En la España de los años 60, el cine vivió una de las transformaciones más audaces y originales. El Spaghetti Western, un género caracterizado por sus paisajes áridos y una visión menos idealizada del viejo oeste, se consolidó como una de las manifestaciones cinematográficas más épicas de la época. Un puñado de directores italianos como Sergio Leone redefinieron el Western clásico estadounidense, aportando una estética menos trabajada, más real, diálogos más rudos y bandas sonoras inolvidables, como las compuestas por Ennio Morricone. Este tipo de cine no solo reflejaba una visión más desolada y realista de la gente, también capturaba la esencia de una sociedad que se estaba transformando.
Uno de los grandes nombres que se vinculó a este fenómeno fue el de Clint Eastwood, cuya imagen se convirtió en la de un personaje ambiguo que simbolizaba la frialdad de una época marcada por el desencanto. A través de sus películas, Eastwood no solo se convirtió en un icono del cine, también se vinculó a lugares que, aunque eran ficticios, llegaron a lograr un aura mística. Estos escenarios, tan esenciales para el Spaghetti Western, se transformaron en símbolos de un mundo que aún sigue resonando. Uno de esos icónicos lugares es el cementerio Sad Hill, levantado en el Valle de Mirandilla.
Se construyó en 1996 para la escena final de El bueno, el feo y el malo, la legendaria película del Spaghetti Western dirigida por Sergio Leone y protagonizada por Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef. Este escenario es el clímax de la película, donde los tres personajes principales se enfrentan al famoso duelo a tres por un tesoro escondido en una tumba. La escena es una de las más memorables de la historia del cine, además el ejército español colaboró en la construcción del cementerio, creando miles de tumbas falsas en un anfiteatro natural en el valle de Mirandilla, cerca de Santo Domingo de Silos.
Se construyeron alrededor de 5.00 tumbas en su diseño original y se colocaron en un patrón circular, con una gran explanada central para dejar lugar al “duelo a tres” entre los personajes principales, rodeado de las filas de tumbas.
Abandono y recuperación
Tras el rodaje, el cementerio fue abandonado y cubierto por vegetación hasta que, en 2015, un grupo de cinéfilos españoles lanzó un proyecto para restaurarlo. Con la ayuda de voluntarios y la colaboración de figuras del cine, lograron reconstruir la localización mítica y fue en 2018 cuando se estrenó el documental Sad Hill Unearthed, dirigido por Guillermo de Oliveira, que narra la restauración del cementerio y la importancia del lugar en la cultura cinematográfica. Clint Eastwood, aunque no visitó el sitio, envió un mensaje de apoyo al proyecto.
El cine western sigue siendo importante en la actualidad, aunque en las décadas de 1940 a 1970 el generó se consolidó como uno de los más populares con historias del Viejo Oeste, héroes solitarios y conflictos morales, con el tiempo ha ido cambiando, reflejando nuevas sensibilidades sociales y culturales. A partir de los 80 empezó a fusionarse con otros géneros y obtuvo un tono más realista, en la actualidad sigue presente, aunque en formas más modernas y a menudo reinterpretadas, como en Los 7 Magníficos (2016) o series como Westworld, que combinan el western con ciencia ficción y elementos de la vida contemporánea.
Esto demuestra cómo el género ha sabido adaptarse, explorando nuevos temas y enfoques, aunque su esencia sigue anclada en las raíces del cowboy y la frontera y se puede ver en Sad Hill. Para llegar al cementerio, debes tomar la carretera N-234 desde Burgos en dirección a Soria hasta llegar a Hortigüela. Desde allí, siga las indicaciones hacia Contreras o Santo Domingo de Silos. Entre estos dos pueblos hay una pista de tierra en buen estado que conduce directamente al cementerio. La distancia desde Santo Domingo de Silos es de unos 5 kilómetros y desde Contreras, 3 kilómetros.