¿Qué lleva a un hijo a 'divorciarse' de sus padres? El drama de las familias enfrentadas y cómo evitarlo

Parenting

Son casos extremos, pero en unos tiempos cada vez más polarizados, este fenómeno se acrecienta

Hijos adultos que deciden cortar de raíz la relación con sus padres

Hijos adultos que deciden cortar de raíz la relación con sus padres

Getty Images/iStockphoto

“Mi hija ha decidido que ya no tengo espacio en su vida porque la agobio”. “Llevo más de un año sin ver ni a mi hijo ni a su familia, que se han distanciado de mí sin darme explicaciones”. “Mi hija y mis nietos han cortado todos los lazos conmigo”. “No tenemos contacto con nuestros dos hijos, ya adultos, desde hace meses”.

Estos son algunos comentarios que jalonan la página web de Rules of Estrangement, un libro del psicólogo Joshua Coleman dedicado al fenómeno de los hijos que cortan la relación con sus padres. Coleman tiene su consulta en la ciudad de San Francisco y este es un tema que le interesa mucho, porque él lo ha vivido en primera persona. Su hija, a los veinte años, cesó todo contacto con él: “Me dijo que le había decepcionado. Que no le había prestado atención. Que yo tenía una nueva familia y que nunca le había hecho sentirse parte de ella. Me dijo que no quería saber nada más de mí. Fue la experiencia más dolorosa de mi vida y espero no volverla a pasar”, escribe en el prólogo de su libro.

Mi hija me dijo que no quería saber nada más de mí. Fue la experiencia más dolorosa de mi vida” 

Joshua ColemanPsicólogo

El testimonio de Coleman (que posteriormente se reconcilió con su hija) pone el foco sobre un tema tabú en las siempre complejas relaciones humanas: el de los hijos que, alcanzada la edad adulta —muchos con familias propias—, deciden cortar de raíz la relación con sus padres. No es algo frecuente, pero en sintonía con unos tiempos más polarizados e individualistas, este fenómeno está aumentando. “Pese a la falta de datos exactos, existe una creciente percepción entre terapeutas, psicólogos y sociólogos de que este tipo de ruptura entre padres e hijos va en aumento en Occidente”, se aseguraba en un reciente reportaje de la BBC.

Como tantas de las tendencias, la de las familias fracturadas empezó a ser detectada en Estados Unidos; una sociedad individualista, donde las familias viven más dispersas y su peso es menor que en nuestros lares. En este país ya se han hecho algunos estudios sobre este tema, como el del sociólogo Andrew Pillemer, profesor de la Universidad de Cornell y autor de otro libro sobre familias fracturadas (Fault Lines: Fractured Families and How to Mend Them). 

En 2020 Pillemer realizó una investigación a nivel nacional que indicó que uno de cada cuatro americanos (más de 65 millones de personas), había roto con un familiar. Mientras que en las redes sociales surgen grupos de apoyo a hijos que han decidido cortar con sus padres, otros sondeos, como el de la organización británica Stand Alone, indican que una de cada cinco familias de este país estaría afectada por este tipo de ruptura.

Pero más allá de estas casuísticas extremas, hay otros motivos por los que se corta de raíz con los padres. En su libro, Joshua Coleman cita como principales: el divorcio, la presencia de un yerno o una nuera difíciles, adicciones o enfermedad mental de un hijo, la influencia de un terapeuta y, por último, las diferencias de valores e ideologías.

Los temas políticos  también han provocado muchas tensiones en las familias

Los temas políticos también han provocado muchas tensiones en las familias

Michael Jay

Este último punto, alertan los expertos, está aumentando: un estudio reciente de la Universidad de Wisconsin detectó que una de cada tres madres que no tenían contacto con sus hijos achacaban la ruptura a motivos ideológicos. Los datos también indican que desde la victoria de Trump, en 2016, se ha incrementado el número de cismas familiares. Temas políticos tan polarizantes como el Brexit, en Reino Unido, y el procés de independencia catalán también han provocado muchas tensiones en las familias.

Pero, ¿romper definitivamente con unos padres… por diferencias ideológicas? ¿Es esto posible? En su consulta barcelonesa de Terapia Breve, Maribel Martínez aún no se ha encontrado con un caso tan radical, pero no tiene duda de que: “Puede pasar, por supuesto, porque algunos desacuerdos de este tipo pueden ser una bomba de relojería que produce la ruptura”.

Son los hijos los que no soportan el desacuerdo, mientras que los padres priorizan el vínculo”

Maribel MartínezPsicóloga

A esta psicóloga le llama mucho la atención que en la casuística planteada sean los hijos los que rompan con los padres: “Porque yo entiendo la familia como algo bidireccional y me da la sensación que, frente a unos valores diferentes, son los hijos los que no soportan el desacuerdo: mientras que los padres priorizan el vínculo, los hijos priorizan tener la razón y por eso rompen”. La dinámica, resume: “Sería 'como yo pienso A y tú piensas B y, como no hay manera de que eso cambie, la única opción es no seguir'. Me parece terrorífico”.

Porque una ruptura de este calibre —y por mucho que uno crea tener la razón—, tiene mucho impacto: “La ruptura con la familia de origen no es una decisión neutra, afecta estructuralmente a la persona y a su vida. Es un duelo en toda regla. Quizá es un poco exagerado, pero es lo más cercano a quedarte huérfano casi habiendo matado a sus padres”, dice esta terapeuta.

A no ser que haya un abuso físico, sexual o emocional, tanto Maribel Martínez como Agnès Brossa aconsejan, vivamente, a no llegar al extremo de una ruptura con los padres. “Si no nos ponemos de acuerdo, vamos a ver cómo nos acercamos, cómo podemos convivir con nuestros desacuerdos”, aconseja Martínez. “Es que estamos hablando del concepto de familia; no de una persona con la que escoges estar. Estamos hablando de padres e hijos y a lo mejor ahí hay unos nietos… La ruptura no es una resolución: es un desastre”.

Incluso en casos de ideologías muy enfrentadas, esta psicóloga insiste que no hay que cortar de raíz. “Yo puedo entender el dolor y la intolerancia que pueden provocar ciertas radicalizaciones, pero una cosa es hablar y otra es hacer: sigo pensando que ese hijo puede querer a su padre o a su madre 'a pesar de' y que el vínculo, posiblemente, cambie, pero la solución no pasa por romperlo”, insiste.

Las discusiones familiares no deben llegar al extremo de una ruptura con los padre

Las discusiones familiares no deben llegar al extremo de una ruptura con los padre

Iakov Filimonov (JackF) (Iakov Filimonov

Ante unos padres haters o anti, Agnès Brossa recomienda la asertividad: “Los hijos tienen que dejar claro que no comparten sus ideas y que, especialmente cuando están los nietos, los abuelos han de vigilar lo que dicen… ¡Pero sin llegar romper por un tema ideológico! Para mí esto refleja un pensamiento rígido y poco tolerante. Tan poco tolerante como el de los padres que no piensan como tú”.

“Lo que no se puede es adoptar posiciones irrenunciables, utilizando el clásico chantaje emocional: 'O me das la razón o me pierdes'. Esa es una forma inmadura, que no resuelve nada y solo provoca más dolor”, dice Maribel Martínez. Para ella, la llave es el poder empatizar con el otro, en vez de focalizar en la diferencia: “Hay pocos temas en los que uno tenga la razón al cien por cien. Es ahí, a través de la empatía, por dónde tenemos que acercarnos y donde, creo, está la resolución saludable del conflicto”. El enfoque sería como el de dos hinchas de equipos que son rivales acérrimos: “Podemos apoyar a clubs diferentes pero ambos disfrutamos del partido. Es un ejemplo que puede ser aplicable a otras facetas de la vida”.

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