“Me resulta imposible pintar sin música”: Dis Berlin, el pintor que enamora a Almodóvar

Arte

Una muestra de 40 pinturas en Madrid reconfirma el personal y colorido universo de un artista que Almodóvar ha llevado al cine en muchas de sus películas

Dis Berlin

Dis Berlin en su última exposición

Galería Guillermo de Osma

Son 40 pinturas bajo un título que destila vitalidad y poesía a partes iguales: Le quedan muchas canciones a mi corazón. Es también una declaración de intenciones de su autor, Dis Berlin (Ciria, Soria, 1959). “Es uno de esos títulos que surgieron de forma improvisada, pero que expresa algo muy sincero y muy profundo: el deseo de seguir creando y la certeza de que mi sensibilidad sigue renovándose y, por lo tanto, sigo disfrutando de escuchar una canción, leer un libro, ver una película, mirar un cuadro o pasear por un jardín”, enumera el artista, que también homenajea con esa frase que bautiza la muestra el papel que la música tiene en su arte y proceso creativo. En su vida.

“La música está presente en mi día a día desde de que me levanto. Me resulta imposible pintar sin música. Soy un adicto a la dopamina musical. Eso hace que esté en una búsqueda permanente y que mi curiosidad me haya llevado a explorar, sobre todo gracias a YouTube, en las músicas populares de casi todos los continentes, especialmente de los años sesenta, que es la década más brillante que ha existido. Es increíble la cantidad de tesoros que están por redescubrir”, celebra.

La música está presente en mi día a día desde de que me levanto. Me resulta imposible pintar sin música”

En la movida

Por quinta vez y hasta el 30 de enero, la galería madrileña Guillermo de Osma dedica una exposición al que es uno de los creadores más destacados de su generación, que abrazó la figuración en el Madrid de los años ochenta. Una década en la que comenzó a triunfar como artista plástico hasta convertirse en uno de los iconos más singulares de la movida. Antes y ahora, su paleta rebosante de colores evoca a los fauvistas y el realismo mágico de los años veinte. En su propósito está usar imágenes que no conozca o haya usado nadie más que él y que encuentra en su archivo inmenso de los años cuarenta y cincuenta. Se detiene en los años sesenta, no va más allá.

A través de la gran pantalla, su rico y personal universo creativo ha quedado atrapado en la retina de los espectadores. Cuadros, fotomontajes y hasta esculturas del artista han desfilado por los principales títulos de la filmografía de Pedro Almodóvar: desde Átame! (1990) a La habitación de al lado (2024). A veces, como puro atrezzo. Otras, como parte de la historia. “El cine es otra de mis adiciones, para mí es tan necesario como el comer. Pedro Almodóvar aprecia mi trabajo desde hace años y ha incorporado obras mías a sus películas, lo cual, naturalmente, es algo que me hace sentirme orgulloso. Con La habitación de al lado, que me ha parecido soberbia, la sensación que he tenido al ver un cuadro mío formar parte de una obra tan redonda ha sido también muy emocionante”, asegura.

'Bodegón japones'. 2024.

'Bodegón japones'. 2024.

Galería Guillermo de Osma

La admiración que se profesan artista y director es mutua. También la conexión entre las pinturas del primero y el cine del segundo está más que confirmada. “Creo que Almodóvar es un creador cada vez más perfeccionista y concienzudo, eso es algo que comparto. La importancia que tiene en su trabajo lo estético hace que disfrute visualmente de su cine. Lo mismo me sucede con sus historias. Hay una búsqueda de lo emocional que me resulta muy afín, siendo como soy un amante de la novela del XIX”, cuenta el artista.

Habitar el cuadro

Su nueva exposición reúne paisajes e interiores poblados por objetos. Raras veces surgen figuras humanas en sus composiciones que, de igual modo, son tratadas casi como objetos. La combinación de los elementos produce escenas paradójicas cargadas de misterio y, en muchas ocasiones, sentido del humor. Dis Berlin consigue crear un ambiente casi metafísico que desprende una quietud y un silencio que invitan a la meditación. Esta intención nace, de manera deliberada, como contrapunto a la confusión y vacuidad que el artista percibe en el mundo actual. Él mismo lo explica.

'Aventura no vivida II', 2024

'Aventura no vivida II', 2024

Galería Guillermo de Osma

“Buscar el misterio y la poesía al pintar es algo instintivo. A pesar de su aparente unidad, la exposición aborda registros y temas diferentes. Me imagino que, si el espectador se implica y mira los cuadros con tranquilidad, sabrá apreciar los diferentes mundos que invito a visitar. Por eso, antes que a la reflexión, mi invitación es a la contemplación y al ensimismamiento, es decir, a entrar dentro del cuadro y habitarlo espiritualmente. Quizás esto sea pedir demasiado, pero no deja de ser una pretensión justa después del enorme esfuerzo que me supone pintar un cuadro”, dice.

Todo en la obra de Dis Berlin está trazado meticulosamente. Desde el título con el que concibe cada cuadro, hasta el relato que desprende el conjunto. Y, además de canciones, son muchas otras cosas las que le quedan pendientes a su corazón de pintor. “Querría tener tiempo para la parte más experimental de mi trabajo. Tengo un montón de proyectos empezados, tanto en mi ordenador como derivados de mi archivo de imágenes, que me gustaría retomar este año después de Arco. No son trabajos comerciales y, por lo tanto, va ser más difícil enseñarlos, pero tengo puestas todas mis ilusiones en sorprenderme a mí mismo”.

Dis Berlin no se acomoda: pintura, dibujo, collage, escultura, fotografía, fotomontaje o cerámica. Lo ha “tocado” todo desde sus inicios, compaginando propuestas estéticas y técnicas con la labor de galerista, editor y comisario.

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