Ferrari Portofino, pasión al aire libre
Vídeoprueba
El Portofino es el descapotable de cuatro plazas y motor delantero más accesible de la casa de Maranello, pero sigue siendo un Ferrari con mayúsculas.
El Portofino viene a sustituir al anterior Ferrari California, es por tanto el modelo más asequible y el más polivalente de la gama Ferrari. Además, sus cartas de presentación son las de un vehículo descapotable con unas características poco habituales en los productos de la marca del “cavallino rampante”, como son las cuatro plazas y el motor delantero.
Aun así, su atractivo diseño descapotado o cubierto, los 600 CV de su motor turbo o su sobresaliente bastidor le garantizan toda la esencia del resto de los productos de Maranello.
En Ferrari aseguran que un 30% de sus clientes utilizará a menudo las dos plazas traseras del Portofino, aunque sean casi testimoniales por su estrechez. Sirven, eso sí, para trayectos cortos, llevar a los niños o dejar una chaqueta.
Del California original, con 460 CV, se había dicho que era poco deportivo, incluso, exagerando, que era un Ferrari para pasear y poco más. También es cierto que la última versión, el California T, ya entregaba 560 CV. En cualquier caso, el Portofino es un Ferrari en toda regla, un deportivo muy serio con una carga tecnológica nada despreciable.
Un paso más dado por los técnicos italianos en deportivos 2+2 con motor delantero y techo rígido desmontable. Ferrari quería un deportivo socialmente aceptable, agresivo, pero no exagerado. Y con un diseño elegante, nada extravagante. Sin duda, viendo el resultado, lo ha conseguido plenamente.
Con 4,59 metros de longitud, es bonito y sumamente proporcionado desde cualquier ángulo. El techo rígido se abre o cierra en una sencilla operación que dura solo 14 segundos. Completamente eléctrico, basta con mantener pulsado un botón situado en la consola central. Podemos descapotarlo en marcha, siempre que circulemos a menos de 40 km/h, aunque lo más sensato es hacerlo en parado. Cabe destacar asimismo que con el techo puesto el Portofino es un estilizado cupé de armoniosa silueta.
Visto de perfil destaca una ondulación que nace en las ruedas delanteras y se diluye en las puertas para mejorar la aerodinámica. Se podría concluir que el Portofino es más elegante y discreto de líneas que el California, como si Ferrari deseara huir de la estridencia para concentrarse en la pureza de un concepto que llaman GT. Es decir, un deportivo que se pueda usar de lunes a viernes y con el que se pueda viajar durante el fin de semana, gracias, también, a un maletero de 292 litros.
Por supuesto, el interior tiene un compromiso de acabados más que notable, con presencia de cuero con ribetes rojos y un tablier que concentra en su parte central gran parte de los mandos como la pantalla central o los tres botones para accionar el cambio automático con un botón con la R para la marcha atrás, otro para poner el modo Auto para el cambio y un tercero, Launch, para realizar una aceleración a fondo perdiendo la menor adherencia posible.
Otro interesante detalle es que el acompañante también poder disfrutar de la experiencia de conducción pues frente a él se incorpora una segunda pantalla donde se pueden ver todos los datos que ve el conductor en su copckit, así como el equipo de música o el navegador.
El 70% de los clientes que compren un Portofino no han tenido nunca un Ferrari. Y esto es importante a la hora de conducirlo. En este sentido, lo que primero que sorprende es que es un coche muy fácil de conducir. Amable y delicado, podemos recorrer una carretera de costa disfrutando del aire y del sol.
Joya mecánica
Pero es un Ferrari, claro, y con un motor V8 con turbo de 600 CV. Instalado en un habitáculo acogedor, con unos asientos ligeros de estructura de magnesio, y finos para dejar más espacio atrás, el conductor da vida al motor con un botón rojo situado a la izquierda del volante.
A la derecha tiene el famoso “manettino” con el que podemos seleccionar los modos Comfort, Sport y ESC-OFF. El volante es precioso, cortado por la parte inferior y acabado en carbono, con las levas de gran tamaño fijas para accionar el mejor cambio secuencial que existe, en este caso de siete velocidades.
Pero si hay algo que distingue a un Ferrari es el motor, y en eso siguen siendo los mejores. Con una melodía armoniosa, sin intervención electrónica, procedente de los cuatro escapes, este V8 es un prodigio de suavidad.
Empuja de forma contundente desde el principio, siempre con un sonido que invita a acelerar más y más, y estira sin rechistar hasta superar las 7.500 rpm. Potencia lineal, sin sobresaltos, y hasta donde quiera el conductor que, ayudado de una dirección asistida eléctrica muy precisa, puede ir descubriendo las enormes posibilidades dinámicas de uno de los mejores descapotables que se han fabricado. Un cóctel redondeado por unos frenos carbocerámicos incansables, capaces de detenerlo completamente en 34 metros desde los 100 km/h.
Finalmente, si te estas enamorando de este coche has de saber que toda la producción del Ferrari Portofino de un año ya está vendida y que su precio en nuestro mercado es de 215.229 euros.