Nacido en Zurich en 1970 en el seno de la familia relojera Raynald Aeschlimann es el alma de la permanente vocación de cambio y mejora en clave Swiss Made de Omega. La agenda del consejero delegado de esta manufactura fundada en 1848 en Chaux-de-Fonds es una permanente celebración. Un día le toca recibir a Zoë Kravitz, otro día a Daniel Craig y al siguiente a Nicole Kidman o Cindy Crawford para empujar las colecciones más femeninas de la firma. Este verano ha estado en París celebrando los Juegos de 2024 y en las últimas semanas ha estado vibrando en Barcelona junto a Grant Dalton, consejero delegado de la Copa del América, y la victoria de su equipo del Emirates Team New Zealand y la Jarra de las Cien Guineas, el trofeo mejor custodiado del planeta
¿Cómo ha moldeado la identidad de la empresa la asociación de Omega con la Copa del América?
Omega y la Copa del América han recorrido un camino similar durante más de 170 años. Nuestra empresa se formó en 1848, mientras que las primeras carreras de la Copa del América tuvieron lugar en 1851, por lo que ciertamente compartimos una profundidad histórica similar. La asociación actual realmente fortalece la asociación de Omega con la precisión y ayuda a mostrar nuestra reputación en el cronometraje deportivo al más alto nivel. Representa nuestros valores de excelencia, y especialmente de innovación, donde la relojería y el diseño de barcos se alinean en términos de tecnología y materiales de vanguardia.
¿Qué aporta Omega a la Copa América como cronometrador?
La herencia oceánica de Omega se remonta a casi 100 años, por lo que tenemos una conexión muy rica con el mar y con la relojería resistente al agua. Aportamos una auténtica pasión por la navegación, pero nuestro cronometraje también es un símbolo de calidad. Es precisión al más alto nivel respaldada por la vasta experiencia en cronometraje que tenemos en múltiples deportes.
Ha colaborado con Emirates Team New Zealand durante casi 30 años. ¿Cómo trabajan juntos?
Nuestra asociación con el equipo de Nueva Zelanda comenzó a través de nuestra amistad con el legendario marinero neozelandés, Peter Blake. Le apasionaba la conservación de los océanos y también el arte de la navegación táctica, por lo que esos valores siempre han estado en el centro de nuestro trabajo conjunto. A través de nuestra comunicación constante, a menudo compartimos nuestro entusiasmo por el ingenio, tanto en la relojería como en la navegación, donde siempre buscamos formas de ganar valiosos segundos en nuestras respectivas industrias. Omega ha creado una serie de relojes de navegación para Emirates Team New Zealand a lo largo de los años, guiándose por su conocimiento experto, lo que ha aportado una autenticidad definitiva a nuestros diseños. Asimismo, siempre celebramos el lanzamiento de sus nuevos barcos, porque son hermosos ejemplos de artesanía moderna.
¿Cómo describiría los tres relojes Omega diferentes relacionados con esta edición de la Copa del América que acaba de finalizar en Barcelona?
Hay dos direcciones únicas que hemos tomado en nuestros diseños de relojes para la Copa del América este año. El primero, el Seamaster Diver 300M, es pura celebración. Es un hermoso reloj de estilo de vida, pero lo hemos enriquecido con detalles exclusivos para la 37.ª Copa América, como el trofeo en el segundero central, la escala de regata en el bisel y el emblema del Barcelona en el fondo de la caja. Éste es para los fanáticos del deporte que quieran apreciar este evento deportivo histórico. El segundo reloj, el Seamaster Regatta, es una herramienta importante para los profesionales de la navegación. Está construido en titanio robusto y tiene una combinación de funciones digitales y analógicas para ayudarte en el océano. Por ejemplo, un diario de navegación, tres alarmas e incluso un indicador de temperatura.
¿Qué impacto tuvieron las innovaciones en los Juegos Olímpicos y qué tendrán en el futuro del cronometraje deportivo?
En este momento, la evolución del cronometraje de nuestros Juegos Olímpicos se centra en la medición de datos. Por ejemplo, medir la aceleración de un velocista o el número de brazadas que realiza un nadador. Todos esos datos nos ayudan a contar la historia completa de un evento y mostrar exactamente dónde se ganó o se perdió. En París, esa innovación fue un gran beneficio, especialmente en eventos como la final masculina de 100 metros, que fue la más reñida de la historia. Pudimos identificar los momentos de esa carrera que marcaron la diferencia. A nuestros ojos, ese es sin duda el futuro del cronometraje y las posibilidades son muy interesantes.
Omega no es sólo para deportes, también es el reloj de James Bond y el Moonwatch. ¿Cuál es la familia más importante para la marca?
Es imposible clasificar nuestras colecciones en términos de importancia. Cada familia ha tomado su propio camino y ha formado su propia historia auténtica. A diferentes clientes les encantan diferentes relojes, y eso es lo que hace tan especial la manufactura. Por supuesto, nuestra historia de exploración espacial es muy icónica y mucha gente asocia nuestra marca con Moonwatch. No hay otro reloj en la Tierra o en el espacio que haya emprendido un viaje como el Speedmaster.
¿Cuáles son los desafíos y oportunidades que enfrenta hoy la industria de los relojes de lujo? ¿Omega está posicionado para navegarlos?
Hoy en día hay tantas marcas en el mercado del lujo que el desafío es mantenerse relevante y seguir innovando. La relojería es un oficio tradicional, pero no podemos quedarnos quietos. Tenemos que seguir mostrando a los clientes que nuestros estándares son altos y que nuestros productos ofrecen algo extraordinario. Sigo usando esa palabra, autenticidad, pero es muy importante para los consumidores de hoy. Quieren ver que nuestras historias son genuinas y que la calidad que prometemos es cierta. Omega está perfectamente posicionada porque tenemos esa profundidad en nuestra herencia, pero también la capacidad de innovar y crear nueva magia cada año. Eso está en nuestro ADN y la gente lo reconoce.
¿Cómo equilibra Omega la herencia de la artesanía con los avances tecnológicos?
Es importante que nos mantengamos fieles a nuestra marca. Omega es conocida por sus estilos icónicos, como el Speedmaster o el Seamaster, y siempre intentamos conservar el aspecto y el espíritu clásicos de esos relojes en cualquier diseño nuevo. Al hacerlo, continuamos el hilo de nuestra herencia artesanal. Pero al mismo tiempo, intentamos aprovechar nuestros avances tecnológicos. Omega lo logra desarrollando nuevos materiales, como aleaciones de oro duraderas, mejorando la resistencia magnética o elevando el estándar de nuestra precisión. Al hacerlo, los clientes obtienen lo mejor de ambos mundos. Historia con calidad de vanguardia.
Lleva mucho tiempo trabajando en la empresa, ¿cuáles son sus aspiraciones personales para Omega?
Quiero que Omega sea vista como la mejor marca de relojes del mundo. Mucha gente ya nos ve de esa manera, pero mi aspiración es seguir haciendo crecer esa reputación a través de nuevos diseños mágicos y asociaciones interesantes. Las bases para un gran futuro están ahí. Es un honor guiar la marca hacia adelante y aprovechar todas las nuevas oportunidades que se nos presentan cada año.