Blanca Soler llega a la sesión de fotos como un torbellino de energía y optimismo. Ante el objetivo de Bèla Adler, la modelo catalana de 22 años demuestra una sorprendente soltura, como si no hiciera esfuerzo alguno.
De rostro angulosos y mirada nostálgica y seductora, es el talento efervescente que ha conquistado a modistas como Dolce&Gabbana y Yohji Yamamoto, para quienes ha desfilado en el circuito internacional. Tras esa belleza relajada se esconde un pozo de intereses: la pintura, la música, un talento escondido como cantante de ópera, y una obsesión con los perfumes.
Ha desfilado en París y Milán para firmas como Dolce&Gabbana, Vivienne Westwood, Yohi Yamamoto, Jean Baptiste Abadi... ¿Cómo fue su entrada en el mundo de las pasarelas?
Mi primera Fashion Week fue a los 17 años, justo cuando terminé el colegio y me tomé una especie de año sabático. Lo cierto es que esa experiencia me cambió la vida y mi forma de ver las cosas.
¿En qué sentido?
Yo llegué a París con muchos sueños y pensaba que en una season ya te convertías en Gisele Bündchen. Evidentemente, estaba equivocada. Una vez allí te das cuenta que hay cien mil niñas que lo tienen todo de su lado: son más altas, más guapas y más exóticas que tu. Me llevé muchas decepciones, perseguía un éxito insaciable. Pero ahora, pasado el tiempo, me he dado cuenta de que en realidad tuve mucha suerte y esa experiencia me abrió otras puertas.
Gracias a su paso por las pasarelas, además de modelar asiste a desfiles como creadora de contenido y también canta.
Sí. Mi objetivo, todavía estoy trabajando en ello, era tener voz en el mundo de la moda. El éxito es una cuestión de tiempo, trabajo y suerte, entonces estoy contenta con el punto al que he llegado y de que el viaje no esté siendo como había esperado. Hoy en día en el modelaje se busca que tengas más talentos y que te hagas un nombre en la industria porque chicas guapas hay miles, además de la competencia que representará en un futuro la inteligencia artificial.
¿Es la inteligencia artificial una amenaza para su profesión?
Pienso que van a desaparecer las modelos de e-commerce y que las pocas que se hagan un nombre, un personaje, y que tengan una especia de perfil serán las que continuarán desfilando.
Triunfar es una cuestión de tiempo, trabajo y suerte”
¿Con qué diseñador ha disfrutado más desfilando?
Para Yohji Yamamoto. Fue durante mi primera temporada en París. Es uno de mis diseñadores favoritos, una persona libre a la que no le condiciona la industria. En backstage y en el desfile consigue hacer de esa experiencia algo divertido. Me acuerdo que llegué a ese desfile y pensé que era muy distinto al resto. Me enseñó que la moda no tiene por qué ser seria, sino que puedes disfrutarla y ser tú misma.
Forma parte de una generación obsesionada con los retoques estéticos, ¿qué opina usted de eso?
Mi cuerpo es una herramienta para este mundo, para la vida. Por un lado tengo mi alma y por otro he tenido la suerte de tener un cuerpo que me ha permitido trabajar de modelo. Cada cual ha de hacer lo que quiera con su cuerpo, pero pienso que hay que cuidarlo y entender que el concepto de belleza siempre va a estar en constante transformación. Por eso, para mí, la belleza es respetarse a uno mismo y a los demás.
Ciertamente la cirugía plástica se nutre de las inseguridades de la gente.
Sí cada vez que me rechazaran me lo tomará como algo personal, es que tendría la autoestima por el suelo. La de veces que he oído a diseñadores o encargados de casting hablar francés y decir sobre mi “esta chica no vale nada”. El día a día de una modelo es que te rechacen por tu cuerpo entonces no puedes tomártelo como algo personal si no entender que tu cuerpo es básicamente una herramienta.
Este año también ha lanzado su primer single, 'Qué lástima'. ¿Cómo surgió este primer tema?
De pequeña estudié ópera y solfeo en el conservatorio. Con 17 años, en paralelo a mi carrera de modelo, decidí probar suerte produciendo una canción y salió fatal. No me gustó como me quedó y abandoné ese sueño. Hace poco, estando en París, decidí grabar algo improvisado con un amigo. Al día siguiente arreglamos las voces y se la enseñé a mi círculo íntimo. Les encantó.
Utilizo los perfumes para crear alter egos”
¿Qué es para usted la música?
Es lo que me hace más feliz. Tengo una gran capacidad de sinestesia por la que relaciono canciones con gente que conozco, obras de arte, olores y momentos. Es como crear un universo alrededor de una canción concreta. Es el proceso que sigo tanto cuando escucho música como cuando la compongo.
¿Qué canción sonaría en su universo?
Yo sueno como Viena de Billie Joe, que habla sobre alguien ambicioso que tiene prisa por llegar a lo más alto y al que le recuerdan que debe relajarse y dejar que la vida le lleve donde le tenga que llevar.
También le interesan otras disciplinas, como la pintura. ¿De dónde le viene ese insaciable apetito por el arte?
Todo el mundo en mi casa tiene un lado artístico. Mi abuela pinta muy bien y con ella comparto un taller en el que a veces trabajamos juntas. Mis padres son artistas y empresarios. Me enseñaron desde bien pequeña que todo el mundo tiene un lado creativo y esa parte de ti se puede cultivar con trabajo y tiempo. Así que cuando era niña , mi hermana y yo nos pasábamos el día haciendo obras de teatro malas y desfiles improvisados con mis pobres padres como público.
Su perfil en Instagram le ha ayudado a crearse un nombre en la industria. Dice tratarlo como un carrete de fotos, como un muro muy natural e improvisado de lo que le inspira. ¿Qué no publicaría jamás?
No muestro en exceso mi vida privada así que creo que nunca publicaría mi vida romántica. Y otra cosa que jamás publicaría son opiniones políticas porque quiero que mi página sea un espacio de belleza e inspiración creativa. Que la gente que entre no vea a nada ni a nadie representado, solo moda, diseño, arte y lo que a mí me gusta creativamente.
My favorite things
Le aporta calma. “La danza de Matisse. Tiene una inocencia con la que me identifico. Al final soy una cantante de ópera que ha decidido sacar una canción susurrando”
Un básico en el neceser. “Un pintalabios rojo, vaselina y un minicorrector”
En su Spotify...Hay de todo, aunque ama la música de los
sesenta, el soft rock de Smiths y voces clásicas
de la talla de Tom Jones
Hace poco publicó una plegaria budista. ¿Se considera espiritual?
Sí, pero para mí la religión no es una institución. Me gustan todas las religiones y me siento conectada con Dios y el universo desde un plano de agradecimiento. Cada noche, llegue a las doce o a las cinco de la mañana, doy gracias por veinte cosas. Pueden ser pequeñas o grandes, tontas o importantes, pero han de ser veinte. Me ayuda a mantenerme positiva y con los pies en la tierra. Agradecer es la forma más poderosa de ser feliz.
¿Cuál es su próximo reto?
Mi sueño es ser la cara de un perfume. Me gustaría representar una fragancia porque me encantan. Tengo una obsesión con los olores, sobre todo me gustan los masculinos y arábicos, y creo que son una forma de empoderarse. Los utilizo para crearme alter egos: si por ejemplo tengo un reto ese día me pongo un perfume especial para convertirme en un personaje poderoso o si voy al gimnasio, como me cuesta mucho ir, me pongo otro concreto para coger fuerzas y empoderarme.
Un valor o rasgo de su carácter que no quiere que cambie.
Todo el mundo me dice: “me da miedo que cambie tu forma de ser. Que te conviertas en una persona creída”. Pero a mí eso no me da miedo. Pienso que mientras no cambie mi círculo, la gente de mi alrededor; mi familia, soy consciente de que no se me puede subir a la cabeza. Al final es una profesión más solo que tu trabajo tiene una exposición.
¿Siente presión por dar la talla?
No me importa llegar a ser famosa. Creo que hay que ser ambicioso y trabajador pero realista. Lo que quiero es que me guste mi música y con que le llegue a una persona ya estaré contenta. Mi único objetivo es que en algún punto la gente me vea como una cantante que hace de modelo y no al revés.
Todos los créditos
Fotografía: Bèla Adler
Estilismo: Katie Lanhe
Maquillaje y peluquería: Paca Navarro para CH
Asistente: Carmen Navarrete
Producción: Ester Gallén