Bugatti Chiron de Hermés, el coche único que nació del capricho de un multimillonario

Motor

Un estadounidense amante de la marca da rienda suelta a su elitista capricho motorizado y propicia la creación de un coche único

Bugatti Hermès, un coche único creado según las peticiones de un multimillonario apasionado por las dos marcas

Bugatti Hermès, un coche único creado según las peticiones de un multimillonario apasionado por las dos marcas

En cierto modo, parece que el destino estuviera obligado a unir las trayectorias de estas dos empresas, consideradas como estandartes principales de la interpretación francesa del lujo. Bugatti es uno de los apellidos más carismáticos de la historia de la automoción, sinónimo de coches de altas prestaciones, destinados a satisfacer los antojos más selectos de la élite social. Hermès, por su parte, es una firma de moda especializada en accesorios de cuero de gama alta y singulares relojes, pero, en cualquier caso, de precios muy poco asequibles. Fruto de su colaboración, ha nacido un automóvil irrepetible.

El interior del Bugatti Hermès

El interior del Bugatti Hermès encargado por el empresario estadounidense Manny Khoshbin 

El origen de la relación entre estas dos compañías se remonta a la etapa previa a la Primera Guerra Mundial. En aquella época, el propio Ettore Bugatti, creador de la mítica empresa automovilística que lleva su apellido, encargó sendas sillas de montar y otros complementos de cuero al mismísimo Émile-Maurice Hermès, nieto del fundador de una firma que ya entonces era reconocida por el insuperable nivel de lujo que lucían todas sus obras. 

Músculo financiero

Bugatti renació en 1998, cuando fue adquirida por el grupo Volkswagen, que decidió fabricar el automóvil más rápido y avanzado del mundo

Posteriormente, durante la década que arrancó en 1920, aquel impecable acabado del cuero tan característico se convirtió en seña de identidad para los bólidos de carreras que defendían los intereses de la marca francesa.

Tras haber superado diversas etapas de inactividad, Bugatti renació definitivamente en 1998, cuando fue adquirida por el grupo Volkswagen, que decidió dotar a la compañía del músculo financiero necesario para fabricar el automóvil más rápido y avanzado del mundo. 

El alerón aerodinámico trasero del Bugatti Hermès

El alerón aerodinámico trasero del Bugatti Hermès

Diez años más tarde, la firma francesa decidió rendir homenaje a su antigua relación con Hermès. El nuevo fruto de esta colaboración se materializó a través de una primera serie especial del Veyron, que en los casi dos millones de euros de su tarifa oficial incluía un completo juego de maletas diseñadas para encajar a la perfección en la zona destinada al equipaje.

El último capítulo de la relación entre estas dos compañías de filosofías productivas tan magistralmente alineadas ha sorprendido por su inusitada naturaleza. Y es que los clientes de coches únicos como el que nos ocupa no suelen tener ni el mínimo interés en ser los protagonistas de ninguna historia publicada en la prensa. 

El motor W16 cubica ocho litros y ofrece una potencia de 1.500 CV

El motor W16 cubica ocho litros y ofrece una potencia de 1.500 CV

Pero al parecer, a Manny Khoshbin, un empresario estadounidense que ha amasado una considerable fortuna como inversor inmobiliario, le encanta explicar sus experiencias automovilísticas y salir en los periódicos.

El propio Khoshbin explica que “soy un verdadero aficionado de Bugatti. Incluso quería llamar Ettore a mi hijo, pero mi esposa no estuvo de acuerdo. Cuando descubrí el Chiron, me convertí en uno de los primeros clientes del mundo en reservar un hueco para fabricar una unidad especial”. 

Manny Khoshbin con los tres Bugatti que posee en la actualidad

Manny Khoshbin con los tres Bugatti que posee en la actualidad

Abierta a los deseos de cualquiera de sus exigentes conductores, la marca francesa cuenta con un exclusivo programa de personalización, capaz de convertir en realidad transformaciones de ensueño. En el caso que nos ocupa, se trató de trasladar el universo Hermès a todos los elementos del vehículo imaginables.

Después de cinco años de trabajo, en los que el propio cliente se ha trasladado dos veces a las oficinas de Hermès, además de cruzar centenares de correos electrónicos para confirmar todos los detalles de la operación, ha nacido su pieza única sobre ruedas. 

Exclusividad absoluta

Una placa certifica que el vehículo adquirido por Khoshbin es la unidad número 1 de una serie compuesta por un solo coche

Nos encontramos ante el tercer Bugatti que guarda en el garaje este coleccionista, sin duda su obra más exclusiva, refrendada mediante una placa identificativa ciertamente curiosa, puesto que lo certifica como la unidad número 1 de una serie compuesta por un solo coche. 

A simple vista, el vehículo resulta inconfundible, debido a que es el único cuya carrocería se ha pintado con el color preferido por los clientes de la marca francesa de complementos.

Manny Khoshbin también se ha hecho fabricar una maqueta de su flamante joya motorizada para contemplarla en una vitrina

Manny Khoshbin también se ha hecho fabricar una maqueta de su flamante joya motorizada para contemplarla en una vitrina

Para identificar una parrilla también única, se ha creado un entramado compuesto por múltiples letras H. Pero lo mejor del automóvil reside en su espacio interior, un entorno completamente dominado por tejidos seleccionados exclusivamente para la ocasión, y presidido por el cuero de impecable acabado artesanal firmado por Hermès. 

Según parece, la motivación principal de este cliente tan particular ha sido crear un automóvil que algún día entregará a su hijo, destinado a ser un objeto de culto para varias generaciones. 

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Además de los tres Bugatti a escala real de su colección, Manny Khoshbin le ha comprado a su heredero un Baby II, una fiel reproducción eléctrica del mítico Type 35 a tres cuartos de escala. Como guinda, también se ha hecho fabricar una maqueta de su flamante joya motorizada para gozarla en una vitrina. 

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