La historia de luces y muchas sombras de Miguel Herrán es en realidad su mayor virtud. Una vocación escondida por la interpretación y sobre todo el apoyo incondicional del director y actor Daniel Guzmán salvaron a ese joven de 19 años, sin rumbo ni pasiones, que tras abandonar los estudios simplemente dejaba la vida pasar. Su debut en la pantalla con A cambio de nada de Daniel Guzmán, le brindó un Goya y un billete de ida al mundo de las cámaras, los focos y las alfombras rojas. Su emotivo “me has dado una vida, Daniel” tras recibir el Goya al mejor actor revelación resume bien el vuelco que la interpretación dio a su vida. Una oportunidad que el joven de Fuengirola (Málaga), que ahora tiene 26 años, exprime con cada nuevo trabajo.
Con su mirada dulce, melena revuelta y sonrisa pícara ha conquistado al público interpretando a Río en la popular serie La Casa de Papel, en Élite como Christian y como Ángel en Hasta el cielo. A cada nuevo proyecto se acerca con humildad y unas ganas ávidas por aprender de los que llevan más tiempo que él en la profesión. Ahora su viaje de ascenso en el cine español le lleva a protagonizar Modelo 77, un proyecto que ahonda en la memoria histórica de la Transición, dirigido por Alberto Rodríguez.
¿Cómo se preparó para interpretar a un preso de la época?
Lo más difícil fue el proceso de pérdida de peso. Me destrozó a todos los niveles, psicológica y físicamente. Teníamos poco tiempo y necesitaba bajar quince kilos en un mes. Alberto, el director, me llevó a un nutricionista y efectivamente nos dijo que era imposible. Decidí intentar romper el músculo que básicamente es entrenar mucho, sin peso y no comer. No desayunaba, para comer tomaba un vaso de gazpacho y para cenar una lata de atún. Estuve así todo el mes, entrenando cuatro horas al día, y conseguí perder diez kilos.
Tuve que perder 15 kilos en un mes; me destrozó a todos los niveles, psicológica y físicamente”
Entiendo que para usted fue especialmente difícil porque sufre vigorexia.
Es un tema complicado. Es algo con lo que lucho constantemente. Muchas veces pierdo la noción de la realidad. Soy consciente de que está en mi cabeza pero, a veces, la cabeza es muy poderosa. Al final lo que quiero es estar a gusto. Me gusta entrenar y comer bien así que intento no obsesionarme. La vida es un constante cambio y el cuerpo, también. Entrenar y alimentarse bien es una carrera de fondo y hay que ser consciente y aceptar que hay cosas que están bajo tu control y otras que no.
‘Modelo 77’ es una película política. Habla sobre la amnistía que exigieron los presos en las cárceles españolas en 1977 tras el fin del franquismo. ¿Cree que el arte tiene la obligación de revisar la memoria histórica de un país?
Es necesario. El cine debe ser político. Muchas series y películas están hechas desde un punto de vista de negocio o industria. Y eso está bien, hay que aceptarlo. Pero creo que este tipo de películas son necesarias en la época actual. Yo vengo de una generación que salimos de la escuela y no sabemos abrir una cuenta bancaria, no sabemos qué fue el franquismo ni de dónde venimos. No nos preparan para la vida ni nos hacen entender en qué punto de la sociedad nos encontramos y cómo hemos llegado hasta aquí. La cultura en general es importante. Hay que intentar que la gente, ya sin hablar de generaciones, sea inquieta. Tienen que hacerse preguntas y entender por qué estamos dónde estamos y hacia dónde vamos.
¿Es ese el mensaje que transmite la película?
Algo que me enamoró de ella fue pensar: Joder, ¿en serio pasó todo esto?; ¿de verdad hubo un grupo de presos que se reunió cuando cayó Franco para reivindicar unos derechos que eran, hoy en día lo son, evidentes? Es de locos. Reflexionar sobre ello es lo que hace esta película necesaria. Hay que quejarse de las injusticias y luchar por lo que es justo.
En mi generación salimos de la escuela y no sabemos qué fue el franquismo ni de dónde venimos”
¿Qué puede adelantar sobre Manuel, su personaje?
Manuel siempre fue concebido como los ojos del espectador. Es una persona normal, como podría ser cualquiera que por un error se ve encarcelado, privado de libertad y en una realidad completamente distinta. Precisamente lo que se busca con mi personaje es que cualquiera que se siente en la butaca del cine sienta que podría ser él el que está allí.
El reparto de la película es estelar. ¿Cómo ha sido trabajar mano a mano con Javier Gutierrez?
Yo siempre aprendo de todo el mundo en los rodajes. Y de Javi he aprendido mucho. De respeto hacia el equipo, de valorar a la gente, de funcionar como un engranaje. He aprendido que se puede trabajar muy bien desde la tranquilidad y la felicidad, no hace falta torturarse aunque tu personaje esté mal. He aprendido a disfrutar de mi profesión.
Me gustaría hacer una comedia divertida, pero yo no decido los papeles, a mi me cogen”
¿Le gustaría probar otro género?
Siempre he querido probar una comedia divertida. El personaje de Élite me gustaba muchísimo, le puedes dar mucha vida, muy teatral. Yo no decido los papeles, a mí me cogen. Y de momento todo lo que he hecho lo he hecho con mucho gusto. Pero creo que el proceso de hacer una comedia puede ser muy divertido. Yo soy mucho de fluir, de momento estoy a gusto, los trabajos que tengo me molan.
¿Está embarcado en algún proyecto?
Estoy con Amazon trabajado en la serie Los Farad con Susana Abaitua, Fernando Tejero, Pedro Casablanc y Nora Navas.