En esta semana el crecimiento del bebé se acelera. En tan sólo siete días, se duplica su tamaño y, aunque sigue siendo muy pequeño, dentro de su organismo se están produciendo un gran número de cambios. Su cabeza es proporcionalmente mucho más grande que su cuerpo -un tercio del mismo- y las neuronas se multiplican sin parar.
Tu bebé pesa alrededor de un gramo, mide al final de la semana aproximadamente un centímetro y su frecuencia cardíaca es de 106 latidos por minuto. La hormona progesterona está haciendo de las suyas y, probablemente, tengas mucho sueño y te sientas cansada. Es normal, nada por lo que preocuparse.
Cambios y síntomas en la madre
El cuerpo de la mujer experimenta transformaciones durante todo el embarazo, algunas más sutiles que otras. Es normal que tus senos sigan creciendo debido a que aumenta la producción hormonal de las glándulas mamarias. El útero tampoco deja de crecer, y sigue expandiéndose a lo largo de tu abdomen hasta que finalmente desplace a otros órganos. A estas alturas se forma el tapón mucoso , que se forma como medida de protección para el feto, puesto que sirve como barrera de posibles infecciones. Es normal que te sientas cansada, que tengas cambios de humor o que estés mucho más sensible de lo normal y que todo te afecte mucho.
Algunas mujeres padecen a estas alturas dolores de cabeza, generalmente debido al cambio hormonal y principalmente al aumento de la producción de progesterona. En cualquier caso, todo lo que experimentes debes comentarlo con tu médico, porque si padeces demasiadas náuseas o te sientes mal, existe medicación que te puede ayudar al respecto.
El ginecólogo llevará cabo una serie de controles rutinarios que se repetirán durante todo el embarazo. Te tomará la tensión, comprobará los latidos del bebé y palpará tu abdomen buscando la altura del útero. Todo ello le servirá para comprobar qué todo sigue desarrollándose con normalidad.
Cambios en el bebé
En estas semanas, la actividad en el pequeño organismo del embrión es frenética. Comienza el desarrollo de las diferentes partes de la cabeza: el oído interno, las fosas nasales, la laringe o la apertura de la boca. Los brazos y piernas siguen su formación y en su cerebro -que aumenta de tamaño rápidamente- se produce la neurogénesis que da lugar a la producción masiva de neuronas. También comienzan a crearse los dos hemisferios que tanto condicionarán el funcionamiento cerebral.
El corazón ya está dividido en dos cavidades, la circulación sanguínea funciona con normalidad y los pulmones desarrollan un bronquio primario. Además, el cordón umbilical crece formando una pequeña hernia con el intestino. La placenta permite el paso de nutrientes y oxígeno, para que el bebé crezca con normalidad.
Los análisis de sangre en el embarazo
En esta semana es posible que te prescriban unos análisis de sangre, que se repiten a lo largo del embarazo. Sirven para comprobar tu estado de salud. Generalmente consta de un hemograma donde miden la hemoglobina, el hematocrito, el número de eritrocitos y los leucocitos y plaquetas. La información sobre el estado de tu sangre puede ofrecerles muchos indicadores de tu estado de salud. Además, también se hacen un análisis bioquímico, que mide -entre otros parámetros- los electrolitos, como son el sodio, el potasio y el cloruro- y luego tu nivel de proteínas, grasas, azúcar, etcétera... De esta manera comprueban si tienes algún tipo de enfermedad o desequilibrio.
En el análisis de sangre también se realiza una serología, que mide los anticuerpos del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), sífilis, hepatitis B, hepatitis C, toxoplasmosis, y rubeola. Cada vez se hace más también del citomegalovirus, porque su presencia puede ser un riesgo para el bebé.
Y, por último, se lleva a cabo un análisis de orina, donde se puede determinar si existe alguna infección problemas en los riñones o la presencia de diabetes.
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