¿Qué jugarreta acabó con la amistad entre Michael Jackson y Paul McCartney?
El reto
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Salir del cascarón de los Jackson 5 no fue tarea fácil para Michael Jackson, pero una vez tomó la decisión comenzó una carrera ambiciosa que le encumbraría como rey del pop y para la que se pertrecharía de lujosas colaboraciones. El ex-Beatle Paul McCartney le escribió el tema Girlfriend para el álbum Off the wall, con el que Jackson puso en 1979 su definitiva pica en Flandes. Y para su famoso Thriller de 1982 grabarían juntos y con cierta vis cómica The girl is mine... La fórmula era tan exitosa que al año siguiente sería Paul el que invitaría al joven Michael a componer juntos Say say say y The man para su álbum Pipes of peace.
Otro ejemplo de colaboración se dio ese mismo año cuando, estando Jackson en la cresta de su popularidad, quiso colaborar con Freddie Mercury. Se juntaron en el estudio y grabaron varios temas, entre ellos State of schock, que curiosamente firman Jackson/Jagger/Mercury. ¿Por qué? Según explicó en su día el propio cantante de Queen, abandonó el proyecto harto de que Jackson acudiera al estudio con un animal tan poco doméstico como una llama. Fue entonces que el líder de los Rolling Stones lo cantó con Jackson para el álbum que sacó en 1984, Victory.
El origen
Michael le pidió consejo a Paul sobre cómo invertir su dinero. Y este, que había comprado los derechos editoriales de Buddy Holly, le sugirió ese tipo de negocio
Pero volviendo a la amistad que se forjó entre el entonces joven aunque experimentado músico americano y el veterano Beatle británico, sucedió que durante la grabación del videoclip de Say say say, Michael le pidió consejo a Paul sobre cómo invertir su dinero. Y este, que había comprado los derechos editoriales de Buddy Holly, le sugirió ese tipo de negocio.
La Northern Records, la compañía fundada por los Beatles y que poseía todos los derechos de autor de sus canciones, había sido fagocitada en 1969 por ATV Music. Hubo varias batallas legales, pero al final los músicos se quedaron sin los derechos de sus propios temas. De ahí que el ex-Beatle hubiera comenzado a adquirir derechos de otros músicos y así hacer dinero con los royaltis. Un truco inversor que cándidamente compartió con Jackson.
“Me pidió consejo y yo se lo di como si se tratara de un hijo, pero al cabo de un par de semanas empezó a venir con el cuento de ‘un día poseeré todas tus canciones’. Pensé que bromeaba, me tronchaba... pero ha acabado siendo real”, diría McCartney en una entrevista.
El detonante
“Me pidió consejo y yo se lo di como si se tratara de un hijo, pero al cabo de un par de semanas empezó a venir con el cuento de ‘un día poseeré todas tus canciones’”
Efectivamente, al cabo de un par de años Michael compró todo el catálogo de ATV por la friolera de 47,5 millones de dólares, “un precio muy superior al justo, no puedo igualarlo”, diría Paul. El bajista se disgustó con su amigo, le escribió varias cartas que Jackson no contestó. Solo dijo “son negocios”.
Las canciones duraron apenas diez años en poder del rey del pop. En 1995, los problemas financieros le llevaron a vender la mitad de las acciones de ATV a Sony, empresa que, años después de su muerte, acabó comprando el catálogo entero de los de Liverpool junto con el resto de la empresa. No sería hasta el 2018 que McCartney intentaría reclamar la propiedad de sus temas por la vía legal. Al final llegaron a un acuerdo privado.