Rachel Lawrence, de Braintree (Reino Unido), había perdido la esperanza de recuperar a su querido gato Barnaby, del que no sabían desde hacía ocho meses. Estaba hablando por teléfono con su veterinario sobre su otro gato, cuando escucho un sonido que le resultó familiar. Sucede que en ocasiones la conexión con una mascota es tan fuerte que ella no dudó ni un momento de que el maullido que acababa de oír al otro lado del teléfono era el del felino que había perdido hace tiempo.
Cuando le preguntó al doctor por el animal al que acababa de escuchar, este le dijo que era un gato callejero, pero después de terminar la conversación Rachel se quedó inquieta. Por eso decidió volver a llamar al veterinario; porque algo le decía que ese al que había oído de fondo era Barnaby. Era un sonido muy característico y distintivo, que ella, ocho meses después, no había logrado olvidar.
Gato y propietaria
De vez en cuando surgen historias increíbles en las que mascota y propietario muestran conocerse por encima de los esperado
Enseguida preguntó si el calificado como callejero era negro con una mancha blanca en una de sus patas traseras. Los trabajadores de la clínica veterinaria respondieron afirmativamente mientras no daban crédito a lo que estaba sucediendo.
La señora Lawrence se hizo con algunas fotografías que conservaba de su mascota para enseñárselas al personal de la clínica, que confirmó que coincidían exactamente con la apariencia del animal que obraba en su poder.
La propietaria estaba segura de que por fin había encontrado a su gato y que pronto se lo llevarían a casa y se reuniría con el resto de la familia, que llevaban ocho meses buscándole.
Rachel ha declarado que creía que su gato tenía puesto el chip identificativo y que ella misma lo había llevado al veterinario y pagado por el servicio, pero que, después de la desaparición dudaba de si el procedimiento se había llevado a cabo correctamente.
Cuando el felino entró a formar parte de la familia, los tres hijos de Rachel le habían apodado Barnaby “Fatman” pero cuando volvió a casa, ocho meses después, estaba “todo flaco y lleno de calvas” y además “tenía muchas heridas y costras”. A pesar de su deplorable aspecto la familia se ha mostrado muy feliz de poder volver a abrazar a su mascota y ya tienen planes para él: “solo tenemos que hacer que engorde para que vuelva a ser Fatman”, han relatado.
En muchas ocasiones perder a una mascota significa una despedida definitiva, pero no ha sido así esta vez y Rachel y su familia han podido disfrutar de un inesperado reencuentro con el gato al que pudieron reconocer por teléfono.