El retorno de Ebro ya es un hecho con el inicio de la comercialización del SUV Ebro S700, al que en breve acompañará el S800, con tres filas de asientos y siete plazas. La marca renace con el objetivo de convertirse en un referente de la industria automovilística española y reverdecer los éxitos que cosechó en etapas anteriores con la producción de camiones, tractores, furgonetas y todoterrenos.
Es un buen momento para hacer un repaso de la trayectoria de esta marca que fue un importante protagonista de la motorización de España. Hay que ir a principios del siglo XX para entender la evolución empresarial que desembocó en la creación de la marca.
La historia se remonta al año 1907, cuando Ford abrió su primer taller y tienda de vehículos en España, en Cádiz. Años más tarde, la firma del óvalo tomó la decisión de ampliar sus actividades e iniciar la construcción del automóvil Ford T y de camionetas derivadas de este coche en suelo español, creando para ello una filial de la empresa en España, que con el tiempo acabaría convirtiéndose en Motor Ibérica y en Ebro.
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El Ford T fue el primer coche que montó un parasol exterior en 1924
La actividad de Ford en Cádiz se extendió hasta el año 1923, momento en que trasladó la factoría a unas naves de la Avenida Icaria de Barcelona, al ser considerada la ciudad condal una localización más adecuada para sus intereses comerciales. En 1927 cesaba la fabricación del modelo T y se iniciaba la producción del Ford A, un coche más moderno.
Primeros Ebro
Después de operar durante muchos años en Barcelona, en la década de los cincuenta se inició un proceso de nacionalización de la filial de Ford. Como consecuencia, el 6 de noviembre de 1954 se creaba la nueva compañía Motor Ibérica S.A en el Registro de la Propiedad Industrial y la denominación Ebro, como una nueva marca para producir tractores, camiones y piezas de recambio.
El 4 de enero de 1955 se materializaba el nuevo nombre comercial y el 2 de junio salía de la línea de montaje el primer tractor de Ebro. Meses después, el 16 de diciembre del mismo año, sería el turno del primer camión. Mientras, Motor Ibérica había puesto en marcha la construcción de nuevas naves industriales y la contratación de nueva maquinaria para aumentar la producción.
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Montaje del primer camión Ebro B-35 en 1955
Los primeros camiones Ebro eran copias del viejo Ford Thames, fabricados por aquél entonces en Inglaterra. De ahí el nombre de Ebro: sus fundadores se limitaron a cambiar un nombre de río, el Thames (Támesis), por otro, el del río español, el Ebro. Al no existir recursos para crear un camión propio, se utilizaba el material procedente la firma americana.
Esta situación se fue corrigiendo y en 1959 se avanzó mucho en el proceso de nacionalización de los camiones Ebro. Cada vez se utilizaban más piezas de fabricación nacional, exceptuando algunos componentes que la industria española no había conseguido solucionar.
Los resultados comerciales empezaron a llegar y, en 1961, la producción de camiones se multiplicó por cinco respecto al ejercicio anterior. Durante este año se produjo otro hecho clave: el Estado autorizó la fabricación de camiones de cuatro a cuatro toneladas y media, aunque sin poder rebasar la cifra de 3.000 unidades anuales.
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Fábrica de camiones Ebro en 1956
Ebro empezó a desarrollar un nuevo camión, el B-35, aunque continuaba siendo una copia prácticamente exacta del Ford Thames. Después de salir de la cadena de montaje el camión número 10.000, Ebro lograba en 1962 una ampliación de cupo por parte del Ministerio de Industria, mediante la cual se aprobaba la fabricación de 6.000 camiones anuales, que se sumaban a la producción de 6.000 tractores y 15.000 motores al año.
Se duplica la gama
La ampliación de producción sirvió para Ebro ampliar la oferta con una versión de chasis largo, el B-45. En esta evolución no se aplicaron grandes modificaciones estéticas ni de equipamiento, con la única excepción de las puertas de la cabina, que eran más cortas en su parte baja.
El interior adoptaba ligeras mejoras, siempre dentro de su sencillez, tenía una carga útil de 5,3 tn y se ofrecía en dos versiones, carrozada y chasis cabina. Entre sus clientes, fue utilizado por el ejército, diferentes organismos e incluso llegó a ser un camión de bomberos. Mecánicamente, equipaba un motor de 3,6 litros de70 CV.
Las Series C
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Camión Ebro B-35C
El B-45 era un camión ligeramente más caro que el B-35 y su comercialización se extendió hasta finales de los años sesenta. Incluso apareció en 1964 una nueva variante denominada B-35C que era básicamente el mismo modelo, pero con un morro más corto y ruedas de inferiores dimensiones.
Llegó la hora del relevo y Ebro presentó las nuevas series C a finales de los sesenta, camiones de cabina avanzada que tenían una carga útil desde 1,5 hasta 5,5 toneladas. Posteriormente llegó el modelo C-700 que podía cargar hasta 8 toneladas de peso. Los últimos camiones de Ebro fueron las series D, E, F, P y L/M, con diferentes capacidades de carga, desde 3 hasta 27 toneladas.
Líder en tractores
Junto a Barreiros, Ebro fue una de las marcas con mayor protagonismo en la fabricación de tractores en España. El modelo Ebro fue el único tractor que Motor Ibérica ofrecía hasta 1961, año de lanzamiento del Super Ebro, que presentaba con una nueva imagen externa y se adaptaba a los cambios del Fordson Super Major, del que derivaba.
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Ebro también fabricó tractores
En 1964 llegaron los nuevos Ebro 48 y Ebro Super 55, una actualización de los modelos Ebro y Super Ebro. El motor era de nuevo mejorado e incorporaba novedades que lo hacían más eficaz. En 1965, Ebro y Ford decidieron poner punto y final al contrato que les unía y Motor Ibérica pactó un acuerdo con Massey-Ferguson, primer fabricante mundial de tractores.
Un año antes, en 1964, se habían adquirido 620.000 m2 en el Consorcio de la Zona Franca para construir unas futuras instalaciones, de las cuales se puso la primera piedra en 1966 y se inauguró la primera nave un año después. En 1972 se trasladó definitivamente el montaje de camiones a las nuevas instalaciones.
Llega la asociación con Nissan
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Ebro se asoció con Nissan a finales de los años 70
La crisis del petróleo y otros acontecimientos, como el cese de la colaboración con Massey-Ferguson, fueron el inicio de una etapa complicada para Ebro. Finalmente, en 1979 llegaba la asociación con Nissan que permitiría fabricar modelos bajo la denominación Nissan-Ebro hasta que, en 1987, la marca Ebro desaparecía por completo.
Además de camiones y tractores, hubo diferentes vehículos comercializados bajo la marca Ebro, entre los cuales destacó el Jeep Comando, un todoterreno con motores Barreiros y Perkins. También se fabricó la pequeña furgoneta Ebro-Siata hasta 1980 y la Ebro F100, con licencia Alfa Romeo. Asimimso hubo durante la década de los setenta un acuerdo de colaboración con la marca de camiones y autobuses Avia.
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Jeep Ebro Comando