Gaia, un santuario para animales maltratados o abandonados

Solidaridad

Al Santuario Gaia de Camprodon llegan cada mes animales de granja malheridos, maltratados, abandonados o explotados

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La oveja Fabiola, poco antes de morir, y la oca Jimena, operada por una fractura, junto a uno de sus cuidadores, Ismael López

Pere Duran / NORD MEDIA

A Ismael López se le llenan los ojos de lágrimas cuando se acerca a Fabiola, una oveja muy débil que alimenta con una jeringa en sus últimos días de vida. El animal saltó del camión que lo llevaba al matadero y apareció malherido, con las patas completamente quemadas, en la cuneta de una carretera. De eso hace ya ocho años y medio.

Se sobrepuso a las heridas y ha vivido hasta el final de sus días en el Santuario Gaia, que en el 2012 empezó su andadura en unas instalaciones muy modestas de Ogassa hasta que en el 2015 se trasladó a una finca de Camprodon que se han convertido en un hogar para los más de 400 animales, entre vacas, toros, ovejas, cabras, gallos, cerdos... que sus fundadores, Ismael López y Coque Fernández, y la decena de voluntarios atienden con sumo cariño. Más de 1.500 animales de granja abandonados, maltratados, malheridos o explotados han tenido otra vida en ese idílico paraje de 40 hectáreas de naturaleza.

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Ismael López, junto a uno de los cerdos del centro 

Pere Duran/Nord Media

Un centro de recuperación de animales llamó la atención del cineasta ruso Viktor Kossakovsky, autor del documental Gunda , producido por Joaquin Phoenix, que ha encendido un debate alrededor del bienestar animal y el consumo de carne. En el film, sin diálogos, ganador del premio al mejor documental en el Festival DocsBarcelona, aparecen otros personajes como una gallina coja y algunas de las vacas y toros que pastan por los verdes prados del refugio de Camprodon.

Es el caso de Eva y Núria, dos de las dieciséis vacas que fueron decomisadas de una explotación gallega, en Boiro, por el estado de dejadez y abandono con que las tenía el granjero. “Algunas estaban atadas al suelo por los cuernos y a otras los purines y el estiércol les llegaban hasta la barriga; el caso está pendiente de juicio”, explican los fundadores del santuario. O Luz y Luna, una madre e hija embarazada derivadas a Camprodon por una ganadera cántabra que se hizo vegana. En el film aparecen también imágenes de otros bovinos, como Isaac, un ternero procedente de un hotel rural, que hubiera acabado en el matadero si no hubiese sido por la presión de los clientes.

El centro para animales llamó la atención del cineasta ruso Viktor Kossakovsky, autor del documental 'Gunda'

El refugio se sufraga con las donaciones de más de 2.000 socios y ahora también con las aportaciones de empresas veganas o del libro Animales como tú escrito por López que ha vendido más de 15.000 ejemplares. La lista de espera es larga. “Cada mes tenemos que decir que no a varias peticiones”, reconoce Coque Fernández, que explica que los gastos mensuales entre veterinarios y alimentación alcanzan a los 30.000 euros. Incluso la administración catalana ha derivado hacia el refugio gallos de pelea.

“La gente empatiza ahora mucho más con los animales, en una década el cambio ha sido abismal”, explican los fundadores del santuario, que cuenta con más de un millón y medio de seguidores en distintas redes sociales. La relación en el seno de esa gran familia animal es tan estrecha, que cada pequeño logro se convierte en una victoria de todos. Solo hay que ver cómo aplauden los cuidadores del santuario el sobreesfuerzo que hace Paola, una cerdita procedente de una granja de engorde cercana a Manresa que a los seis meses apareció abandonada sin fuerza en las extremidades inferiores. “A base de masajes diarios, ejercicios de fisioterapia está avanzando mucho”, explica Lía Domínguez, responsable del santuario.

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Ismael López abraza a un cerdo. 

Pere Duran/Nord Media

Quienes viven el día a día afirman que muchas cualidades humanas son también muy animales, como el compañerismo, la aceptación, el espíritu de superación, el fuerte vínculo con otros miembros de su especie u otras… En definitiva, como dice Ismael López, “son animales como tú”.

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