Las galletas han sido la prueba definitiva. No hay mejor señal de que alguien está mejorando que verlo devorar su comida favorita, y en este caso, esa alguien es una perra que pasó por una situación que nadie querría imaginar. Su historia, que comenzó con un hallazgo preocupante, terminó con un giro que ha enternecido a quienes han seguido su evolución.
Cuando la encontraron, su cara estaba tan inflamada que apenas podía respirar. La razón era una especie de alambre demasiado apretado en su cuello, que llevaba ahí quién sabe cuánto tiempo. Animal Aid Unlimited, la organización que la rescató, actuó de inmediato.
Gran mejoría
Sin el alambre empezó a recuperar su cara
Le retiraron el alambre y, aunque al principio seguía débil, poco a poco comenzó a sentirse mejor. Su respiración se hizo más fácil y, con el paso de las horas, la hinchazón de su cara empezó a bajar. Sus ojos, antes casi ocultos por la inflamación, fueron recuperando su expresión natural. Aunque todavía estaba agotada, empezó a moverse con más soltura, aceptando el agua y la comida que le ofrecían.
Con el tiempo, su actitud cambió. Al principio, se mostraba cautelosa con las personas, pero poco a poco empezó a confiar en quienes la cuidaban. Ahora, se deja acariciar, mueve la cola con entusiasmo y, sobre todo, no para de comer todo lo que le ofrecen, una señal clara de que su recuperación va por buen camino. “Ahora es completamente diferente”, aseguraron los rescatadores.
Los comentarios en redes no tardaron en llegar. “Dios bendiga a las personas que ayudaron a esta perra”, escribió un usuario. Otro señaló con tristeza: “Cuánto dolor haber tenido eso durante quién sabe cuánto tiempo”.