La cueva de Postojna es una de las principales atracciones de Eslovenia, y uno de los complejos subterráneos más visitados del mundo. Así que no se puede decir que se trate de un secreto. El intrincado sistema de galerías, pasadizos y abismos ha sido trabajado por el río Pivka durante millones de años, dando paso a una de las cavidades visitables más grandes e interesantes.
La cueva de Postojna está repleta de grandes galerías con formaciones de estalagtitas y estalagmitas y toda suerte de esculturas realizadas por la naturaleza con la paciencia del gota a gota. Sin embargo, aun con su fantástica belleza, son otros aspectos los que hacen única a esta serie de cavidades: su oficina de correos y sus habitantes nativos.
Ante la visita del emperador Francisco I de Austria se instaló una estafeta para que los visitantes de la corte pudieran enviar cartas
Y es que Postojna cuenta con una estafeta de correos –la única situada en una cueva subterránea– desde el año 1899. Se abrió hace 125 años de forma esporádica, para festividades religiosas señaladas como el domingo de Pentecostés o la Ascensión de María. La utilizaban los pioneros del turismo en esa zona. Pues hay que recordar que las cavidades de Postojna están abiertas desde 1818. El último coletazo del siglo XIX fue un año crucial. Se preparaba la visita del emperador Francisco I de Austria, por lo que se decidió instalar una estafeta de correos desde la cual los ilustres visitantes de la corte pudieran enviar una carta al mundo.
La estafeta siguió con esta dinámica hasta 1923. Ya para entonces el número de curiosos llegados de todo el imperio austro-húngaro e incluso más allá iba en aumento. Se decidió mantener abierta la oficina de correos de forma fija todos los días del año.
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Una vía de tren subterránea permite recorrer los cinco kilómetros de zona habilitada
Los turistas de hoy, que gozan de la facilidad de recorrer los más de cinco kilómetros de zona habilitada a bordo de un tren de corte minero –descapotado y con minivagones por una vía estrecha– se encuentran con que al final del recorrido, cuando se hallan a 125 metros de la salida, está disponible la oficina de correos, que vende postales y sellos. El buzón recibe miles de misivas de gente ilusionada que espera que el destinatario distinguirá el matasellos de la oficina subterránea de Postojna. La estafeta –nadie sospecha que sea casual– se halla junto a la tienda de regalos, también en las tripas de la cueva.
En 2013 los servicios de correos de Eslovenia y Austria emitieron un sello conmemorativo de la existencia de esta peculiar estafeta de correos que tuvo mucho éxito entre el público y hoy es buscado por los coleccionistas.
El proteo, parecido al tritón, es una especie faunística única que solo se ha hallado en cuevas de los Balcanes occidentales
Si escribir una postal a un centenar de metros bajo tierra es pasmoso, todavía lo es más el tanque transparente en penumbra que los visitantes encuentran en la misma amplia sala de Postojna. Una vez los ojos se han acostumbrado a la falta de luz, se ve nadar en la pecera a unos seres extraños y alargados, de color rosáceo, prácticamente transparente. Son proteos.
El proteo es una especie faunística única en su género, que solo se ha hallado en cuevas de los Balcanes occidentales. Es parecido a un tritón, mucho más alargado, y puede llegar hasta los 30 centímetros de envergadura. Su hábitat está muy amenazado por la contaminación procedente del exterior.
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Castillo de Predjama, situado a poca distancia de la cueva de Postojna
Las autoridades eslovenas, en coalición con entidades conservacionistas de todo el mundo, llevan a cabo un programa de protección y recuperación de los proteos. Por eso en Postojna hay uno de los criaderos. Algunas de las salas y cursos fluviales subterráneos más recónditos del complejo contienen poblaciones en libertad.
Cómo llegar
A la cueva de Postojna se llega desde la localidad que le da nombre. Hay un eficiente servicio de autobuses lanzadera que recorre los principales atractivos turísticos de la localidad, entre los que se halla el también asombroso castillo de Predjama. La villa se halla bien comunicada con Liubliana, la capital del país, a 52 kilómetros de distancia, en un viaje de 45 minutos de recorrido.