Aventuras pictóricas Magazine presentauna producción de La Vanguardia (established 1881) titulada Vuelta Artística a España. Óleos, pasteles, acuarelas, fotografías. Montañas y valles. Ríos y lagos. Playas dulces con su agua salada. Velas henchidas y postales desgastadas. Paisajes casi intactos y vistas que ya no existen. Monumentos. Batallas. Tournée laberíntica, en orden alfabético, atravesando siglos. Abre el baile Andalucía. Lo cierra La Rioja. Estampas del XVI al XXI. Ronda ibérica, islas incluidas: a pie, en carro, a caballo, en barco, volando con la imaginación, surcando el desierto, escalando las olas, planeando sobre los muros de Ávila Almería, meciéndose sobre un arco iris cantábrico, respirando la bruma mediterránea.
Invitación
Si amarran las alforjas, toman la pastilla para no marearse y se vacunan contra el síndrome de Stendhal ante tanta belleza, suban que nos vamos
Y en la primera entrega, un largometraje especial. Episodio piloto extended play que viaja a una Sevilla irreconocible, a las ramblas desnudas y terrosas de Almería, a la ría de Huelva, a la Córdoba de Julio Romero de Torres, a Despeñaperros, al pasado lejano y al más reciente a una tierra regida por el título de aquel maravilloso álbum de Radio Futura: La ley del desierto, la ley del mar. Si amarran bien las alforjas, si se toman la pastilla para no marearse a bordo, si se han vacunado contra el síndrome de Stendhal para que no les embargue tanta belleza, suban que nos vamos.
Almería
Luis Cañadas Fernández (1928-2013)
La Rambla, 1966
Paisajes almerienses hay muchos, no todos bellos, pero sí impresionantes, los del Cabo de Gata, los de los invernaderos, el verdor que ofrecen las nuevas plantaciones de naranjos en medio de tierra yerma, y la de los cabezos pelados, sin apenas vegetación, tierra seca y esparto seco, un desierto amigo como el de París, Texas de Wenders. Luis Cañadas, pintor del movimiento indaliano, borda ese paisaje áspero e hipnótico –moteado de cuevas y viejas minas de plata abandonadas–, que cuando se conoce ya no se suelta.
Almería
Jesús de Perceval (1915-1985)
Alegría del Mar, 1971
Perceval es el pintor almeriense más importante del siglo XX con permiso de Ginés Parra y sus vibrantes paisajes parisinos. La obra de ambos y la de Carmen Pinteño, Luis Fernández, Miguel Cantón, Capuleto… puede verse en el Museo de Almería-Doña Pakita, donde se descubre la sensibilidad de varias generaciones de artistas locales que oscilan en reproducir estilos ya inventados o tomar un camino propio.
Cádiz
Francisco de Zurbarán (1598-1664)
La defensa de Cádiz contra los ingleses (fragmento), 1634
Sí, han leído bien. Zurbarán sólo hay uno. El pintor extremeño de los monjes y monjas, de los ascetas, del tenebrismo y de los bodegones que se pueden disfrutar en El Prado. Esta composición de batalla de Cádiz de 1625 (la ciudad se defendía del ataque de la flota inglesa y holandesa comandada por Sir Edward Cecil) tiene su interés en el detalle del enjambre de veleros zumbando en la costa y asaeteándose a cañonazos. El avance inglés fue inicialmente prometedor, luego un fiasco descomunal, con 7.000 bajas en sus filas. De los 105 bajeles que zarparon hacia España, más de 60 se hundieron en la contienda.
Córdoba
François Antoine Bossuet (1798-1889)
Vista de Córdoba
Hay, al menos, dos Bossuet importantes. El más conocido, el filósofo francés Jacques-Bénigne Lignel Bossuet, defensor del absolutismo. Lo es menos el pintor belga François Antoine Bossuet, comprometido con el neoclasicismo y con su espíritu explorador. Dejó su huella en Zaragoza, en Granada, Roma, Venecia, Marruecos… En esta estampa de Córdoba se imponen los preceptos de la escuela flamenca de la época hasta el punto que el Guadalquivir a su paso por la ciudad califal casi parece el Rhin a su paso por el Leiden de Rembrandt.
Córdoba
Julio Romero de Torres (1874-1930)
Poema de Córdoba, 1913-1915
Una obra singular del popular pintor cordobés, en parte por su forma de políptico (siete paneles), en parte por el fondo de cada uno de ellos, que muestra una época o etapa de la ciudad), pero sobre todo porque cada cuadro se refiere directamente a hombres (los filósofos Mainónides y Séneca, el escritor Luis de Góngora o el torero Lagartijo), pero están representados por las “mujeres morenas” marca de la casa.
Granada
John Ferguson Weir (1841-1926)
Alhambra, ca.1901
Ferguson Weir, hijo y hermano de pintores estadounidenses, pintó la Alhambra desde varias perspectivas y no siempre en el mismo estilo. En algunas telas el conjunto monumental es disstinguible y se asocia con el realismo, pero en otras se adhiere más a las leyes del impresionismo, como en este caso, en un estilo que recuerda al español Beruete o al óleo empastrado de Monet en su serie de la catedral de Rouen. Un Alhambra fantasmagórica y casi irreal, la misma que subyugó a Hemingway, Victor Hugo, Chateaubriand o Matisse.
Huelva
Antonio de la Torre y López (1862-1918)
Atardecer en la ría, 1905
El pintor murciano tenía una sensibilidad especial para recrear el ambiente sereno y bello de las marinas, como es el caso de La Playa , que pertenece a las colecciones del Prado o este Atardecer, donde la quietud del agua y el dramatismo de la composición hacen del autor un artista especial, de trazo casi fotográfico. Cielo y mar unidos por el mismo color ceniciento y crepuscular apenas pespunteado por un hilo de negro marcando el horizonte.
Jaén
Carlos de Haes (1826-1898)
Despeñaperros, ca. 1862
De Haes es un pintor español de origen belga imprescindible si se quiere saber cómo fue, en el estilo realista, la España del siglo XIX. En su día, igual que Emiliano Beruete, realizó su propia Vuelta artística a la península. Si la aproximación de muchos pintores de paso casi siempre es plástica, De Haes oye el respiro y el quejido de la tierra, de los edificios, de la montaña. Ya sea en los Picos de Europa o en Despeñaperros, ambos con un dramatismo notable.
Málaga
Emilio Ocón y Rivas (1845-1904)
Vista del puerto de Málaga
De la Torre, De Haes y Emilio Ocón están conectados. De la Torre fue discípulo de Ocón y éste, de De Haes. Las composiciones de Ocón quitan el hipo, una barca repleta de pescadores que está a punto de irse a pique (La última ola, Museo de Málaga) o una playa en silencio y una hoguera humeante (Preparándose para la pesca, Colección Thyssen), donde se respira el drama. En esta estampa del puerto de Málaga lo que se paladea es una luz diferente que invita a soñar y conectar con el mundo de Raoul Dufy, André Derain o Albert Marquet.
Sevilla
Manuel García y Rodríguez (1863-1925)
Primer atrio del convento de Santa Paula, 1920
En sus últimos años, García centró su trabajo, siempre recreando Sevilla y alrededores, en los jardines, patios y claustros de la ciudad hispalense con una luz arrebatadora y un pulso casi hiperrealista y fotográfico por el detalle, todo envuelto en un ambiente orientalista, que adquirió en un viaje a Marruecos. Las plantas, las flores y las hojas en el estanque que tal vez no resuman lo que es Andalucía, pero que suponen un colofón extraordinario a esta primera etapa de la Vuelta artística a España.