades y comunidades sostenibles, el mantenimiento de la vida terrestre y marítima, la salud, la educación, y otros tantos objetivos de la Agenda 2030, están totalmente interconectados a través de relaciones diversas que se influyen mutuamente hasta generar, en unas ocasiones, sinergias, en otras, contrapartidas, que deben evaluarse y sobre las que se debe decidir para actuar.

Abordando la suma complejidad de la crisis climática, los expertos del IPCC, tras más de seis años de estudios y análisis y tras describir 11 narrativas diferentes con las que conformar otras tantas posibles vías de mitigación, ponen de manifiesto, de forma clara e insistente, que en todos los procesos de decisión es necesario disponer de una visión multidireccional e integradora.

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Incendio en California)

Ethan Swope / AP

 Se tienen que articular múltiples marcos de análisis incluyendo el económico, el de la innovación y el político junto con el ético, el psicológico y el sociológico. La complejidad de los asuntos relativos a la crisis climática exige una estrategia de acción global que integre las profundas relaciones existentes entre mitigación climática, desarrollo sostenible y equidad para construir una transición justa y garantizar un impacto humano que no supere la biocapacidad del planeta.

Viendo esto claro, el IPCC toma cartas en el asunto y denuncia abiertamente por qué sabiéndolo todo sobre la gravedad de la crisis climática global, no actuamos: “la interacción entre poder, política y economía es central para explicar por qué un amplio compromiso no siempre se traduce en una acción urgente”. Tal como ha ocurrido con los sectores del petróleo y el carbón, “uno de los factores que limitan la ambición de la política climática ha sido la capacidad de las industrias afectadas para modelar la acción gubernamental sobre el cambio climático”. 

En otros muchos casos, bien documentados, ha sido suficiente con la resistencia de las empresas para “debilitar” la aplicación de las políticas de mitigación.

La actual organización de la asamblea ciudadana que prepara el Ministerio resta valor al papel que se espera de ella, lo que ha provocado una fuerte contestación por parte de numerosas organizaciones sociales, con Extinction Rebellion España a la cabeza

Si los actores económicos responsables de las emisiones de carbono ejercen, tal como registran los expertos del IPCC, un dominio casi absoluto sobre las decisiones políticas ligadas al cambio climático, sólo con la presión ciudadana y la configuración de amplias alianzas sociales se podrá avanzar por verdaderas sendas de mitigación del cambio climático.

Asambleas ciudadanas

Ante el bloqueo de la política por los intereses económicos, es necesario, tal como insiste el IPCC, planificar y decidir de forma coordinada en muy diferentes escalas de gobierno y contar con la participación ciudadana como principal palanca de cambio. De hecho, el mensaje central de los capítulos del informe que se han filtrado está claro: “democratizar las políticas climáticas”.

Los expertos del IPCC aconsejan “nuevas instituciones y nuevos marcos legales” para garantizar “la mayor participación de los actores no estatales en la gobernanza del clima”. 

Desde el convenio de Aarhus en 1998 se ha avanzado de manera muy lenta en este sentido pero las asambleas ciudadanas climáticas reunidas en Reino Unido y Francia en 2020 han demostrado su capacidad real e inmediata para emprender cambio sistémicos profundos desde la ciudadanía. 

En España, la Ley 7/2021 de 20 de mayo de Cambio Climático y Transición Energética contempla ya la creación de una asamblea ciudadana para el clima, pero la actual preparación y organización de esa asamblea ciudadana por el Ministerio de Teresa Ribera, resta valor al papel que se espera de ella, lo que ha provocado una fuerte contestación por parte de numerosas organizaciones sociales, con Extinction Rebellion España a la cabeza.

El informe del IPCC filtrado por Extinction Rebellion insiste en esta misma dirección: reclamar la real, inmediata y profunda democratización de las políticas climáticas para decidir cómo transitar de forma justa a un mundo bajo en carbono, resiliente y sostenible. Hacer, en definitiva, que aquello que aún hoy se ve como políticamente imposible llegue a ser, final y felizmente, inevitable. No hay verdad más molesta que ésta, salvo lo que nos espera si no actuamos: una extinción global y sin remedio.

Pepe Campana es miembro de Extinction Rebellion Europa

Agnès Delage es miembro de Extinction Rebellion Europa

Fernando Prieto forma parte del Observatorio de la Sostenibilidad 

Alejandro Sacristán es miembro del comité directivo del Club Nuevo Mundo

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