Mario Casas, el actor de moda, se ve capaz de todo
UN ESTRENO IMPACTANTE
El actor ha sorprendido con su papel en 'El practicante', de Netflix, y acumula tres estrenos que culminó antes del confinamiento
Acaba de estrenar El practicante, el thriller psicológico de Netflix donde sufre una transformación tan brutal que durante el rodaje muchos llegaron a preocuparse por su salud física y mental. Mario Casas nos presenta la moda de este otoño y nos tranquiliza. Ha crecido como persona y como actor. Por lo demás, vuelve a ser el de siempre. Solo que, ahora, además se ha atrevido con algo nuevo. Se ha puesto a escribir.
Nos cita en un hotel precioso de Madrid, el Tótem que han abierto solo para él. Llega de una entrevista de tres horas para una televisión y parece cansado. Y muy cambiado. No está tan delgado como en El fotógrafo de Mauthausen. Tampoco es el adolescente de A tres metros sobre el cielo ni el niño al que Antonio Banderas dirigió en El camino de los ingleses. Aun menos el crío que hacía anuncios de chicles, telepizza, de lo que fuera…que muchos descubrieron en el papel de Ulises Garmendia en El Barco.
Ahora, Mario Casas (La Coruña, 1986) ya es un adulto con un bagaje de mucho peso a las espaldas. “Más -se ríe él a carcajadas-, si me comparas con la generación que viene. La de mi hermano Óscar. A mi aún no me llaman señor pero casi y ya hago papeles de padre de familia”.
A mi aún no me llaman señor, pero casi y ya hago papeles de padre de familia”
A los 34 años, el mayor de los Casas (son cinco hermanos, porque además de Mario y Óscar, están los también actores Sheila y Christian y el pequeño Daniel, un niño rubísimo de cuatro años) sigue siendo el guapo por el que se desviven muchas adolescentes, el que genera tantas y tantas noticias en las redes (muchas sin confirmar), el que analizan en las revistas del corazón semanalmente atendiendo a sus supuestas novias, cambios de peso, escapadas de surf con los amigos o lo que se lleva a la nevera de su casa de soltero.
“Vivo solo, con mi perrita Cora, un boxer blanco”, explica para atajar, de entrada, los rumores que apuntan que su nueva pareja es Déborah François, compañera de rodaje en El practicante.
Claro que sé cocinar, ya te he dicho que vivo solo con mi perrita Cora, un bóxer blanco”
La película, estrenada este mismo miércoles con dirección de Carlos Torras (Callback, Open 24h) para Netflix, le ha cambiado de nuevo el físico y la vida. Bueno, eso, y también el confinamiento en el que ha mejorado sus dotes como cocinero (“claro que sé cocinar, ya te he dicho que vivo solo”, insiste).
Para este thriller (le ha cogido gusto al género, en el que ya ha transitado con Contratiempo, El Bar, Hogar y el todavía por estrenar No matarás) anduvo casi tres meses enteros sobre una silla de ruedas, sin apenas dirigir ni una sonrisa ni una palabra de más a nadie y con un auténtico “estropicio” en el pelo, que le rapaban dos veces al día.
Todo para ponerse en la piel de su personaje. Ni el mejor ni el peor, tampoco el más difícil, pero sí uno de los menos empáticos y menos saludables. Durante el rodaje llegaron a temer por su salud física y mental.
¿Cómo se convierte uno en un psicópata de un día para otro?
Me ayudó mucho un psiquiatra que me aportó los patrones y me habló de muchos casos reales (pero no, no voy a dar su nombre, no, no no….) y también leer muchos artículos escritos por él y guiones de algunas series, visionar películas como El último tango de Marlon Brando o Abre los ojos con un Luis Tosar magnífico.
Construyó un personaje decadente.
Y obsesivo. No quiero hacer spoilers pero el resultado es impactante, es realmente muy duro. Ángel (mi personaje) es una persona capaz de convertir tu vida en un infierno. Un maestro de la mentira. Un tipo capaz de no sentir. Con una total falta de empatía y una monstruosa necesidad de ganar sea cuál sea la circunstancia… Fue un reto dar vida a un personaje con tantas aristas.
Fue un reto dar vida a un personaje con tantas aristas”
¿Le llegó a dar miedo empatizar demasiado con el personaje?
La verdad es que asusta. No por el hecho de empatizar con el personaje, al cual durante el rodaje intenté simplemente interpretar sin juzgarlo, sino por pensar que por ahí debe haber muchas personas así. Que saben esconderse detrás de buenas palabras y buenos gestos. Vaya, que da yuyu pensar que en realidad muchas veces no sabes muy bien a quién tienes delante…
Se pasó casi un año de rodaje por Catalunya y, de repente, ¡el confinamiento!
Si, encadené No matarás, El practicante y El Inocente… y pasé unos buenos meses en Barcelona donde tengo a mis mejores amigos (nací en Coruña pero mi infancia transcurrió en Martorell, ¡incluso participé en la passió d’Esparraguera!), hasta que un día me dijeron que cogiera las cosas y me volviera. Que se ponía feo. Que nos confinaban… así que me metí en el coche y conduje hasta Madrid casi del tirón y pasé el encierro en casa. Fue una locura.
Y todo cambió, todo está distinto…
Sí, nos relacionamos y nos tomamos la vida de otro modo y por fin parece que hemos bajado las revoluciones y que hemos entendido que íbamos demasiado deprisa. Ahora solo falta que asumamos que debemos trabajar como un equipo, que no todo depende de los políticos y de lo que deciden, y que nuestra actitud particular también cuenta.Y cuenta mucho.
Yo le veo en política. ¿Se atrevería?
Jamás. Jamás. ¡De ninguna manera! Tiene que ser durísimo llevarse todas las críticas y toda esa presión a casa. No me imagino asumiendo algo así. Eso es vocacional.
Está claro que su vocación es otra
Sí, de muy pequeño entendí que lo mío es la interpretación. Fui a un casting con un amigo (y nuestras madres) pero me cogieron a mí.
Y si no fuera por ese cásting, ¿ahora qué haría?
Estaría igual o en dirección, en algo relacionado con el arte… o escribiría.
¿Escribiría?
Bueno de hecho ya lo hago. Durante el confinamiento, sobre todo, me dediqué a leer y a leer. A consumir mucho cine y televisión, pero sobre todo a escribir. Sí, tenía muchas cosas pendientes de ordenar y una necesidad apremiante de poner sobre el papel ideas que me rondaban por la cabeza de hace tiempo. ¡Cómo cuesta!
Tenía una necesidad apremiante de poner muchas cosas que me rondan sobre el papel”
¿Guiones? ¿Novela?
Un corto, una peli… puede ser cualquier cosa. Pero de momento está ahí, ha tomado forma y he entendido lo difícil que es construir un guión de la nada.
¿De qué hablan esos textos?
De momento es algo muy íntimo. Ya se verá como son cuando salga a la luz, si es que algún día salen.
Escribe, lee, no para de rodar y ¿tiene tiempo de hacer deporte?
Sí, claro. Tengo que encontrarlo. Porque dependiendo del personaje tengo que cambiar del físico, debo adaptarlo. Una veces tengo que subir el tono muscular, otras tengo que bajarlo... Por eso intento sacar tiempo para el deporte.
Dicen que es un experto surfero.
¡Qué va! Voy de vez en cuando con mis amigos, pero ni soy un experto ni es a lo que puedo dedicar más tiempo. En realidad he hecho un poquito de surf en la playa de Razo, que pertenece a A Coruña. Pero aunque no soy yo el auténtico surfero de la familia sino mi hermano Óscar, me gusta la sensación de respirar, de evadirme, de oxigenar, de limpiar...
Entonces, ¿cómo se pone en forma?
Me gusta el deporte al aire libre. Tengo la suerte de vivir a las afueras de Madrid y aprovecho al máximo para salir a correr o en bicicleta siempre que puedo cerca de casa... Antes del confinamiento, por ejemplo, estando rodando en Catalunya me dio por el crossfit. Fue muy divertido. Luego, durante el confinamiento hice como todos, adaptar mi rutina a las cuatro paredes.
Y, ¿le ha dado ya por el yoga? Cada vez son más los actores que se enganchan
No, no hay manera. Cuando rodé El fotógrafo de Mauthausen me encontraba realmente mal y lo intenté. Pero creo que todavía no es el momento. Quizá llegue o quizá no. Me siento más cómodo con el boxeo, ja, ja, ja!
¿Boxeo? ¿También boxea?
Sí, sí. Y me entusiasma. La verdad es que todo lo que sea descargar adrenalina es lo que más me va. Ya ves, voy de lo más básico a lo más extremo, pero lo que está claro es que necesito el deporte como parte esencial de mi rutina diaria.
Mario Casas presenta la moda de otoño para el Magazine
Créditos
Fotógrafo: Pau Palacios
Estilista: África Colado
Grooming: Naomí Gayoso (NS Management) para Givenchy y L’Oreal Professionnel” Agradecimientos: Hotel Tótem Madrid”