Era un secreto a voces que Lady Gaga actuaría este viernes como estrella invitada en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París. La presidencia francesa junto al Comite de este importante evento deportivo estaban decididos a hacer esta velada de apertura inolvidable.
En busca de espectacularidad y la mayor repercusión posible, la fiesta en el Sena ha arrancado con la singular voz de la polifacética Lady Gaga, ataviada, como no podía ser de otra manera, con un singular look para la ocasión.
La artista estadounidense, que ha cantado en francés, ha lucido sobre el escenario un estilismo desmontable firmado por la marca de lujo francesa Dior. Un pomposo y espectacular look protagonizado por una chaqueta y una falda con plumas negras y rosas que combinaba con los pompones de los bailarines.
Como un elegante cisne negro, Lady Gaga ha bailado al tiempo que bajaba una gran escalinata dorada. Una estampada que recordaba indudablemente a su apoteósico momento en la Gala Met 2020, también con varias capas en fucsia y negro.
Tras descender unos peldaños, la cantante se ha desecho de esa primera capa emplumada para exhibir ante los espectadores un ceñido corsé negro con un mini short del mismo tejido y combinado con una extravagante cola de plumas blancas.
El cisne completaba su transformación a los pies de la escalera, donde le esperaba un piano de cola dorado y lugar en el que, ya solo ataviada con el corsé satinado y unas medias negras, los guantes negros largos a juego y un tocado con plumas negras, ha terminado un espectáculo para el recuerdo.