La maison de Reims Krug, el célebre champán cuyas burbujas encandilaron desde a la reina Isabel II a Ernest Hemingway pasando por Oscar Wilde, Coco Chanel o incluso a Axl Rose de Guns and Roses, acaba de festejar su 180 aniversario por todo lo alto. Krug ha querido celebrar el aniversario de su fundación, en su sede de la calle Coquebert de la capital de la Champaña, con un menú de altos vuelos.
La cena ha sido creada por el reconocidísimo chef Arnaud Lallement del triestrellado restaurante L'Assiette Champenoise de Tinqueux, y cocinada por su equipo, liderado por el chef Olivier Mirgalet. No han faltado exquisiteces como el bogavante azul en homenaje al padre de Lallement, con patatas y paprika, y el jugo de las cabezas de este apreciado marisco, o la pularda de La Cour d’Armoise, con ravioli de champiñones y crema poulette.
El célebre champán cuyas burbujas encandilaron desde a la reina Isabel II a Ernest Hemingway
La carta de este cocinero, que a los 26 años ya alcanzó la primera estrella Michelin, evoluciona al ritmo de las estaciones, orientada siempre a expresar la quintaesencia de los productos. La memorable cena se ha armonizado con champanes, servidos a ciegas, tan estelares como el Krug Clos d’Ambonnay 2006, un finísimo pinot noir con un precio de unos 3.790 euros la botella, o el cremoso y elegantísimo Clos du Mesnil 2006, un chardonnay que se vende por unos 1.800 euros la botella. Ha sido, en palabras de Olivier Krug, sexta generación de la familia fundadora de esa marca y director de la casa de bienvenida de Krug, “un menú de un restaurante familiar maridado con los champanes de una casa familiar”. Arnaud Lallement, por su parte, ha destacado la relación de “amistad y amor” entre su establecimiento y Krug.
Los afortunados invitados a la celebración, que se alargó dos días, pudieron degustar, incluso, una copa de Clos du Mesnil a pie del amurallado viñedo de Le Mesnil-sur-Oger en el que nacen sus muy apreciadas uvas de chardonnay. También se ofrecieron catas de vinos base que reflejan las singularidades de sus terruños y dos grandes e históricas verticales: diez añadas del Krug Grande Cuvée (brillaron las ediciones 162, 163 165 y 166) y cinco del Krug Rosé (la 24 edición es extraordinaria). Con ellas se certifica de forma fehaciente que cada añada muestra su propia personalidad pese a seguirse una misma filosofía. Se aprovechó la ocasión también para presentar las dos últimas ediciones de ambos champanes.
La 171 edición del Krug Grande Cuvée, recreado a partir de la añada de 2015 (58%) y que se ofrece a un precio de 285 euros la botella, se ha elaborado a partir de 131 vinos de 12 años diferentes (de la añada 2000 el más antiguo). Creado con pinot noir (45%), chardonnay (37%) y pinot meunier (18%). Es de color pajizo pálido, nítido y brillante, con un desprendimiento constante de diminutas burbujas que forman un rosario y una corona perfectos. Muestra cremosidad con un alma cítrica (limón y pomelo) y con toques de pan tostado y especies.
A pesar de ser hijo de una añada calurosa y seca, aunque con lluvias providenciales en agosto, su marcada acidez hace larguísimo y luminoso a este Brut. Juventud vibrante casi 8 años después de cosecharse. A la chef de cave de Krug, Julie Cavil, que dice que esta edición “es un viaje a la geografía de la Champaña y también un viaje en el tiempo”, le gusta armonizarlo con platos asiáticos o árabes especiados, como el tajine. Olivier Krug destaca su gran versatilidad gastronómica, aunque apunta que si lo compartiera con un español lo haría con un buen jamón ibérico.
La nueva edición del Krug Rosé, la 27, se ofrece por 400 euros la botella. Este Brut ha sido creado con un 10% de vino tinto y con 38 vinos diferentes, de hasta 9 añadas (del 2005 la más antigua). También ha sido recreado a partir de la añada 2015 (un 45% del total del cupaje), y ha sido elaborado con pinot noir (57%), chardonnay (23%) y pinot meunier (20%). Es de color salmón con tenues reflejos azulados.
La nueva edición del Krug Rosé, la 27, se ofrece por 400 euros la botella
También sus pequeñas burbujas desfilan formando un perfecto rosario y una generosa corona. Exhibe frutas maduras (cerezas, fresas y frambuesas), así como flores rojas marchitas. Se conjuga vivacidad y redondez, acidez y madurez. Juli Cavil asegura que es muy gastronómico, y no solo ideal para acompañar postres.
Rendir homenaje al limón
Cada año esta celebre marca de champán rinde homenaje a un ingrediente “y a los muchos placeres que puede revelar cuando se marida con una copa de Krug Grande Cuvée o Krug Rosé”. Si el año pasado rindieron culto al arroz, este 2023 lo han dedicado “al vibrante cítrico llamado limón”. Es la primera fruta que han escogido como único ingrediente, “por su carácter ácido y su energía eléctrica, que aportan tensión y equilibrio al maridaje” de sus nuevas ediciones de la Grande Cuvée y su rosado. Aseguran que “imaginar, crear, compartir, innovar, aprender y discutir es lo que ocurre cuando la maison Krug pone en común el talento entorno a la libre experimentación”.
En el marco de la campaña Single Ingredient, desde junio a septiembre, se dará rienda suelta a la creatividad de cocineros y sumilleres con el limón maridado con Krug en los establecimientos Leña del Grupo Dani García en Marbella, Estimar de Rafa Zafra en Madrid y Barcelona, Roostiq en Madrid y Marbella, El Portal de Alicante, Llisa Negra de Quique Dacosta en Valencia, Andreu Genestra en Mallorca, el marbellí Marbella Club, el ibicenco Restaurante The View (Hotel 7 Pines), Casamar con Quim Casellas en Llafranc y Catalina de Óscar Manresa y su hija Nicole en Gavà Mar.
'Una filosofía intransigente'
Llevan 180 años persiguiendo el sueño que su fundador dejó escrito en 1848 en un cuaderno color cereza oscuro, que hoy es su color corporativo. Esta marca se estableció en Reims en 1843 por parte de Joseph Krug, un inconformista visionario del que dicen que tenía “una filosofía intransigente”. Habiendo entendido que la verdadera esencia del champán es “el placer en sí mismo”, su sueño era elaborar el mejor producto que pudiera ofrecer, todos los años, independientemente de las variaciones climáticas anuales. Prestar mucha atención al carácter del viñedo, respetar la individualidad de cada parcela y su vino, así como construir una extensa biblioteca de vinos de reserva de muchos años diferentes permitió a Joseph Krug cumplir su sueño.
Así pues, la individualidad es la piedra angular de la filosofía de Krug. Cada parcela, vinificada individualmente, es, en sí misma, un único ingrediente en la creación de sus champanes. Con un enfoque muy original de la elaboración, decidió ir más allá de la noción de añada para crear cada año la expresión más generosa del champán. Joseph Krug fue más allá de todos los límites conocidos en la creación -en el ensamblaje- del champán. Actualmente es propiedad del grupo de gran lujo Louis Vuitton Moët Hennessy.
La enóloga Julie Cavil no tiene dudas de que “cultivar las diferencias es una fuente ilimitada de creatividad”. En declaraciones a Magazine de La Vanguardia afirma que “Krug es el sueño de un hombre, una filosofía algo particular con la que Joseph Krug comprendió que tras los vinos de ensamblaje hay una mezcla de tres variedades de uva, que también hay un terruño y que cada parcela de viña tiene el potencial de expresar alguna cosa, una melodía, diferente”. Añade que gracias a todo esto son capaces de ofrecer cada año un champán “excepcional”, donde la acidez es la columna vertebral, a pesar de someter sus vinos a fermentación maloláctica y a un paso por barrica.
La verdadera esencia del champán es “el placer en sí mismo”
A Julie Cavil le gusta disfrutar de una copa de champán en cualquier ocasión. Dice que siempre tiene una botella a punto en su frigorífico, aunque no siempre ha sido así. Hace años, cuando trabajaba para una agencia de publicidad en París, solo descorchaba botellas de champán para las celebraciones. También revela que “en la Champaña he descubierto que se puede acompañar toda una comida, de principio a fin, con champán”. Dice que ello, que califica como “sublime”, no lo sabe todo el mundo.