“Para superar aquella inmensa tristeza, después del trágico accidente de mi gato Copito, adoptamos a Lilo, un gato negro”

Peludos en la ciudad

Eva López: la mujer cuya vida y hogar se llenaron de amor y caos al compartir su vida con una familia de animales inseparables

Eva:

Eva: “Mi absoluta devoción por los animales es desde siempre”

Eva López

Ella es efervescente, pizpireta, alegre, chispeante y eternamente sonriente. Eva López vive en Tiana, trabaja en la atención al paciente en el Hospital Delfos de Barcelona y su amor por los perros y los gatos es antológico.

“Mi absoluta devoción por los animales es desde siempre. Recuerdo que en casa, año tras año, les pedía un perrito a mis padres, me prometían que si lo aprobaba todo me lo traerían, pero como siempre quedaban asignaturas para septiembre, nada de nada. Eso sí que se convirtió en una verdadera asignatura pendiente, tener de una vez un perro para mí.”

Eva es una gran apasionada de los animales

Eva es una gran apasionada de los animales

Eva López

Su padre trabajaba en Catalana de Gas y una bebé gatita, Gris, nació en aquellas instalaciones de la gasística. “Todos los operarios la cuidaban con esmero y cariño. Un día mi padre me dijo que la traería a casa tan solo cuatro días y que luego la devolvería al trabajo. Pero como era previsible (sobre todo para mí), en cuanto entró en nuestra casa ya no salió de allí. Gris vivió ni más ni menos que 17 años a nuestro lado.”

Para salir de aquella inmensa tristeza, después del mortal accidente de Copito, adoptamos a Lilo, un gato negro

Eva López

Cuando Eva se independiza y se pone a vivir sola, adopta a un delicioso gatito, Coco, recogido en la calle. Lo encontraron dentro de un coche abandonado, vivía ahí, ese era su hogar.

En poco tiempo, recogió de la calle a otro gatito. Decidió llamarlo Kukuxumusu, como el nombre de la marca de las famosas camisetas. Lo encontraron deambulando sin rumbo ni destino por el Puerto de Barcelona.

A través de unos amigos logró rescatar a Queta (Enriqueta), una galga de 5 años que le tenía pánico a los espacios pequeños y estrechos. “Descubrimos que la señora mayor que la tenía padecía un exageradísimo síndrome de Diógenes, tenía toda la casa atascada de trastos que iba acumulando y la pobre Queta casi no se podía ni mover. Y es que encima ni la sacaba a la calle.”

Eso sí que se convirtió en una verdadera asignatura pendiente, tener de una vez un perro para mí

Eva López

Luego llegó a su vida otro gatito, Copito, pero aquello de las 7 vidas de los felinos no acabó de funcionar: se cayó desde la terraza del ático de Eva y la ley de la gravitación universal se ocupó del resto. “Para salir de aquella inmensa tristeza, después del mortal accidente de Copito, adoptamos a Lilo, un gato negro. No entiendo por qué la gente está cargada de prejuicios y leyendas infundadas, todo eso de la mala racha que llevan con ellos los gatos negros. Para mí todo eso no son más que tonterías.”

Y seguimos con este Arca de Noé alucinante, con esta maravillosa pasión de Eva por sus inseparables animales. Aparece Lola, otra galga, que ahora ya tiene 8 años. “La pobre está llena de traumas, esencialmente por los constantes maltratos que recibió de diversos hombres. Cada vez que salimos a la calle para ella es el terror. En cuanto pasamos por la puerta, veo cómo se le pega la cola a la barriga, ese es su inequívoco síntoma del pánico más absoluto. Esconde el rabo entre las piernas. Me han contado que Lola apareció en el simbólico día de Navidad en un pueblo de Palencia apaleada, con heridas por todo el cuerpo. Cada vez que ve a un hombre desconocido se pone a temblar.”

Eva, junto a su familia animal

Eva, junto a su familia animal

Eva López

Adora a Nano, un galgo simpático hasta decir basta. Un amor. Y una vecina les dio en adopción a Lana, una gatita muy presumida. Y Neo es su nuevo gato, de momento se trata del último que llegó a su vida. La frase preferida de Eva es “Ay Dios mío, que me lo quedo”. Y dicho y hecho. Una y otra vez.

Ahora mismo, esta bizarra, surrealista y fantástica convivencia entre los cuatro (los galgos Lola y Nano y los gatos Lana y Neo) es literalmente bestial.

“El sofá del comedor se ha convertido en su territorio habitual, es de ellos, su espacio sagrado. Mi marido y yo vemos la tele desde las sillas de la mesa del comedor. Ellos cuatro son los reyes de la casa, y yo se lo consiento absolutamente todo. Se han apropiado de nuestra casa y a mí eso me hace inmensamente feliz. Son mis perrhijos y mis gathijos.”

La familia de Eva al completo

La familia de Eva al completo

Eva López

Y Eva me explica que ya está deseando y esperando con impaciencia que llegue otro gatito negro a su existencia. “Paso absolutamente de todas esas absurdas supersticiones. Ese tópico de que traen mala suerte es una chorrada. Dicen que tener un gato negro trae mala suerte. Para mí la mala suerte es no tener uno.”

Su árbol de Navidad se deconstruye infinitas veces. Es un juguete súper deseado por sus animales. Lo desmontan y lo echan por el suelo, una y otra vez. Juegan con él como si se tratara de otro ser vivo. Atacan sin piedad toda esa decoración navideña, de manera sistemática. Todo eso se ha convertido en su mayor reclamo: luces de colores, bolas que brillan, figuritas de todas las formas, lazos, confetis...

El sofá del comedor se ha convertido en su territorio habitual, es de ellos, su espacio sagrado

Eva López

“Siempre tenemos el pobre árbol por el suelo, cada Navidad, lo rehacemos un millón de veces. Y no por eso renuncio a ponerle de todo. Y ellos se vuelven locos. Y eso a mí me entusiasma.” Me cuenta que debajo del árbol de Navidad, cada uno de sus cuatro amores tiene un regalo con su nombre.

En su casa de Tiana, con esos cuatro juguetones que no paran quietos ni un instante, ¡hay tanta armonía como pelos! Feliz y peluda Navidad.

Lee también
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...