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Los conductores dejan el coche a una edad media de 75 años y muchos por obligación: “mi familia ya no confía en mí”

Seguridad vial 

Estas son algunas de las conclusiones del estudio “El proceso de cese de la conducción en personas mayores”, elaborado por la Fundación Mapfre y el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona).

Con la edad, las personas pierden capacidades psicofísicas, lo que puede acabar siendo un problema para conducir vehículos

David Sucsy

Para muchas personas conducir es sinónimo de autonomía y libertad de movimientos. Por ello, les cuesta aceptar que, a cierta edad, llega el momento de no ponerse más al volante para pasar a ocupar una plaza de pasajero. Esta decisión a menudo es difícil de tomar por motu propio porque, al fin y al cabo, significa que ya no se tienen las capacidades necesarias para manejar un vehículo con todas las garantías de seguridad para uno mismo y para los demás. De ahí que los familiares –sobre todo los hijos- sean quienes presionen para que su ser querido no coja más las llaves del automóvil. Y esto ha quedado reflejado en el estudio El proceso de cese de la conducción en personas mayores, elaborado por la Fundación Mapfre y el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona).

El citado trabajo quiere contribuir al debate actual sobre el cese de la conducción en las personas mayores, desde una perspectiva principalmente humana, social o familiar (aunque también se han valorado de forma secundaria otras variables neurológicas). Es evidente que la esperanza de vida se alarga y esto conlleva un envejecimiento de la población y también de los conductores activos.

Con la edad, las personas pierden capacidades psicofísicas, lo que puede acabar siendo un problema para conducir vehículos

David Sucsy

Aunque las estadísticas indican que los conductores mayores registran menos siniestros viales con lesionados que los jóvenes, cada vez que un automovilista de edad avanzada se ve envuelto en un accidente trágico o circula en sentido contrario vuelve el debate sobre si la DGT debería prohibir conducir a partir de cierta edad. Pero esto no lo contempla Tráfico. Su intención es revisar y actualizar tanto los plazos como las pruebas psicofísicas para la renovación del carnet de conducir de las personas de edad avanzada. 

¿Cada cuánto se renueva el carnet a partir de los 65 años?

En la actualidad, el examen médico (evaluación de la vista, oído y estado general de salud), el test de coordinación y la valoración psicotécnica es igual para todos. Sin embargo, a partir de los 65 años estas evaluaciones deben realizarse cada cinco años. Esto significa que, en términos generales, una persona que renueva su carnet con 86 años no volverá a hacerlo hasta los 91. Y en este tiempo puede sufrir una merma de salud.

Hay que mejorar el conocimiento sobre la relación entre el deterioro cognitivo inicial y la seguridad vial

Mejorar el conocimiento sobre la relación entre el deterioro cognitivo inicial y la seguridad vial y alcanzar un consenso sobre las baterías de tests más adecuadas para diagnosticar dicho deterioro cognitivo, y su posible combinación con valoraciones en simuladores o en tráfico real, son algunas de las propuestas que ha aportado Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, durante la presentación del informe, acto en el que ha estado acompañado por Isabel Sala, neuropsicóloga de la Unidad de Memoria, del Servicio de Neurología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau; y Elena Vera, investigadora predoctoral en la Unidad de Memoria de dicho centro. 

La revisión para renovar el carnet de conducir es la misma en todas las edades 

Sonia Moreno

Todos ellos han coincidido en la importancia de diseñar nuevos test de aptitudes para la conducción de los mayores; fomentar, cursos de actualización de conocimientos y habilidades de conducción en todos los conductores; y facilitarles herramientas para el autodiagnóstico preliminar de las capacidades de conducción.

Entrevistas para conocer casos reales 

El estudio ha incluido medio centenar de entrevistas a personas que han experimentado un proceso de cese de la conducción (la edad media que tenían cuando lo dejaron era de 75,5 años); entre ellas hay tanto mayores que han acudido a una unidad de memoria como familiares que han vivido esta experiencia con un allegado de edad avanzada. De las principales conclusiones obtenidas, se desprende que el 45% de los exconductores mayores reconoce haber dejado de conducir de manera sugerida o forzada por las personas de su entorno, y principalmente debido a sus condiciones médicas (41%), problemas de memoria (36%), dificultades para conducir el vehículo (32%) y un diagnóstico de demencia (23%).

Las estadísticas indican que los conductores mayores registran menos siniestros viales con lesionados que los jóvenes 

Terceros

Según la investigación, las respuestas difieren cuando son los familiares los que responden: un 74% de ellos asegura que el mayor ha dejado la conducción de forma involuntaria, principalmente por problemas cognitivos (61%), deficiencias en la conducción y malas condiciones físicas (35%), así como debido a un diagnóstico de demencia (17%).

“Ya no soy el mismo”, “mi familia ya no confía en mí”, y “ya no sirvo para nada”. Así se sienten muchos mayores cuando dicen adiós a las llaves. Según la encuesta, en los casos de cese “forzoso”, el 41% lo vive de forma negativa, pues siente que pierde autonomía, porque no cree que deba dejarlo (27%), porque siente que no tiene el control de la decisión (18%) y porque le produce vergüenza y sensación de inutilidad (14%). Entre las consecuencias más frecuentes cuando se abandona la conducción, destaca el hecho de estas personas tienen menor nivel de independencia (44%) y suelen abandonar alguna de sus actividades habituales (45%). 

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