La evolución de la americana en 100 años de estilo

Moda

La historia de la pieza más elegante del armario masculino y su evolución es un reflejo de los cambios de etiqueta y los códigos sociales

PAL JOEY, Frank Sinatra, 1957

El cantante Frank Sinatra, 1957

GTRES

Desde el chaqué de principios del siglo XX hasta la americana fluida de la sastrería actual. La evolución de la pieza más elegante del armario masculino es un reflejo de los cambios de etiqueta y los códigos sociales que han marcado cada década. A pesar de los constantes cambios en el corte, largo y forma, la pieza es y ha sido siempre sinónimo de elegancia. Una pieza formal que ensalza la silueta del hombre y que desde los 2000 se luce tanto en lugares formales de etiqueta como de diario, con pantalones de sastre a juego o con vaqueros.

“Antes el traje era la prenda más importante de la sastrería pero hoy está perdiendo importancia en favor de la americana”, explica el propietario de Santa Eulalia, Luís Sans. Según el experto en moda masculina en la actualidad existe una clara tendencia hacia la informalidad, con la americana como protagonista: “el traje (dos piezas) ha quedado relegado para ocasiones mucho más formales, tanto laborales como por ejemplo una boda, una cena de gala, una ocasión especial”, añade. 

En qué fijarse a la hora de comprar una americana

Sans asegura que lo esencial de una americana es el tejido y su caída. “Todas las prendas de sastrería se asientan por el hombro. Por lo tanto, es muy importante que encaje bien en el hombro y en el cuello del cliente”, asevera. Sobre el patronaje y las proporciones, el especialista de Santa Eulalia destaca que en la actualidad se llevan ajustadas al cuerpo, más bien cortas y, sobre todo, con las mangas en su sitio. “No hay nada más feo que una americana con mangas largas que no dejen ver el puño de la camisa”, aconseja.

¿Pero de dónde parte el diseño actual de la americana? ¿Cómo se llevaban antes y por qué?. Este recorrido, década a década, evidencia la importancia de la prenda más importante del ropero masculino.

1910

Nueva era

La americana, que nace del chaqué y éste a su vez de la Levita -un abrigo con botonadura sencilla o, más formal, también conocida como Príncipe Alberto- persiste a la era victoriana y se populariza.  A principios del siglo XX se confecciona como una pieza entallada, que consta de un cierre sencillo, solapa de pico y está forrada en seda negra. Al combinarla con un chaleco, una corbata y un pantalón en el mismo tono se convierte en una chaqueta de noche, en inglés dinner jacquet.

Signor Barzini in a suit and high-collared shirt, circa 1905. (Photo by Hulton Archive/Getty Images)

Signor Barzini con traje y camisa de cuello alto, alrededor de 1905.

Getty Images

1920

Informal

La influencia de la Primera Guerra Mundial recorta la americana y pasa a ser más ancha en el bajo. Una sociedad ociosa debido al período de prosperidad económica reinventa la prenda en tonos más frescos, incluso estampados, y pasa a llevarse también como una pieza informal, pensada para las salidas de la alta sociedad al campo. Es la época del charlestón y las fiestas infinitas. Así, al caer la noche, las americanas se tornan más llamativas y en ellas se incluye la muesca de solapa. 

A finales de la década aparecen las americanas cruzadas, con doble botonadura, más ajustada en la cintura pero con los hombros muy marcados.

1930

Edad de oro

A los años 30 se los considera la edad de oro de la moda masculina. La americana se lleva generalmente drapeada, con más tela en la botonadura, a veces cruzada, y el hombro marcado como reflejo de una época de prosperidad. Con su llegada a las ciudades se populariza a modo de uniforme de oficina y por tanto se democratiza.

Vintage illustration of The Well-Dressed Traveling Man, 1930s.  (Photo by Found Image Holdings/Corbis via Getty Images)

Ilustración vintage de El viajero bien vestido, años 30.

Corbis via Getty Images

1940

Minimalismo y una revolución juvenil en Estados Unidos

La racionalización acaba con los trajes de corte amplio. Con la Segunda Guerra Mundial la pieza adopta un corte más sencillo, minimalista, teñido en franela gris, con una botonadura simple y las solapas estrechas para ahorrar tela. De hecho, el corte del traje de los años 40 se asemeja mucho al de la actualidad: elegante y entallado. 

Una rebelión contracultural que germina en los bares de jazz y busca romper con los códigos de vestimenta convencionales aparece en Estados Unidos. Los jóvenes, que buscan romper con las generaciones más mayores y hermetismo de su vestimenta, empiezan a vestir con chaquetas largas y muy grandes. A este tipo de americana se la conoce como Zoot, y su nombre tiene su origen en la palabra "traje", en inglés suit, pero pronunciada mal de forma intencionada. 

1950

Fin de la austeridad

Como suele pasar después de una época de austeridad llega una corriente sociocultural extremadamente opuesta. La americana se erige de nuevo con un corte cruzado y con grandes solapas. En paralelo, aparece un nuevo traje llamado ‘mod suit’, que bebe de una tendencia musical moderna y se caracteriza por ser de corte entallado - normalmente eran trajes hechos a medida- y combinarse con corbatas angostas.

circa 1954:  American actor Robert Stack (1919 - 2003) posing with his hand in his pants pocket in a promotional portrait for director William A Wellman's film, 'The High and the Mighty'. He is wearing a checkered shirt with pleated pants and a tweed sport coat.  (Photo by Hulton Archive/Getty Images)

El actor Robert Stack en la promoción de 'The High and the Mighty'.

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1960

A lo grande

La década de los años 60 llega como un huracán de creatividad y liberación. La americana recupera las hombreras extremadas y, en contrapunto, se lleva con corbatas angostas aportando una silueta triangular.

1970

Explosión de creatividad

Mientras que las corbatas se ensanchan y adoptan una llamativa paleta de colores y estampados, la americana se ajusta y adapta al cuerpo pero con solapas grandes y, a veces, en colores llamativos.

1960s 1970s SERIOUS BLOND BUSINESSMAN WEARING KNIT SUIT STANDING BY DESK LOOKING AT CAMERA  (Photo by H. Armstrong Roberts/ClassicStock/Getty Images)

El traje se ensancha con solapas grandes. (Photo by H. Armstrong Roberts)

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1980

El traje ejecutivo

A pesar de que lleva ya años sirviendo a modo de uniforme para las oficinas, el traje se convierte en 1980 en la máxima expresión del capitalismo. Es fluido, con hombros y solapas anchas y el quiebre del botón se posiciona más abajo.

1990

Excentricidad

En la década de los años noventa se vive una mezcla de estilos. Horas bajas para la elegancia y la sobriedad en los armarios masculinos en pro de una era para la experimentación y la creatividad. Es precisamente durante esos años cuando aparecen las americanas con tres botones, de los cuales por el corte de la prenda solo se puede abotonar el último de ellos, en un punto muy bajo.

2000

Nuevos colores

Las pasarelas de Thom Browne y Tom Ford perfilan una americana más ajustada. Domina la escena una silueta marcada, pulida pero con la incorporación a la mezcla de nuevos colores, como el blanco roto, el beige o incluso combinado con jerséis de punto en tonos flúor. 

A model on the catwalk presents a beige suit and pink jumper designed by John Richmond, during his fashion show at the Royal Horticultural Halls in London for Men's Fashion Week   (Photo by Michael Crabtree - PA Images/PA Images via Getty Images)

Un modelo presenta un traje beige de John Richmond, en el Royal Horticultural Halls de Londres

PA Images via Getty Images

2010

El traje se democratiza

Una década después la americana vive un sutil cambio, su quiebre asciende y la prenda se acorta, para una mayor comodidad, a la altura de la cadera. Si bien el traje ya estaba democratizado, es en 2010 cuando se despoja de su status formal y gracias a los talleres a medida, se adapta y personaliza al gusto de cada hombre.

2020

Oversize

Ya no hay normas que valgan. La americana, y en general el traje, hace años que ha dejado de ser una prenda exclusiva de los armarios masculinos y su carácter como pieza unisex lleva a los modistas a confeccionarla con todo tipo de cortes, colores y formatos, incluso vestidos. Si bien es cierto, en cuanto a moda masculina, predomina en esta década el corte holgado y cruzado.

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