El estilo de Máxima de Holanda es uno de los más coloridos de la realeza europea. La monarca consorte de Países Bajos ha demostrado en muchas ocasiones que no tiene miedo a experimentar con diferentes estampados y tonalidades vibrantes, jugando así con un estilo que podría ser todo un guiño a Carrie Bradshaw, que es toda una experta a la hora de defender mezclas imposibles.
Esta semana, la esposa del rey Guillermo Alejandro asistía a la entrega del Premio Erasmus en el Palacio Real de Ámsterdam. Una cita anual marcada en la agenda de los reyes holandeses, que estuvieron acompañados por la reina Beatriz, que reaparecía en público tras varias semanas manteniendo un perfil bajo.
Para esta cita, Máxima volvió a hacer gala de su norma de estilo “más es más” con un vestido que recuperaba de su armario. Como hacen muchas reinas y princesas europeas, la argentina también suele optar por reciclar de su vestidos sus prendas y complementos favoritos con los que además lanza un mensaje a favor de la sostenibilidad.
En esta ocasión, la reina elegía un diseño de Claes Iversen, uno de sus diseñadores favoritos, que había estrenado en 2018. Un vestido azul con el cuello redondo y manga francesa que llamaba la atención por sus coloridos detalles en amarillo y rojo y por su detalle de plumas en el bajo de la falda, de largo midi, en azul y rosa.
Una propuesta arriesgada con la que Máxima no pasaba desapercibida, y es que se sumó a su manera a la tendencia de las plumas que arrasa este otoño con este diseño que además aportaba movimiento y también daba ese toque de glamour al evento.
La reina consorte consideró que los tonos coloridos del vestido no eran suficientes y sumó a su estilismo unos zapatos de tacón en ante rojo de Gianvito Rossi y unos maxipendientes en forma de cascada en un llamativo verde, una joya que se apreciaba gracias a su melena recogida en un sofisticado moño.