La fiesta anual de Heidi Klum se ha convertido en un ritual más de Halloween. En vísperas de la noche del 31 de octubre, entre decorar la casa, escoger la película de terror del día y recortar rostros escalofriantes en calabazas vacías, siempre queda tiempo para echar un vistazo al vestuario escogido por la reina de los disfraces. Heidi Klum (50) ya forma parte de esta festividad por su destreza para disfrazarse para la noche de los muertos.
Se ha dejado ver emplumada de pies a cabeza convertida en un cuervo, de lombriz gigante, de robot, vampiresa y de fruto prohibido. Sus transformaciones han llegado a tal extremo que desde hace unos años necesita un equipo profesional para ayudarla a recrearlos. Su devoción por esta festividad no tiene competidor. Klum es capaz de pintarse todo el cuerpo para disfrazarse de cuerpo humano sin piel, llenarse de prótesis para conseguir las curvas imposibles de Jessica Rabitt o simular las arrugas de una anciana.
Ni si quiera la pandemia fue capaz de frenar a la top model de los noventa, que en 2020 - y consciente de la admiración que despiertan sus disfraces entre sus seguidores y los amantes del terror- gravó un escalofriante corto en casa, junto a su familia, en el que acababa convertida en zombie.
Para este año, la reina del terror ha confesado en sus redes sociales que ha pasado noches sin dormir para dar con el disfraz definitivo. "Tengo que admitir que mí me encanta, creo que será extraordinario. Pero tengo que confesar que nunca sé si será del todo bueno hasta ese día y me dolería mucho decepcionar a mis seguidores de Halloween", confesó a Daily Mail.
(El disfraz del 2023) será extraordinario"
Por si esto fuera poco, Klum ha inaugurado lo que ella llama su "Halloween hotline", un canal en directo en la plataforma de Amazon, donde narra en directo detalles sobre la organización de su fiesta, secretos de su disfraz y consejos para ser el mejor anfitrión.