El asombroso cambio de un perro tras 432 días de soledad

Vida nueva

Llegó al refugio siendo un cachorro, perdió uno de sus ojos y no tenía ganas de vivir hasta que fue adoptado

Spinach entró en depresión durante su estancia en el refugio

Spinach entró en depresión durante su estancia en el refugio

Spinach llegó a Austin Pets Alive! con una historia que muchos habrían considerado terminada antes de empezar. Un cachorro con un ojo reventado, al borde de ser sacrificado. Pero no, el pequeño tuvo la suerte de encontrar refugio en el momento preciso, y aunque perdió un ojo, ganó una segunda oportunidad. El alivio fue inmediato tras la cirugía, pero lo que vino después no era lo que todos esperaban: más de 432 días sin ser adoptado.

Al principio, Spinach era un torbellino de energía, el típico cachorro que no para de moverse, lleno de optimismo. Sin embargo, con el tiempo, esa chispa empezó a apagarse. Un año entero de espera en un refugio es suficiente para desanimar a cualquiera. Los voluntarios, como Frankie Helfey, veían cómo la tristeza lo consumía. “Cuando estaba en el grupo de juego, era feliz, disfrutaba mucho con otros perros”, comentó Helfey, pero el contraste al verlo en su jaula era desolador.

No tenía ganas de nada

Entró en una espiral negativa

Spinach había dejado de comer como antes, y perder peso se convirtió en un problema constante. Ahí empezó la misión de mantenerlo motivado, de buscar cualquier truco que lo animara a comer. Frankie lo intentó todo: diferentes alimentos, diferentes rutinas, hasta darle varias opciones de comida a la vez y que él eligiera qué le apetecía más. Pero ni con esas. 

El equipo sabía que Spinach no podía seguir así. La solución era clara: necesitaba una familia. La estrategia fue llevar su historia a las redes sociales para publicitarlo. Y funcionó. Una familia de Oklahoma vio algo especial en Spinach, y tras más de un año de espera, decidió adoptarlo.

El día en que Spinach partió fue agridulce para los voluntarios. “Hubo muchas lágrimas de alegría, pero también algo de ansiedad cuando lo llevaron a su nuevo hogar en Oklahoma”, admitió Helfey. Después de tanto tiempo juntos, era imposible no sentir una mezcla de emociones. El miedo a que algo salga mal siempre está ahí, pero la esperanza de un futuro mejor lo supera todo. A veces, lo único que necesitan estos perros es una oportunidad.

Spinach está mucho mejor de ánimo

Spinach está mucho mejor de ánimo

Ahora, Spinach está disfrutando de su nuevo hogar. El amor y la atención que tanto le faltaron durante ese tiempo en el refugio finalmente llegaron, y aunque Helfey dice que echará de menos su cara, hay una satisfacción innegable en saber que no volverá a verlo en esa jaula donde estaba tan triste. Algunos finales felices, aunque tarden, valen cada segundo de espera.

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