Viaja siempre con Inés, una divertida teckel con la que ha recorrido medio mundo. Europa -por trabajo- y sobre todo el Sudeste Asiático -para bucear- son destinos frecuentados por Fernando Rius, fundador y director de la agencia de comunicación y relaciones públicas Área, un gentleman de pies a cabeza que ha convertido su pasión por viajar en el mayor de los placeres. Su catálogo de anécdotas sería un más que interesante material para escribir un buen guión.
Coincidió en un vuelo del Concorde entre Nueva York y París con Henry Kissinger y Annette de la Renta en primera fila; Brooke Astor, la “reina” de la sociedad neoyorquina de la época, vestida de impecable negro en Chanel Couture, en la segunda, y en la tercera, un perfecta bag lady con unos vertiginosos tacones de Manolo Blahnik que, al entrar en el avión, pidió que la despertasen al llegar. Era la editora Carine Roitfeld en los tiempos gloriosos del Gucci de Tom Ford, una mezcla de poder, moda, sociedad y filantropía. La estampa -reconoce- permanece grabada en su retina para siempre.
Si la experiencia es un grado, Fernando Rius es, sin duda, el mejor prescriptor a la hora de viajar. Para él, el periplo empieza al salir de casa y termina al llegar al destino final, por lo que en una aerolínea valora que cuide todos los detalles y ofrezca una experiencia perfecta. En una palabra: el servicio. Su favorita es Singapore Airlines, pero también le agrada Qatar Airways y Cathay Pacific y, en cuanto a aeropuertos se decanta por Changi –el aeródromo de Singapur, considerado el número uno del mundo- y Dubái, los mejores para una conexión larga. La otra cara de la moneda es la T5 de Heathrow, que, según sus palabras “ha conseguido que el JFK sea traveller friendly.
El viaje empieza al salir de casa y termina al llegar al destino, por lo que en una aerolínea valora que cuide todos los detalles
Para Fernando Rius, viajar sigue siendo un placer, un encuentro con lo desconocido. En definitiva, una aventura deliciosa a la que vale la pena enfrentarse una y mil veces. Con tal bagaje, sus rutinas viajeras son un manual inspirador para cualquier viajero con estilo.
Así viaja Fernando Rius
Asiento. Siempre escoge ventanilla; ofrece mayor privacidad. En vuelos largos, opta por filas laterales con una sola butaca (siempre elige la misma butaca en cada aerolínea)
Bolsa de mano. No embarca nunca sin una bolsa, en la que acarrea (solo) con lo imprescindible: medicinas, agua en espray, un antifaz, una pequeña manta, calcetines y auriculares con cancelación de ruido -ideales para dormir-, material de lectura, un iPad y cables para cargar los dispositivos. Si el viaje es de buceo, lleva consigo las cámaras y lentes.
Antes de un vuelo nocturno largo. Toma una ducha con un gel exfoliante, se hidrata y cena en casa. Come algo en la sala del aeropuerto y en el avión se pone directamente a dormir. En Dubái y Changi suele usar el spa del lounge para un masaje; come ligero y toma zumos naturales.
Ingestas durante el vuelo. Come diversas veces, siempre en función de su duración. Evita el alcohol y toma mucho líquido, en especial zumos y agua, infusiones y algún postre.
Indumentaria. En un trayecto de larga distancia siempre viste igual. El “uniforme” consiste en pantalón y sweatshirt de punto de cachemir de Cos gris oscuro o azul marino, o un pantalón y cárdigan con cremallera en Techmerino de Zegna, y sobre la piel, un t-shirt en “ice cotton” de Zanone, materiales que mantienen la temperatura corporal, absorben el calor, son elegantes, cómodos y envejecen muy bien con el uso. No olvida nunca una sahariana de Fay con grandes bolsillos para tenerlo todo a mano y, en los pies, siempre unos clásicos Gommin Tod’s, o unas sneakers.
Viajar con mascota. Pasa por un buen transportín. Como ejemplos, la edición limitada de 7Cloud o un Away Travel. Para mascotas vip la firma americana Paravel tiene el equipaje perfecto. Es imprescindible acarrear agua, comida seca y algún pañal absorbente.