Oscar Higares (Madrid, 1971) es uno de los protagonistas de la exitosa serie Entrevías. Junto a José Coronado y Luís Zahera ha conseguido que este thriller sea un referente dentro de la amplísima oferta de series que existe en las diferentes plataformas. El actor, que antes fue torero, lleva ya a sus espaldas una trayectoria impresionante, con papeles en producciones como Servir y proteger, Gigantes o Ponme una nube, Rocío, entre otras.
Más allá de todo esto, es una persona sensible, empática y un padre de familia cariñoso, enamorado perdidamente de su mujer.
Oscar, bienvenido… ¿Cómo estás?
Pues muy bien, en plena vorágine de empezar el programa nuevo, terminando un montón de cosas, con la cabeza en 1000 sitios… Pero estoy muy contento porque a mí me gusta estar ocupado.
¿Te gustan los coches?
Me gustan lo justo, aunque siempre los he tenido muy buenos porque, cuando toreaba, eran una herramienta de trabajo fundamental para hacer muchos de los desplazamientos por carretera. El primer coche que me compré, a los 19 años, fue un BMW 735, que mis amigos decían que era de viejo. Yo les explicaba que lo que yo quería era ir cómodo, no de paseo.
Tu “otra pasión” son las motos
Sí, de joven tuve moto y, de hecho, he corrido algunas veces. Me acuerdo de un reportaje que hice para Canal Plus, en sus inicios, dentro de una sección que se llamaba “La otra pasión”. Yo elegí las motos y fui al circuito del Jarama a correr con una GSXR 1100 que tenía entonces, pero con el tiempo, lo dejé.
¿Ahora qué vehículos tienes?
Tengo coche y bicicleta. He vendido el Mercedes-Benz Clase R y estoy pensando en coger un híbrido. No sé cuál, aunque me han recomendado los autorrecargables. Lo que no veo claro es elegir uno eléctrico porque mi segunda residencia está en Cádiz y, de Madrid hasta allí, no llego del tirón. También estoy pensando en renovar el Peugeot 5008 que utilizo para viajar en familia. Tiene 200.000 kilómetros y está ya para cambiar. Como somos familia numerosa (cinco y el perro), necesito un modelo de 7 plazas.
¿Cuándo aprendiste a conducir?
Aprendí a conducir antes de tener el carnet e hice alguna que otra pifia… Una vez le cogí el coche a mi madre sin tener el carnet y estuve a punto de meterme en un lío bien gordo: me paró la policía, me pidió los papeles y yo no sabía dónde meterme. Acabé volviendo a casa solo con el radiocassete en la mano (en esa época podías sacarlo del salpicadero para que no te lo robaran) y mi madre se puso…
Óscar imita la voz de su madre enfadada…
“¡Dame ahora mismo las llaves del coche!” Madre mía, la que lié.
Una vez le cogí el coche a mi madre sin tener el carnet y estuve a punto de meterme en un lío bien gordo"
¿Cuál fue tu primera moto?
Una Bultaco de campo. En el pueblo, todos los chavales nos movíamos en moto y yo tuve esa durante un tiempo.
¿Cuáles son los viajes en coche que más recuerdas, de cuando eras niño?
Nosotros éramos una familia superhumilde, pero siempre había algún amigo que te invitaba a pasar una semana en su pueblo en verano. También me acuerdo de los viajes en el primer automóvil que se compró mi madre. Era un Citroën de segunda mano con la suspensión elevable, que a nosotros nos parecía el coche fantástico. Aunque no nos duró mucho, recuerdo los trayectos de 300 kilómetros por el Puerto de Despeñaperros que hicimos con él, sentados atrás mis tres hermanos y yo, cargados de maletas. Entonces nadie protestaba. Nada que ver con la forma en que viajan hoy los niños, que incluso pueden ver la televisión.
El primer día que tuviste, oficialmente, el carnet de conducir, ¿qué hiciste?
Pues no lo recuerdo. Fíjate que yo aprendí a conducir mucho antes de tener carnet. Soy de barrio y nuestra referencia eran el Vaquilla y los coches de la época. Entonces me enseñaron a conducir, en un descampado, los amigos más mayores que tenían coche. A pesar de saber manejar el coche, aprobé el examen práctico a la tercera porque conducía como si llevara haciéndolo 20 años cuando, en realidad, no era así y debía respetar muchas más cosas de las que yo respetaba. Tuve que entender que conducir bien no era conducir rápido.
Me saqué el carnet a la tercera; tuve que entender que conducir bien no era conducir rápido"
¿Qué es lo que más te molesta al volante?
Soy impaciente y me pongo nervioso cuando la gente circula por la izquierda por la autopista; siempre pienso “¿por qué esta persona, que conduce a 100 km/h, va por la izquierda?”. No lo entiendo. También me da rabia cuando veo a conductores que van despistados o mirando el teléfono.
¿Cuál ha sido el susto más grande que te has llevado?
Fue en un trayecto nocturno viniendo de Cádiz. Conducía yo e iba acompañado de mi apoderado. El agua acumulada en la carretera hizo que el coche sufriera aquaplaning. Dimos cinco o seis vueltas de campana y el vehículo quedó destrozado. Nos llevamos un susto muy, muy grande. Aparte de eso, he tenido la desgracia de ver, y de atender, numerosos accidentes mortales en la carretera, auténticas tragedias. Recuerdo uno que me impactó muchísimo: murieron cuatro chavales que iban vestidos de tunos, en Estepona.
¿En alguna de estas ocasiones te has quedado días tocado?
Sí, en todas. Primero, por haber visto la tragedia en directo y, después, por pensar que esas personas iban en su coche tranquilamente, como yo, y en un segundo se les había ido la vida; es una sensación de vulnerabilidad enorme. Por lo general, pensamos que eso nunca nos va a pasar, pero, tampoco esas personas sabían que ese era su día. Yo siempre lo he dicho: “Qué triste debe ser morir en un accidente”. Si mueres haciendo lo que te gusta, o si eres un piloto de carreras y tienes un accidente, pues oye, has muerto haciendo lo que te gustaba, pero, por un despiste, es muy triste.
¿En qué ocasión te han dado el “alto”?
¡Muchas veces! En algunas ocasiones, he tenido suerte, me han reconocido y hemos terminado charlando; pero en otras me han parado y me han multado, casi siempre por exceso de velocidad.
Pero siendo el comisario en la serie Entrevías… ¿Se han atrevido?
Risas…
¡Ahora no veas! Cada vez que me ve la Guardia Civil me dice: “¡Menuda tela la que tienes liada en la comisaría!, vaya fama que nos llevamos los policías”. Yo les digo que no se preocupen, que es todo mentira.
¿Te ha tocado conducir en un rodaje?
Sí, en muchos y, además, coches muy buenos. Recuerdo uno con un Maserati, interpretando al personaje de Caracaballo, en la serie Gigantes en el que tenía que huir de la policía a toda velocidad, y los pobres compañeros que venían conmigo estaban acojonados.
Pareces una persona muy estructurada. Cuando viajas, ¿eres ordenado?
Soy bastante ordenado y suelo llevarlo todo bastante controlado. Necesito tener las cosas en su sitio.
Nos metimos con el coche en la playa, descansando; cuando nos dimos cuenta de que subía la marea ya no había manera de moverlo"
Lo más loco que has hecho en un coche es…
Fue hace 35 años, con aquel BMW 735. Fui a Zahara de los Atunes con unos amigos. Nos metimos con el coche en la playa y nos quedarnos sentaditos, descansando. Cuando nos dimos cuenta de que subía la marea ya no había manera de mover el coche. Tuvo que venir la Guardia Civil con una grúa para sacarlo. Evidentemente, nos multaron por la imprudencia y tuvimos que pagar los gastos de la grúa y de todo.
Oscar, decíamos que eres una persona que viaja mucho por trabajo, ¿cuándo lo haces por placer?
Pues cuando voy en verano a Cádiz o cuando improvisamos algún viaje con las chicas y nos vamos a Cantabria, a la nieve o a hacer surf porque a ellas les gusta mucho. Esas escapaditas de fin de semana, son las de placer, el resto son compromisos de trabajo.
¿Eres muy meticuloso planificando un viaje?
¡Lo que soy es un fenómeno organizando maleteros! Todo el mundo debería contratarme para que yo meta las maletas y sea un “Tetris” perfecto. Tengo una habilidad increíble porque, como decíamos, soy muy ordenado, y me gusta que todo vaya en su lugar. Tengo una habilidad muy especial, no sé dónde me viene, la verdad, para encontrar el hueco perfecto para cualquier objeto.
¿Qué valoras más al llegar a un país nuevo, los monumentos o la gastronomía?
La gastronomía me gusta mucho, pero también los monumentos, porque yo soy muy fan de caminar y de estar por la calle descubriendo cosas. Me encanta observar, pero no solo las cosas, sino también a las personas; eso me chifla porque de ellas cojo muchas ideas para preparar mis personajes. A veces, puedes adaptar tu realidad a la de un personaje y esa suele ser muy auténtica.
Todo el mundo debería contratarme para que yo meta las maletas y sea un “Tetris” perfecto"
¿Te han reconocido en algún viaje?
Sí, muchísimo. Recuerdo la primera vez que fui a Nueva York, con 20 años. Salí del hotel y, tras recorrer un par de calles, me di cuenta de que la gente me reconocía. Yo pensaba: “¿Cómo me van a conocer aquí?”. En aquella época había salido muchas veces en la tele, pero a nivel nacional; lo que no podía imaginar es que en esa ciudad hubiera tanto español de vacaciones o de turismo. Para mí fue muy chocante llegar allí y pensar “¡aquí me están reconociendo!”, pero, claro, ¡esos no eran neoyorquinos, eran españoles en Nueva York!
¿Con qué persona viajarías siempre?
Viajaría siempre con mi madre por darle el gusto de que conociera distintos lugares y de que viviera experiencias diferentes, porque ella viaja muy poco. Recuerdo la satisfacción de un viaje que le regalé a México, cómo lo disfrutó y qué bien lo pasó.
De los viajes que has hecho por tu cuenta, ¿cuál es el que te ha dejado un recuerdo imborrable?
De los viajes que hice por mi cuenta te diría la primera vez que fui sólo a Miami. Te hablo de la época en la que yo toreaba y tenía dos semanas libres. Cogí una mochila, eché cuatro cosas, un fajo de dólares, me saqué un billete para Miami y me fui para allá. Fue un viaje muy guay en todos los aspectos.
¿Tu viaje más desastroso?
Uno muy difícil fue el que hice el día de los atentados del 11-M de Madrid. Me iba a Venezuela y, estando en el avión, antes de despegar, todo el mundo empezó a decir que había estallado una bomba, un atentado. Todo bastante duro porque, claro, la gente estaba muy asustada. En el vuelo había mucha incertidumbre y, al llegar a destino y ver las noticias, supimos el alcance de lo que había pasado. Aquel viaje fue jodido.
Vamos a darle la vuelta, ¿alguna vez has pedido que te cambien de asiento?
Sí, alguna vez lo he hecho. En algún viaje de estos largos, me ha tocado sentarme al lado de una persona que roncaba como un animal y era imposible estar a su lado. Entonces he pedido a la azafata poder cambiar de sitio. Antes me callaba, ¡pero ahora no! Eso en el avión, pero en el AVE también hay gente que se pone a hablar a gritos por teléfono que piensas: “¡Por el amor de Dios, dile a tu tía Mari Carmen que sí, que se compre los zapatos, que son muy bonitos y le van a quedar muy bien!”.
Por cierto, ¿tu plan para hoy? ¿En qué transporte te vas a mover?
Ahora me voy a entrenar. Ya he dejado a la pequeña en el colegio, he sacado al perro, esta mañana, a las siete, y he dejado un cocido haciéndose que, cuando vuelva de entrenar, ya estará casi listo. Luego me voy a mis clases de costura, haré la compra, prepararé la cena y ya está, un día más. Ya estamos de lleno en esta loca aventura que es El Maestro de la Costura Celebrity y con muchas ganas de disfrutar y de aprender un montón de cosas.
Nos despedimos hablando de los retos que tiene por delante con el nuevo programa de televisión y recordando su gran trabajo en la serie Entrevías. La sensación que tienes al hablar con Oscar Higares es la misma que tengo al hablar con un buen amigo. Todo es fácil y transparente. Espero volver pronto a cruzarme con él.