Max Richter: “La música nos ha de unir más que nunca en estos tiempos de autoritarismo”
Referente de las bandas sonoras
El músico , cuya versión de “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi se escuchará hoy y mañana en el Cruïlla XXS, habla de su nuevo y combativo álbum ‘Voices’
Hace siete años Max Richter clausuró la vigésima edición del festival Sónar con un concierto memorable en el teatro del CCCB ofrecido por él y la BCN 216. Memorable por la presencia del compositor e intérprete británico-alemán y también porque estrenaban por estas latitudes Four Seasons Recomposed , su admirable y flamante relectura de Las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi.
Ahora regresa esta obra a la programación del Cruïlla XXS , con dos conciertos hoy y mañana en el TNC (21 h) a cargo del Ensemble de la Orquestra Simfònica del Liceu, con Kai Gleusteen como solista y director. Una reinterpretación que implicaba quitar algunas notas, recomponer algunos pasajes e incorporar brillantes arreglos electrónicos, tal como podrá comprobar el aficionado que se acerque hoy o mañana.
Ha pasado el tiempo, a sus 54 años la dimensión de Richter no ha parado de crecer, con sus músicas para ballets, con sus bandas sonoras de series (The Leftovers, Black mirror) o, sobre todo, de películas ( Ad Astra, El caso Sloane, Genesis 2.0, Escobar. Paraíso perdido, En lo profundo del bosque, Mary Queen of Scots ). Y también con álbumes suyos como aquel Sleep de hace cinco años, un volumen con ocho horas de música para facilitar el sueño, la meditación y/o la concentración, convertido en todo un hit.
O discos también como el inminente Voices (Decca), que verá la luz el 31 de julio y viene a ser como un canto a la unidad y la esperanza en la actual coyuntura. El músico contesta a La Vanguardia desde su casa a la afueras de Londres.
¿Cómo está llevando el coronavirus?
Para nosotros, que vivimos fuera de la ciudad, en medio de la nada, es más fácil, sobre todo porque no notas tanto el cambio, los cambios. Si estas en la ciudad, en cambio, la situación es más dramática. Aquí siempre se está tranquilo, lo que no quita que se un momento de cambio para todas las personas, psicológicamente y por su puesto, a nivel físico.
¿Qué cree que ocurrirá en su país cuando la crisis haya más o menos pasado?
Es un sinsentido. El gobierno es incompetente, no mira realmente por la gente, y me parece que la situación empeorará. Todo es triste, muy triste.
¿Volverán a ser las cosas igual que antes cuando pase todo esto?
Espero que sí. Ahora mismo es muy difícil augurar, prever que es lo que va a ocurrir, pero ello ha generado algún beneficio, en el sentido de que la gente ha tenido que reconectar con aquellas cosas que son relamente valiosas para ella: familia, relaciones, comunidad, cultura, creatividad, libros, música, películas… todas esas cosas que son fundamentales para los seres humanos y que a menudo olvidamos. Espero que podamos hacer una especie de restart.
¿Usted es optimista?
Creo que el potencial está allí. Que lo aprovechemos o sepamos aprovecharlo ya es otra cuestión, pero tenemos una oportunidad, especialmente en cuestiones medioambientales. Hay mucho de qué hablar en este aspecto pero creo que tenemos que plantearnos un Green New Deal. Esto sería una cosa maravillosa.
Su inminente álbum, Voices, está inspirado en la Declaración Universal de Derechos Humanos.¿Es un disco político?
Comenzó a rondarme la idea en la época de las revelaciones sobre Guantánamo, con la implicación del CIA y demás. Hará unos diez años de eso, y me sentí en estado de shock, y pensé entonces en hacer una pieza que reflejara esos hechos. Esa pieza es la titulada Merci, cierra el álbum y funciona como una especie de borrador para el resto de voces. Y diez años después he desarrollado esa pieza en un montón de diferentes direcciones para intentar encontrar espacio para mí y poder reflexionar sobre estas cuestiones. Yo no veo estas piezas como políticas, la verdad.
¿Cómo las ve entonces?
La Declaración no es un documento político. Habla de algo mucho más fundamental que de política, habla de los elementos más básicos de cómo los seres humanos se relacionan entre ellos a escala individual y colectiva. Eso es lo que hace tan refrescante ese documento, que ya tiene setenta años de vida y que puede parecer fuera de su tiempo, porque ahora mismo lo sientes como un documento que habla del futuro, de cosas no alcanzadas en nuestro mundo actual. Nos desafía a pensar en el mundo que hemos hecho desde hace setenta años pero también acerca del mundo que deseamos. Y por eso creo que no habla de política sino de actos individuales.
¿Cómo fue el proceso de construcción sonora para dar entidad a esa idea?
Me gusta la idea de una pieza de música como lugar de reflexión, porque es una manera muy natural y confortable para mí de pensar lo que entiendo por música. A partir de esa idea, la música y el texto conversan a los largo de las composiciones. Vivimos en un mundo en convulsión y con un evidente auge del autoritarismo. Y la música ha de ser algo que nos una ahora más que nunca.
Por ejemplo, usted opta por elegir a una actriz, Kiki Layne, para que vaya leyendo el citado documento mientras suena la música. ¿Por qué esta solución?
Descarté montones y montones de posibilidades mientras escribía aquella primera pieza. La primera versión era una música de protesta, brutal, airada, enfadada, pero luego pensé que en el mundo actual ya se grita mucho y se escucha poco, así que decidí cambiar. Porque mi objetivo era hacer una pieza no sobre un problema sino sobre una solución, sobre una posible solución.
También se oye la voz de Eleanor Roosevelt.
Tenía muy claro que quería incluir la voz de Eleanor Roosevelt, que fue la gran impulsora de la comisión que en 1948 dio forma a la Declaración. Y a su vez también era prioritario añadir las voces originales del resto de pensadores, político e intelectuales que tomaron parte en ella.Fue entonces cuando quise incluir una voz joven que leyese el texto porque éste habla del futuro, y pensé en Kiki Layne sobre todo por un papel en la película El blues de Beale Street. Y después quise hacerla democrática y pedí a la gente en general que enviase trozos de recitados de la Declaración y nos llegaron centenares de ellas en poquísimo tiempo. Eso nos hizo ver que ese documento significa mucho para mucha gente.
Cambiando de tema. Esta semana sonará en Barcelona dos noches consecutivas su relectura de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi. Parece que gozan de muy buen salud.
Recomposed fue un proyecto muy personal. Tuvo su origen en una crisis personal mía. En mi infancia me enamoré de Las Cuatro Estaciones como tantísima otra gente. Es música muy bonita, pero de adorarla pasé a odiarla porque la escuchaba en todos los sitios y casi a todas horas. Para mí fue realmente un conflicto personal, así que me puse a redescubrir la pieza para mí, haciendo un viaje por esos paisajes sonoros que escribió Vivaldi para ver si me volvía a enamorar. Ese fue el proceso: encontrar nuevas maneras de escuchar la pieza.
¿Y funcionó?
Para mí, sin duda. Cada vez que la escucho pienso que es una pieza fantástica. Fue un proyecto fantástico y todas las piezas han funcionado. Hasta hoy.
¿Le ha sorprendido ese éxito sostenido a lo largo de estos años?
Bueno, la verdad es que nunca me había planteado grandes expectativas porque mi gran prioridad siempre han sido las notas que escribo sobre el papel. Si consigo esto, sé que estoy haciendo mi trabajo.
Usted es muy famoso y exitoso.. ¿usted hace música mainstream?
No estoy muy interesado en las categorías en música. La música no se hace o compone en categorías preempaquetadas. La creatividad musical es fundamentalmente algo sin fronteras: en mi trabajo uso desde técnicas del Renacimiento a actuales, incluidas electrónica y computadores. No hay que perder el tiempo en si una cosa es eso o lo otro, y por eso no me quita el sueño que lo que hago sea mainstream o no.
¿Pero se habrá preguntado al menos cual es el secreto que hace que su música agrade tanto, o tampoco?
Sinceramente, no lo sé. Como la mayoría de compositores y artistas, hago la música que me gustaría escuchar. Es un cliché pero es cierto. Trato de poner las ideas de una manera para que les de sentido a mi gusto, para que me satisfagan.
¿Qué escucha en casa?
Cuando me despierto lo primero que hago es encender la radio en la cocina y allí se queda sonando todo el día. En la sala de estar pongo discos de vinilo, tengo una gran colección, y en estos días de coronavirus más que nunca.
¿Cuál ha sido el último disco que ha comprado?
Aún no me ha llegado, estoy ansioso, el último de Bob Dylan.