Ecos de villancicos flotan por calles medievales envolviendo, junto con los aromas de los dulces tradicionales, las piedras de los castillos centenarios. Las torres, que custodian misterios de antaño, se alzan bajo el cielo que cubre el paisaje como un manto gris. El espíritu festivo resuena a cada paso cuando recorremos estos seis pueblos portugueses donde la magia de la Navidad se mezcla con la historia.
Óbidos
Una imponente muralla medieval rodea al pueblo de Óbidos, cuya rica historia se remonta a la época romana. Florece durante la edad media, cuando se consolida como punto estratégico dentro del reino de Portugal. Con el paso del tiempo Óbidos adquirió un toque romántico y recibió el apelativo deVila das Rainhas (Villa de las Reinas): los monarcas portugueses obsequiaban a sus esposas dándoles esta ciudad a modo de regalo de bodas. Ahora es una de las ciudades más mágicas de Portugal durante las Navidades, por sus calles empedradas y plazas encantadoras iluminadas por miles de luces.
A pesar de su pequeño tamaño, cada rincón de la ciudad tiene algo especial que ofrecer. Durante la temporada navideña, su casco histórico se transforma en Vila Natal (Villa de Navidad), con un mercado navideño, pista de patinaje, montañas de hielo, carruseles y teatro callejero.
Además de las muchas actividades familiares y de la artesanía en el mercado, también podrás disfrutar de la deliciosa gastronomía portuguesa, como el bolo rei (similar al roscón de Reyes), rabanadas (la versión portuguesa de las torrijas), e filhós y sonhos de Natal. Aunque el clima portugués es bastante templado, si quieres entrar en calor, siempre puedes pedir un caldo verde, una sopa clásica portuguesa hecha con col rizada, patatas y choriz; o un chupito de ginjinha, un licor de cereza servido en copas de chocolate que fluye por la garganta y te llena de calor al instante.
Para completar la experiencia, no pierdas la oportunidad de recorrer las murallas medievales que rodean la ciudad. Desde allí se obtienen vistas increíbles de Óbidos, con sus casas blancas, el majestuoso castillo que también ofrece eventos y conciertos durante la temporada navideña, el acueducto, el paisaje rural y, si diriges la mirada hacia el oeste, incluso el horizonte del Atlántico visible desde la parte alta de la muralla.
La villa es fácilmente accesible desde Lisboa, ya sea en coche, autobús o tren, y su Vila Natal comienza el 6 de diciembre y se extiende hasta el 6 de enero.
Santa Maria da Feira
Ubicada a tan solo veinte minutos de Oporto, Santa Maria da Feira es una ciudad que parece sacada de un cuento de hadas, sobre todo en la temporada navideña. A pesar de recibir a muchos visitantes, aún conserva cierto ambiente íntimo y un centro acogedor. Su castillo, que en diferentes periodos ha sido residencia real, fortaleza medieval, sede militar y centro político, es hoy en día símbolo de la ciudad que se ilumina por la noche y se vislumbra desde cualquier punto de Santa Maria da Feira.
Es un destino perfecto para familias, ya que alberga el mayor parque temático de Portugal, llamado Perlim, cuyo nombre proviene de la palabra portuguesa perlimpimpim, que sería “abracadabra” en castellano. Desde el 23 de noviembre hasta el 5 de enero, Perlim se transforma en un mundo de fantasía, ofreciendo espectáculos diversos, mercados navideños y atracciones para todos. No le falta detalle, verás hasta nieve, aunque está hecha de espuma, flota y danza en el aire y sientes como si de verdad estuvieras en una montaña nevada. Y si tienes suerte, también verás los fuegos artificiales que sorprenden al público al final del show.
Además de todos los platos típicos portugueses que puedes probar en el mercado, hay que dejar espacio para la fogaça, un pastel tradicional de Santa Maria da Feira que con su forma recuerda a un castillo, y tiene el mismo número de torres que el de la ciudad. La mejor manera de llegar a Santa Maria da Feira será en coche, pero ojo: es bastante difícil encontrar espacio para aparcar cerca del centro, sobre todo en estas fechas.
Leiria
Un lugar menos conocido, pero que Papá Noel nunca olvida visitar es Leiria, y no es para menos, ya que tiene allí su casa. Desde el 22 de noviembre hasta el 6 de enero todo su centro histórico se llena de magia. Grandes figuras luminosas de osos de peluche, adornos navideños, renos y otros personajes decoran las calles, mientras que los árboles de Navidad iluminan los edificios. En la plaza central del pueblo, por la tarde, suenan los villancicos y coros, y por la noche, los fuegos artificiales.
Durante esta temporada en Leiria nos seducen muchas actividades como paseos en el tren, talleres familiares y, por supuesto, la visita a la Casa de Papá Noel, donde todos, grandes y pequeños, pueden dejar sus cartas y pedir regalos.
Otra joya es el castillo de Leiria, donde se puede disfrutar de conciertos y exposiciones, así como de las vistas a la ciudad desde las alturas. Este castillo fue construido en el siglo XII por orden de Dom Afonso Henriques, el primer rey de Portugal, y fue testigo de numerosos acontecimientos históricos: desde la reconquista cristiana y los asedios musulmanes hasta el abandono tras la unión ibérica y los estragos de la invasión napoleónica. El tiempo dejó marca en sus piedras, y solo en el siglo XX fue restaurado devolviéndole todo su esplendor.
Gracias a su ubicación céntrica, Leiria es fácilmente accesible desde Oporto o Lisboa, con conexiones directas de autobús o tren o, por supuesto, en coche.
Sintra
Coqueta y pintoresca, rodeada de castillos y palacios y ubicada dentro de un parque natural, Sintra es, sin duda, una de las ciudades más maravillosas de todo el país luso. Esconde tantas joyas que necesitarás al menos dos días para verlas todas (y eso si te apresuras).
El palacio de Pena, un colorido edificio que deja boquiabiertos a todos los visitantes con su combinación única de estilos gótico, manuelino y renacentista; Quinta da Regaleira, donde puedes perderte en misteriosos jardines y túneles tan tranquilos que solo se oyen caer las gotas de agua, además de su famoso pozo Iniciático, que según algunas leyendas, fue utilizado en los rituales de iniciación masónica. Y, por supuesto, vale la pena ver el castillo de los Moros, construido por los musulmanes en el siglo VIII, que ofrece vistas panorámicas de la región y de todas las atracciones turísticas.
A estos encantos se suma el Reino de Natal, que se celebra del 1 al 31 de diciembre. Al entrar, recibirás un mapa que te ayudará a orientarte por el parque y su decorado navideño, donde elfos y otros ayudantes de Papá Noel se reúnen cerca de su taller para recibir a los visitantes, organizar actividades como un pintacaras… Lo más divertido es que puedes ver a Papá Noel en persona, e incluso contarle tus deseos.
Si te preocupa que le falle la memoria, no dudes en escribirle una carta y dejarla en cualquiera de los buzones instalados por todo el parque. Y cuando termines tu recorrido por el reino navideño, te esperarán los travesseiros, pasteles hojaldrados rellenos de crema de almendra típicos de la ciudad, y las queijadas de Sintra, que a menudo se sirven recién horneadas.
Para llegar a Sintra, toma el tren en Lisboa que en solo 20 minutos te llevará hasta allí. No olvides el paraguas, pues sabemos que el clima atlántico es caprichoso.
Guimarães
“Aquí nació Portugal”. Así, con una orgullosa simplicidad, las grandes letras blancas grabadas en las murallas de Guimarães dan la bienvenida a sus visitantes. Guimarães es mucho más que un simple lugar: es la cuna de Portugal, el sitio donde comenzó a latir el corazón de una nación. Fue aquí donde nació Afonso Henriques, el fundador del reino de Portugal, quien, tras lograr la independencia del reino de León, Alfonso I se convirtió en el primer rey del país luso.
Durante la Navidad, Guimarães brilla con una luz aún más especial. Sus mercados navideños se llenan de colores, y de aromas a dulces tradicionales, como bolos de arroz y las tortas de Guimarães, además de ofrecer una gran variedad de artesanías locales. Desde adornos navideños y figuras de Belén hasta tejidos tradicionales y cerámica, todo refleja la rica herencia cultural de la ciudad.
El punto de partida de cualquier visita a a la villa suele ser su castillo medieval, testigo mudo de generaciones de luchas, victorias y fracasos. Como un viejo soldado que ha visto demasiado, el castillo te observa desde su atalaya, invitando a explorar sus salas que, en esta época del año, se visten con esmero.
La ciudad está muy cerca de Oporto y Braga, dos joyas del norte de Portugal, lo que la convierte en una parada ideal para incluir en un itinerario y explorar lo mejor de esta región.
Évora, la ciudad de mil huellas culturales
En cada piedra, en cada fachada, se escucha el murmullo lejano de pueblos que caminaron por estas tierras: romanos, visigodos, moros… Todos ellos dejaron su huella indeleble, tejiendo un diálogo silencioso entre lo antiguo y lo presente.
Además de la magia de la temporada navideña, Évora ofrece es una rica mezcla de puntos de interés que abarcan diferentes épocas. El templo de Diana del siglo I d.C., testimonio de la grandeza romana nos transporta a un pasado imperial, mientras que la catedral de Évora, con su majestuoso estilo románico-gótico, nos muestra la huella de los cristianos medievales que transformaron la ciudad en un importante centro de fe. Desde su terraza se abre una vista panorámica que abarca toda la ciudad y sus alrededores.Los campos que rodean la ciudad se tiñen de tonos cálidos, mientras las calles comienzan a encenderse con las luces navideñas.
Situada en el corazón del Alentejo, Évora es accesible desde Lisboa en coche, tren o autobús, y su tamaño la hace perfecta para descubrir en medio día.