Suenan dos tonos. Se oye una voz al otro lado del teléfono. “¿Síí?”. En solo ese breve adverbio se concentra buena parte del imaginario humorístico de toda una generación que ha (hemos) reído hasta llorar con sus surrealistas interpretaciones en La 'Hora Chanante' o 'Muchachada Nui' y, más tarde, en otros tantos programas, series y películas.
La voz al otro lado del teléfono es la del humorista, actor, guionista, presentador y director Ernesto Sevilla (Albacete, 1978), que me atiende esta tarde de febrero, pese a estar concentrado en pleno rodaje de su nueva película, 'Cuerpo escombro', junto a Dani Rovira, que se estrenará el próximo verano. Con ese título y esa compañía, la cosa promete. Pero hoy no vamos a hablar de Ernesto.
“Háblame de Elvis Sevilla”, bromeo, y se ríe. “Tiene cinco años y es un perro que vive muy bien, nunca está solo”, me responde. Elvis es un galgo italiano, conocido popularmente como “galgo enano”, una raza que ya habría acompañado a los faraones egipcios hace más de 6000 años, según los restos hallados en sus tumbas. El millón de personas que siguen a Ernesto en su cuenta de Instagram asistieron a la presentación oficial de Elvis en 2019 como “mi nuevo compañero de piso” y lo habrán visto haciéndose selfies para celebrar el Día del galgo, durmiendo plácidamente, con una peluca de época que le pusieron en la guardería o felicitando el 2024 de forma un tanto irreverente.
Y sobre todo, lo habrán visto sentado en la falda de Ernesto: “va conmigo a todas partes y si me siento, se me sienta encima como para protegerme”, explica el humorista. Confiesa que cuando su hermana le trajo al pequeño lebrel, no sabía si un piso era el lugar más adecuado para tener a un galgo, pero se informó y descubrió que los perros de esa raza, en cualquiera de sus tamaños, son muy tranquilos, ideales para vivir en pisos, siempre y cuando hagan el rato de actividad que necesitan: “y luego, pueden perfectamente dormir 18 horas al día”.
Al principio, no estaba seguro de si un galgo podía vivir en un piso; ahora sé que sí, porque son muy tranquilos y duermen mucho
El día a día de Elvis y Ernesto comienza hacia las nueve de la mañana con el paseo matutino para que el perrete haga sus necesidades. “Después, subimos y desayunamos. Si tengo que salir, por ejemplo, marcharme a escribir, vienen a buscarlo de la guardería. Allí se lo pasa muy bien porque socializa con otros perros, pasea, aprende… Estoy muy contento con esa guardería, se llama Wag Wag; quiero decir su nombre”. Cuando vuelvo de trabajar, lo recojo, salimos a dar un paseo y luego es llegar a casa y se pone a dormir como un cabrón”, narra (risas). Y prosigue: “Por la noche duerme conmigo, he dejado por imposible que no se suba a mi cama cuando me acuesto”.
Ernesto me explica que Elvis también cuida su alimentación, que no come pienso, sino el alimento especial para perros, conocido como “comida natural”. Esta se basa en ingredientes frescos que se cocinan al vapor y se ofrece en forma de menús equilibrados, adaptados a cada caso. No cabe duda de que esto contribuye a que Elvis mantenga su esbelta y musculada figura.
Este can de pelo color crema y apenas cinco kilos, por otra parte, disfruta socializando con las personas. “Imagino que siendo el perro de un humorista, debe estar bastante entretenido”, le digo: “no sé hasta qué punto captará las bromas y las risas entre amigos, pero se nota que lo pasa bien cuando lo llevo con los míos, porque se les sube a la falda a la primera de cambio, y cuando ha visto a alguien una vez y vuelve a coincidir con esa persona, la reconoce y se pone muy contento con el reencuentro”, me responde.
Elvis me acompaña a todas partes; si me siento, se sienta encima como para protegerme
Eso sí, que vaya con cuidado quien invite a Elvis y a Ernesto a su casa. Y si lo hace, que se asegure de cerrar la puerta de su dormitorio. “Elvis tiene debilidad por las camas recién hechas. Un día que estábamos en casa de Arturo Valls, me despisté un momento, y cuando nos dimos cuenta, se le había meado en la cama; la vergüenza que pasé…”. También hay que esconder las carteras fuera del alcance de Elvis, especialmente si contienen papeles, porque siente una especial atracción por ambos, ya que roba al más mínimo despiste de su propietario.
“Es muy gracioso, quizá por esa cara de pena que parece que tienen los galgos, por lo sensibles que son, pero que luego no es tal pena, porque se lo está pasando en grande y se aviene con todo el mundo; la gente se ríe mucho con él”. Sin embargo, el entrañable Elvis no se lleva bien con cualquiera de los de su especie: “tiene un carácter especial; depende de cómo le caiga el perro que pase por delante, empieza a ladrarle, es selectivo”.
Un día que estábamos en casa de Arturo Valls, me despisté un momento y Elvis se meó en la cama
Me cuenta Sevilla que su perro con nombre del Rey del rock tampoco se queda solo cuando él está de rodaje, como la tarde que me atiende desde Bilbao en esta entrevista. “Si tengo que marcharme fuera unos días, lo dejo en casa de mis padres. Allí están mis sobrinas, que lo cuidan de maravilla y él feliz, porque se llevan muy bien”. En un futuro no muy lejano, quien interpretara al mítico hombre de campo Marcial Ruiz Escribano en 'Muchachada Nui' (pronunciado, o más bien gritado “¡Marciaaaaaal!”), me cuenta que, a no mucho tardar, tiene pensado irse a vivir fuera de la ciudad: “Me estoy construyendo una casa en el campo y cuando Elvis y yo nos traslademos, con todo el espacio que habrá, la idea es adoptar otro perro, que así tendrá un amigo”.
“¿Cómo te ha cambiado Elvis la vida?”, le pregunto, antes de despedirnos. “Me la ha cambiado bastante. Aparte del cariño que le he cogido, el hecho de tener unos horarios para sacarlo y estar pendiente de él me ha servido muchísimo para organizarme. Elvis ha puesto orden en mi vida”.