La conducción al alcance de todos. Bajo esta premisa trabaja, desde hace décadas, el sector de la adaptación de vehículos para personas con discapacidad. Un mundo complejo en el que cada vez se abren más puertas. Así, la innovación y la creatividad se unen para trazar un escenario que tiene como pilar básico la autonomía personal y la accesibilidad. Es decir, la independencia de subir a un coche propio y conducir.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España había en 2020 un total de 4,3 millones de personas con discapacidad; el 9% de la población. Entre ellos, son numerosos los que llevan algún tipo de adaptación en su vehículo para poder desplazarse: desde un pomo en el volante o un acelerador al pie izquierdo, hasta las ayudas que implica el coche de una persona con tetraplejia.
Precisamente, “en este campo (el de la tetraplejia), se está abriendo un abanico de posibilidades que hace cuatro o cinco años no existía”, sostiene César Morte, gerente de Guidosimplex España. “Cada vez dedicamos más tiempo a homologar, diseñar y crear. Con esto ayudamos a personas a las que hace años nos sería imposible”.
De lo mecánico a lo digital
¿Cómo ha evolucionado la adaptación de vehículos?
Sin embargo, para llegar a este punto ha sido necesario recorrer un largo camino. Guidosimplex, conocida hoy como un referente de la adaptación de vehículos a nivel mundial, fue fundada en 1960. Desde entonces, los cambios se han sucedido para ir de las ayudas mecánicas a la conducción autónoma, quizás, el paradigma del futuro. “Hace 70 años, todo lo que se fabricaba eran unos hierros que iban debajo del volante y hacían de freno, acelerador y embrague. Poco a poco, los hierros se han ido convirtiendo en electrónica”, afirma César.
Poco a poco, los hierros se han ido convirtiendo en electrónica
Del mismo modo, no duda en decir que, “al ritmo que van los coches ahora, tenemos que ir detrás con la lengua fuera para estar a la altura y poder adaptarlos todos”. En este sentido, el camino más complejo llega con los modelos de alta gama. “Si nos encontramos con un BMW o un Mercedes de alta gama, ahí sí que tenemos que ir con cuidado porque tienen una electrónica increíble. Antiguamente, las marcas compartían la última tecnología que incorporaban. Ahora no y hay que buscarse la vida”, afirma. En estos casos, según el experto, “colocar algo estándar, como un freno, puede llevar 14 horas de trabajo”.
¿Son procesos estándar o personalizados?
Alrededor del 70% de las adaptaciones son relativas a este tipo de cambios, más normalizados y en los que se trabaja de forma sistemática. Sin embargo, en el caso de la tetraplejia, “cada persona es un mundo” y la adaptación del vehículo requiere de un largo proceso de prueba y error. “Tenemos que pasar muchas horas con el cliente”, comenta César. Así, el equipo de trabajo valora las necesidades individuales y realiza pruebas periódicas con el usuario para asegurarse de que todo esté a medida.
Ahora bien, ¿cómo es el coche de una persona con tetraplejia? “Siempre son grandes. Hablamos de una furgoneta de Mercedes, por ejemplo. Vehículos en los que el cliente pueda entrar con su silla y conducir desde ella”. Luego, dependiendo del grado de tetraplejia, se puede incorporar “un joystick o un acelerador y freno de tipo muñequera”. Además, el vehículo debe contar con una plataforma elevadora. “Con un mando a distancia se abre la puerta automática, sale la plataforma, el usuario se coloca en ella, sube y entra en la zona de conducir”, explica el gerente.
Claro que la cuantía de la adaptación en este caso puede ascender considerablemente, lejos de los 3.000 euros que suponen las adaptaciones estándar. Eso sí, hay diversas reducciones y ayudas para fomentar la accesibilidad de las personas a estos sistemas, como la prestación de atención social a las personas con discapacidad (PUA), destinada a promover, entre otras cuestiones, la autonomía personal y que concede la Generalitat de Cataluña.
Vehículos de competición adaptados
Rompiendo barreras
En otra línea, Guidosimplex adapta vehículos de competición. Los pilotos españoles Albert Llovera, Isidre Estévez y Joan Lascorz son algunos de sus clientes. En el caso de este último, se trata del primer piloto con tetraplejia que participa en una prueba oficial del campeonato de rallyes todo terreno de España. “La adaptación en estos casos implica hacer un traje a medida para cada corredor, como sucede con los asientos de los coches de Fórmula 1”, señala César Morte. Así, Albert Llovera, “cuenta con tres frenos diferentes y Estévez lleva dos. Todo depende de la comodidad de cada uno”.
“Cada piloto desarrolla más un tipo de mando u otro, pero todo va con sistemas de joystick electrónico, como si jugases al Slot, al Scalextric”, comenta Albert Llovera. En su caso, el acelerador que hay en su camión del Rally Dakar “funciona con un potenciómetro electrónico”, para evitar el cansancio. Además, informa de que “todos los desarrollos que se hagan para competir a nivel global deben pasar una homologación de la FIA, la Federación Internacional de Automovilismo”.
Hay que hacer un traje para cada corredor, como sucede con los asientos de los coches de Fórmula 1
Albert Llovera no sólo es el primer piloto de rally con movilidad reducida en obtener una licencia para competir contra rivales sin ninguna discapacidad en el Campeonato del Mundo, sino que también ha dedicado su vida a buscar soluciones de movilidad. Así, es el propietario de la ortopedia Albert Llovera en Andorra y trabaja con Sunrise Medical, desarrollando sillas de ruedas, y con Guidosimplex, elaborando y probando mandos, tanto para Racing como para vehículos de calle, antes de que salgan a la venta.
“Para mí, es más importante ver cómo la gente adquiere esa independencia de subir en su coche y conducir, que ser el más rápido o ganar carreras. Es la parte más especial de lo que hago”, afirma el piloto; quien ve en la conducción autónoma un mundo de posibilidades para aquellos que no tengan ninguna movilidad.
¿Cuál es el futuro de la adaptación de vehículos?
Cabe preguntarse entonces cuál es el futuro de la adaptación de vehículos para personas con movilidad reducida. La respuesta de César Morte es clara: “Lo estándar lo vemos peligrar con la conducción autónoma en seis o siete años. Es decir, un acelerador y un freno adaptados puede que ya no sean necesarios. Ahora, lo que es la adaptación de personas con tetraplejia, los mayores o las asociaciones, eso continuará durante más tiempo”.
Asimismo, en relación a las puertas que se abren para las personas con movilidad reducida, Albert Llovera considera que “son muchas”. En sus palabras, “por suerte y por desgracia, en un futuro servirán de mucho los coches que nos llevarán solos para las personas que tienen muchísimos problemas de movilidad. Personas con tetraplejias elevadas podrán ir por su cuenta. Ahora, también nos volveremos tontos para muchas cosas”, concluye, “todo depende de quién lo vea”.