Javier Sierra, escritor: "Pensé que me iban a pegar un tiro y dejarme en la cuneta”

VIP sobre ruedas

Este escritor español de gran éxito internacional habla de su Jaguar E-Pace y dice: “Me va como un guante, es anatómicamente perfecto"

El ganador del premio Planeta confiesa que, en uno de sus viajes, en la frontera entre Armenia, Irán y Turquía, lo detuvieron porque pensaron que era un espía

Javier Sierra hizo la campaña de promoción de su libro 'El Ángel Perdido' en el

Javier Sierra hizo la campaña de promoción de su libro 'El Ángel Perdido' en el “Sierrabus”, un autocar personalizado con el que recorrió España

¿Alguna vez habéis oído hablar de alguien que haya pasado la noche dentro de la Gran Pirámide? Desde Ramsés II y, más tarde, Napoleón, pocas son las personas que han vivido esa experiencia. Una de ellas es el protagonista de esta entrevista, el escritor Javier Sierra (Teruel, 1971). Ganador del Premio Planeta en 2017 por El Fuego Invisible, ha sido top ventas en Estados Unidos con su novela La Cena Secreta. El también periodista y presentador de televisión es un aventurero de pies a cabeza. Por placer o por trabajo, ha viajado alrededor del mundo utilizando todos los medios de transporte imaginables. Solo os diré que una de sus giras promocionales lo llevó a recorrer 101.711 kilómetros.

Javier Sierra, bienvenido. Oye, ¡101.712 kilómetros! ¿Tuvo algo que ver el “Sierrabus”?

(Se ríe cuando menciono el “Sierrabus”; se levanta y me muestra una réplica en miniatura)

Sí, para la campaña promocional de mi novela El Ángel Perdido se me ocurrió plantear a la editorial una propuesta diferente: viajar por toda España con un vehículo personalizado, como hacen algunos líderes políticos americanos en sus campañas electorales. Fue una experiencia maravillosa, aunque también muy exigente, porque estuvimos muchos días en la carretera y recorrimos miles de kilómetros. No olvidaré nunca el día que abrieron la zona peatonal de mi ciudad natal, Teruel, para que nuestro autobús pudiera llegar hasta la Plaza del Torico. Íbamos escoltados por la policía municipal en moto; fue como si JFK llegara a ese lugar en su coche presidencial.

Javier, alguna vez me has comentado que prefieres conducir cada vez menos…

Bueno, eso tiene que ver con la edad, porque me doy cuenta de que, aunque todavía me queda carrete, los reflejos no son los mismos que cuando empecé a conducir con 19 años. De todos modos, espero seguir haciéndolo hasta el último de mis días, si es posible. Para moverme por Madrid nunca cojo el coche; prefiero el taxi o el transporte público. Pero para cualquier viaje fuera de los límites de la gran urbe, sí que lo cojo porque me da mucha libertad.

A Javier Sierra le gusta conducir, aunque evita coger el coche en ciudad

A Javier Sierra le gusta conducir, aunque evita coger el coche en ciudad

Por lo que me estás diciendo, me atrevo a decir que te gusta mucho conducir…

Sí, me gusta desde siempre. No pude sacarme el carnet a los 18 años porque en ese momento estaba totalmente inmerso en la fundación de la revista Año Cero, que todavía hoy está en los quioscos. Pero a los 19 sí que lo hice: me lo saqué ese verano en Vinaròs (Castellón), donde vivían mis padres. Me hizo gracia que el examinador que me tocó se había leído varios de los artículos sobre Ovnis que yo había publicado en Año Cero. Fue una de esas casualidades cósmicas… Nos pasamos toda la prueba hablando de ovnis; no sé si se fijó mucho en si cometía alguna infracción, pero el caso es que me aprobó e inmediatamente después me lancé a conducir.

¿Qué coche tienes?

Desde hace unos años, opto por los automóviles de renting, porque me permite renovarlos con mayor frecuencia y olvidarme de todo lo relacionado con el seguro y el mantenimiento.. Ahora tengo uno que me fascina: el Jaguar E-Pace. Es un SUV de tamaño medio que me va como un guante. Para mí es anatómicamente perfecto, algo que no me había pasado antes con ningún otro coche. Desde que soy padre, prefiero los modelos SUV porque tienen una posición de conducción más elevada y me dan mejor perspectiva de la carretera.

No puedo con los que te adelantan y empiezan a hacer cosas raras, como frenar de golpe para entorpecerte…"

Javier Sierra
Javier SierraEscritor

Al volante, ¿hay algo que te ponga nervioso?

Me ponen nervioso los conductores chulescos. No puedo con los que te adelantan y empiezan a hacer cosas raras, como frenar de golpe para entorpecerte… Creo que deberían quitar puntos del carné a la gente por mala educación, incluso por cosas pequeñas como no usar el intermitente. Me parece que debería haber un código de cortesía entre conductores; sin duda, todo funcionaría mejor.

¿Y las motos te gustan?

Prefiero el coche porque me da más seguridad y me permite llevar más libros en el maletero. Además, un automóvil te puede llegar a salvar si te quedas aislado en la carretera, por ejemplo, por una nevada. Puedes dormir en el habitáculo, llevar sin problemas una tienda de campaña, algo de comida, libros, cargar el móvil… La moto es más limitada.

Javier Sierra, con la montaña de Montserrat al fondo

Javier Sierra, con la montaña de Montserrat al fondo

Cuando dices que puedes dormir dentro del coche, se puede ver claramente tu espíritu aventurero. ¿En qué países has conducido?

En muchos, pero me encanta hacerlo en Estados Unidos. Me fascina eso de ir al volante por carreteras infinitas, atravesando cuatro o cinco estados y quedarme a dormir en un motel con mi habitación encarada justo donde he aparcado el vehículo. La primera vez que conduje allí fue a los 19 años, con el carné recién sacado. Fui a investigar la historia de mi primer libro, Roswell. Secreto de Estado, sobre un platillo volante que se estrella en el año 47 en el sur de EE.UU. Alquilé un Ford Probe azul para ir de Tucson (Arizona) a Roswell (Nuevo México). Fueron 12 horas interminables, con cambios de zona horaria.

También he vivido la experiencia de ser detenido en controles de seguridad en lugares delicados. Por ejemplo, hice un viaje para ir a escalar el monte Ararat y en la frontera entre Armenia, Irán y Turquía, me paró la policía porque se pensaba que yo era un espía que estaba pasando información de un sitio a otro. Tuve que dar muchas explicaciones para demostrar que no.

Me fascina eso de ir al volante por carreteras infinitas en EE.UU., atravesando cuatro o cinco estados y quedarme a dormir en un motel

Javier Sierra
Javier SierraEscritor

En este sentido, ¿alguna vez has pensado “de esta no salgo”?

Sí, en Israel. Fue un viaje que hice con un conductor judío argentino que me llevó hasta Nazaret. Estaba en los territorios ocupados y la situación era muy tensa. Yo quería ver la tumba de los patriarcas. Fui, hice las fotos, vi el lugar, y a la salida de Nazaret el conductor estaba muy nervioso y asustado porque había visto movimiento de gente y pensaba que nos iban a atacar. El coche llevaba matrícula judía, y aquella era zona palestina. Así que, al sentarme en el Mercedes, el hombre quitó una placa falsa, sacó un revólver, me lo puso en la mano y me dijo: “Si alguien se abalanza sobre el coche, tú dispara”. Esta fue solamente la primera etapa del susto, porque salimos de Nazaret y encontramos a un rabino haciendo autostop con un soldado al lado, con una ametralladora. El hombre, sin pedirme permiso, paró y los recogió para subirlos a bordo del vehículo.

Yo iba sentado con él en el asiento delantero y detrás de mí estaban el soldado con la ametralladora y el rabino. Después de un rato, el rabino le dijo algo en hebreo al chófer, él se puso un poco tenso, le hizo una señal, y nos desviamos por un camino de tierra. En ese momento, el rabino nos hizo bajar del coche, nos puso en la cuneta al chófer y a mí, y colocó al soldado con la ametralladora delante. Pensé que nos iban a disparar y a dejar en la cuneta. Al final, lo que hizo el rabino fue sacar una cámara, dársela al soldado y pedirle que nos sacara una foto. Pensé que no salía de allí.

Has viajado a muchos países y abordado temas como la egiptología, ovnis, el Camino de Santiago… Por miedo, ¿qué es lo que no repetirías jamás?

Bueno, creo que no volvería a pasar una noche a solas dentro de la Gran Pirámide. Lo hice en 1997, en uno de mis primeros viajes a Egipto. Fue una experiencia que, aunque me sirvió para construir una de mis novelas más queridas, La Pirámide Inmortal, me afectó mucho. De alguna manera, viví, sin estar preparado para ello, una especie de entrenamiento para la muerte. Estar 7 horas en un lugar como ese, en la oscuridad más absoluta, con total privación sensorial y con toda la imaginería que te viene a la cabeza, fue un desafío mayúsculo que no repetiría.

El Matra Simca tenía un aire al Delorean de 'Regreso al futuro'

El Matra Simca tenía un aire al Delorean de 'Regreso al futuro'

Esta fue, sin duda, una experiencia que podríamos decir que no es de este mundo, pero en relación con los ovnis, ¿qué es lo más extraño que te ha pasado?

Sucedió cuando tenía 16 años. Todavía no conducía, pero sí tuvo como protagonista a un coche, y no uno cualquiera. El 23 de julio de 1987 quedé para entrevistar a Luis José Grifol, un perito mercantil de Barcelona que todos los días 11 de cada mes se subía a la montaña de Montserrat a ver ovnis. Fui al encuentro con un amigo, también adolescente. Como ninguno de los dos habíamos estado en Montserrat, nos llevó en su coche, ¡un Matra Simca!, que todavía hoy me parece de ciencia ficción. Era deportivo de tres asientos con un cierto aire al DeLorean de Regreso al Futuro.

Ya en la medianoche, estábamos charlando fuera del coche, en una curva de la montaña de Montserrat, en la Roca Foradada, cuando de repente apareció sobre nosotros una masa de luz muy grande de color blanco, con un núcleo verde esmeralda y con una especie de bolas o chispas anaranjadas por detrás. Nos sobrevoló tres o cuatro segundos y desapareció. Llevábamos cámaras fotográficas, obviamente, por si veíamos un ovni, pero aquello fue tan rápido y brusco que lo último en lo que pensamos fue en hacer fotos. Además, los tres carretes que llevábamos se velaron. No he vuelto a ver nada parecido. Después investigamos qué podía haber sido aquello, pero todas las averiguaciones quedaron en nada.

Una gran masa de luz blanca, con un núcleo verde esmeralda y chispas anaranjadas por detrás nos sobrevoló unos segundos y desapareció"

Javier Sierra
Javier SierraEscritor

Javier, has dado un paso adelante organizando viajes para tus lectores, lo llamas Ocultura… ¿En qué consiste?

Bueno, Ocultura es algo que me planteé en 2017 después de acompañar a un grupo de mis lectores a Egipto. Me di cuenta de que ese grupo quería más y que podía ofrecer a otros lectores la oportunidad de visitar conmigo lugares que ya he conocido previamente, complementando sus visitas con charlas o coloquios. Descubrí que los viajes que yo hago no están en el catálogo de El Corte Inglés o de Viajes Barceló, por lo que finalmente creé una agencia de viajes. Ahora estoy preparando uno al oasis de Siwa, siguiendo los pasos de Alejandro Magno.

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Siempre que hablo con Javier Sierra me falta tiempo. Su obra es amplia y las experiencias que ha vivido en cada uno de sus viajes lo son aún más. Por sus palabras podemos darnos cuenta de que el camino es tanto un destino como una experiencia en sí misma.

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