Cómo funciona un volante de la Fórmula 1
Están diseñados según la anatomía y las preferencias de cada piloto
El volante es una pieza fundamental para dirigir y controlar el automóvil. No obstante, en la Fórmula 1 es mucho más que esto. Se trata de auténticos ordenadores fabricados a medida, según la anatomía y las preferencias de cada conductor. Su complejidad no es nada oportuna cuando sus pilotos circulan a 300 km/h.
Hemos basado este análisis a partir del nuevo volante que Mercedes ha lanzado para la Fórmula 1 de este año. A primera vista, su diseño recuerda a los mandos de cualquier videojuego, pero en su creación están involucrados diseñadores mecánicos, diseñadores eléctricos y técnicos de cableado que tardan unas 80 horas en fabricar cada unidad.
Está compuesto de un total de 25 botones e interruptores, incluyendo también el embrague y las palancas de cambio. La importancia de cada botón depende de la situación, pero entre ellos destaca el Strat, que controla los modos del motor y tiene un gran impacto en el rendimiento del coche, y el botón que permite la conexión directa entre el piloto y sus mecánicos para poder recibir instrucciones o avisos sobre las condiciones de pista.
El resto de botones tienen una funcionalidad muy diversa, desde cambiar la configuración de los frenos del coche, controlar el diferencial, configurar el propulsor hasta cambiar la información que parece en pantalla, activar la radio o limitar la velocidad, etc.
Los principales materiales utilizados para fabricar el volante son la fibra de carbono, la fibra de vidrio, el silicio, el titanio y el cobre. La mayoría de los componentes se ensamblan en las sedes de los equipos, excepto la pantalla central y la placa de circuito subyacente que son elementos comunes compartidos por todos los equipos.
El diseño del volante es un proceso continuo ya que se crea en base a las demandas y necesidades individuales del piloto, y también depende de las características de cada circuito. Los diseñadores ajustan la ergonomía, la disposición y el agarre del volante en base a la forma de las manos del piloto y en la manera que tiene de interactuar.
Aunque están hechos al milímetro y responden a las características de cada piloto, su uso es complejo, sobre todo por la velocidad con la que circulan los F1 y las vibraciones que se desprenden de los circuitos irregulares. Si además, le sumas que los botones son pequeños y los conductores llevan guantes, la posibilidad de equivocarse de interruptor parece inmensa. Pero no es así, los equipos crean botones que soportan un gran número de acciones, requieren de fuerza táctil y responden con un aviso al presionarlos. Asimismo, algunos estan cubiertos por protectores de plástico para reducir el riesgo de error. De todas formas, el equipo siempre está al corriente de cada uno de los movimientos del piloto, por lo que si se equivoca lo avisan al instante.