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¿Miedo a conducir?: “Detrás de la amaxofobia hay ansiedad y un perfil obsesivo que se puede tratar”

Entrevista

La psicóloga Montse Costa, experta en fobias, comparte sus conocimientos sobre el miedo que afecta a uno de cada cuatro conductores

¿Pueden conducir las personas que sufren ansiedad o depresión?

La mejor ayuda que pueden brindar los allegados de las personas con amaxofobia es tratar de que vean la conducción como algo fácil

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Ponerse al volante no es igual de fácil para todo el mundo. Nerviosismo, pensamientos catastróficos, taquicardia, mareos o visión borrosa son algunos de los síntomas que presentan las personas con amaxofobia, es decir, el miedo excesivo, persistente e irracional a conducir. “Necesitan parar y bajarse del coche”, afirma la psicóloga Montse Costa, experta en fobias y fundadora de la clínica Psicoavanza, en Barcelona.

Las causas que pueden provocar su aparición son muy variadas y, lejos de lo que podría pensarse, el estrés postraumático tras un accidente es lo menos frecuente y más “sencillo” de gestionar. El verdadero problema llega cuando el origen del temor se encuentra en un aspecto psicológico de la persona que lo sufre. A la hora de trazar el perfil del paciente, Costa señala que “detrás de la amaxofobia, hay ansiedad y un perfil obsesivo”.

En sus palabras, “cualquier fobia limita la vida”. Aspectos del quehacer diario se nublan ante la presencia de una idea, “una creencia” constante y altamente incapacitante: una obsesión. Conducir para ir al trabajo puede convertirse en toda una odisea, mientras que algunos ni si quiera llegan a sacarse el carnet. Se trata de un miedo que afecta a uno de cada cuatro conductores y al que son más propensas las mujeres. Eso sí, lo que muchos no saben es que la mayoría de las personas que inician un tratamiento, lo superan. Hablamos con la psicóloga Montse Costa para saber qué se esconde detrás de la amaxofobia.

La mayoría de las personas que inician un tratamiento psicológico, lo superan

La principal causa de la amaxofobia es la ansiedad y, en menor medida, los sucesos traumáticos o la inexperiencia a la hora de conducir

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¿Cómo empieza alguien a sentir amaxofobia?

Hay muchas causas, muy variadas y hay que ver cada caso por reparado. Sin embargo, lo que suele ocurrir es que hay personas que llevan consigo unos niveles de ansiedad muy altos cada día. Se da el caso de que, si bien ir por la autopista es relajante, precisamente al estar relajados, su cuerpo piensa “esto no es normal”. Entonces, se activa de nuevo la ansiedad. Sienten que el corazón va más rápido, que tiemblan y se asustan. Al asustarse, le dicen a su cerebro “peligro” y la ansiedad crece. De manera que, con estas sensaciones y a 100 km/h por la autopista, creen que se van a matar. En ese momento, consiguen parar, pero cogen miedo a que les ocurra otra vez.

¿Qué aspectos de la conducción les asustan más?

Sobre todo, tienen miedo a circular por la autopista porque lo asocian a la velocidad. En realidad, es lo más seguro, pero piensan que tienen que correr; cuando la verdad es que pueden ir a 60 km/h. Luego, también hay quien tiene miedo a atravesar túneles, por sentirse sin escapatoria, o a los puentes, ya que creen que se van a caer.

¿Cuáles son los síntomas que presentan los pacientes?

Los propios de la ansiedad: sienten que el corazón les late deprisa, presión en el pecho, temblores, mareos, sensación de ahogo o visión borrosa… Sienten que no tienen el control del coche y entran en pánico.

¿Considera que es un tema tabú en nuestra sociedad?

Sí, mis pacientes me comentan que la gente se ríe cuando hablan de su miedo a conducir. “¿Cómo que te da miedo? ¡Si llevas haciéndolo toda la vida!”, les dicen. El problema no es que sea tabú la amaxofobia en sí misma, sino que las fobias en general no se entienden. No entienden que le tengas miedo a cosas que, en realidad, no son peligrosas. Por eso se le llama fobia.

Tuve como paciente a una chica que era policía y no se atrevía a decírselo a sus compañeros. “No se lo van a creer”, me contaba. Ella hacía de todo y más, era poli, pero siempre les pedía a ellos que condujesen.

El problema no es que sea tabú la amaxofobia en sí misma, sino que las fobias en general no se entienden"

Montse CostaPsicóloga

Uno de los mayores miedos de los conductores con amaxofobia es circular por las autopistas, a las que asocian con la velocidad

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Por lo que cuenta, muchos de sus pacientes tienen el carnet de conducir. ¿Qué me dice de los que no consiguen aprobar el examen práctico?

Hay pacientes que tienen miedo incluso antes de empezar y se ponen muy nerviosos haciendo las prácticas. Ya son perfiles más perfeccionistas, que se ponen mucha presión para hacerlo bien y, como tengan una mala experiencia, retroalimenta la idea de que no pueden hacerlo. Cada vez van más nerviosos y cada vez es peor, de manera que hay muchos que no llegan a sacarse el carnet.

En el supuesto de que la amaxofobia se desencadene por una situación traumática, ¿qué pasos debe seguir esa persona para volver a conducir?

Lo primero es trabajar el trauma. “Trauma” quiere decir que, cuando el paciente lo recuerda, siente el mismo malestar que entonces. Da igual si el accidente fue hace seis meses. Lo revive.

Para ello, se hace una terapia que se llama EMDR, a través de la cual se intenta que el paciente lo procese. Además, en terapia hacemos visualizaciones en imaginación de una manera relajante para que el paciente se vea conduciendo de forma natural y tranquila; luego, nos metemos en realidad virtual y lo siguiente ya es la exposición real. Hay que tener en cuenta que la fobia requiere que te lo pongas fácil. Cuando entres al estímulo que te da miedo, hazlo poco a poco, sin presiones y con continuidad.

Hay que tener en cuenta que la fobia requiere que te lo pongas fácil. Cuando entres en el estímulo que te da miedo, hazlo poco a poco, sin presiones"

Montse CostaPsicóloga
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La mayoría de las personas que sufren amaxofobia, lo superan con terapia y trabajo.

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Y cuando el origen está en la ansiedad, ¿el proceso es el mismo?

No. Si es por un trauma, es más fácil que esa persona vuelva a conducir. Cuando se trata de una obsesión, es mucho más duro.

En este caso, lo primero es centrarse en la idea basal. Esa que te dice cosas como, por ejemplo, que yendo por la autopista te va a pasar algo. Luego, hay que trabajar la idea obsesiva cuando viene. El problema es que, en ese momento, el paciente está conduciendo y es difícil de gestionar. Lo que hacemos entonces es un entrenamiento previo partiendo de que se trata de una idea falsa. Tu mente te engaña y te hace sentir ansiedad, como respuesta a un peligro que no existe. Por ello, a través de ejercicios de aceptación y conocimiento de las sensaciones corporales, intentamos que el paciente deje de temer los síntomas. Tiene que saber que esa situación le va a generar ansiedad, pero que la ansiedad se va a ir.

En su consulta realizan ejercicios con realidad virtual, ¿de qué manera sirve de ayuda para estos casos?

Es muy favorable que se vean conduciendo. Con la realidad virtual, si les da miedo ir por un túnel, les puedes dejar ahí tanto como quieras. Además, si el paciente se conecta con el malestar mientras está en realidad virtual, podemos trabajar la ansiedad in situ, en el despacho.

¿Cómo pueden ayudar los familiares, amigos o parejas de las personas con amaxofobia?

Es difícil porque sólo con hablar no vamos a hacer nada. La mejor manera de ayudar es a la hora de conducir. Por ejemplo, si a mi pareja le da miedo ir por la autopista, pues deberé conducir por la autopista; pero poco a poco, para que vea la facilidad de ir por la derecha y despacio. Si conseguimos que lo vea como algo fácil, será de gran ayuda.

¿Hay casos de personas que lo hayan superado?

Sí, claro, la mayoría lo supera. Pero, como todo en la vida, hay que trabajarlo. Piensa que los miedos viven ahí, en el inconsciente, y el ser humano está hecho de tal manera que si pudiéramos quitárnoslos todos racionalmente, nos moriríamos de un peligro real.

A veces, cuando hay un trauma de por medio, en tres o cuatro sesiones ya vuelven a conducir. En el caso de los perfiles obsesivos, es más complejo y depende del empeño del paciente, pero sí, también se supera.