Entrar en el mercado asiático es para las firmas de moda una oportunidad crucial para expandirse y a pesar de su gran prestigio en Europa y Estados Unidos, Manolo Blahnik ha tardado 22 años en poder vender en China. Se lo ha impedido una complicada batalla legal que esta semana por fin termina con la victoria del diseñador y sienta un precedente muy importante en la industria.
El modista español intentó registrar su firma homónima en China en el año 2000, sin embargo, su nombre ya estaba inscrito en el registro mercantil del país por el empresario Fang Yuzhou, desde 1999.
La legislación de propiedad intelectual en China es muy diferente a la de los países europeos o Estados Unidos puesto que en el país asiático, no se requiere que las empresas demuestren su intención de usar la marca comercial que deseen registrar y además jurídicamente prevalece quien lo haya hecho antes. Así nacen las marcas pirata que, con el fin de beneficiarse económicamente a través de batallas legales, registran el nombre de firmas famosas y esperan a que estas quieran entrar en el mercado Chino.
Manolo Blahnik demandó en 2000 al empresario chino alegando registro ilegal de la marca para invalidar su uso y poder registrar oficialmente su firma en el país. La batalla legal se ha extendido durante más de 22 años y esta semana por fin el Tribunal Supremo chino ha dado la razón al diseñador.
"Nos sentimos honrados y agradecidos por el apoyo que hemos recibido en China"
La victoria de Manolo Blahnik sienta un precedente muy importante para que otras firmas se enfrenten a las marcas pirata en China. "Nos sentimos verdaderamente honrados y agradecidos por el apoyo que hemos recibido en China y a nivel internacional, tanto dentro de la industria de la moda como fuera de ella", ha explicado en nota de prensa el modista español tras anunciar su victoria en China.