La casa de Elisa Rivera, una oda al lujo de lo natural

El universo de

La diseñadora ha creado un hogar decorado por ella y su hijo en que recuerdos, obras de arte y diseños exclusivos se ponen al servicio de sus moradores e invitados. Para vivir y disfrutar

Elisa Rivera posando en su casa de dos plantas y un precioso y enorme jardín

Elisa Rivera posando en su casa de dos plantas y un precioso y enorme jardín

Elena Arroyo

“Yo no busco un tipo de decoración determinado, hago cosas y ubico objetos que me gustan y con las que me siento bien”. Elisa Rivera, fundadora de la firma de moda Rivera a la que desde 2002 también pertenece su hijo Eduardo –él ha sido responsable, entre otras cosas, de la expansión internacional de la marca– adora la decoración, viajar y el arte. Y la calma. Y su casa en la localidad madrileña de San Agustín de Guadalix, donde reside con su marido desde hace cincuenta años, es el vivo reflejo de estas pasiones a las que hay que sumarle el disfrute por la vida y la familia. 

Magazine la visita una mañana de otoño, y su propietaria nos recibe con la amabilidad y la naturalidad que le caracterizan. Allí está también su hijo Eduardo que, aunque vive en Madrid capital, está muy unido a su madre con la que forma un tándem perfecto de creatividad, talento y éxito.

Eduardo Rivera posa junto a un cuadro de Akne Blue

Eduardo Rivera posa junto a un cuadro de Akne Blue

Elena Arroyo

Elisa abrió su primera tienda en 1977 en la misma localidad donde reside, a un paso de la sierra de Guadarrama, primero vendiendo objetos que traía de sus múltiples viajes y luego con grandes firmas de moda internacionales como Giorgio Armani, Ungaro o Valentino cuando la presencia de estas marcas de lujo era todavía escasa en España. Pero su elegancia y talento naturales para asesorar a sus clientas la llevó a crear sus propios diseños en los primeros años noventa. 

Su estilo es atemporal, respetuoso –100 % made in Spain– y cálido, igual que su preciosa vivienda en la que atesora recuerdos, caprichos y arte que comparten espacio en perfecta armonía. “En la mezcla está la calidez”, afirma. “La decoración que sigue un único estilo resulta fría”. Para ella lo importante es el objeto y su procedencia, no tanto quien lo firma. 

Eduardo y yo estamos totalmente compenetrados, tenemos el mismo gusto y nos encanta decorar juntos”

Elisa Rivera

Podemos encontrar puertas de madera traídas expresamente de un pueblo de Cuenca, obras de un escultor de la localidad madrileña de Algete, varias piezas de Vitra, recuerdos regalados por sus amigas o sofás a medida obra de Fran Cassinello (Mandalay). Elisa va donde sea para encontrar aquello que quiere. Da igual que sea París, Suiza, Algete o Cuenca. Y no siempre en tiendas o anticuarios, pues también recurre a pequeños talleres y tiendas o vendedores ocasionales.

La vivienda, cuya distribución es obra de Luis Puerta y Nacho Manero –este último se unió a la reforma integral de hace diez años– consta de dos plantas y un magnífico jardín cuidado con enorme mimo pero también creado para ser vivido y disfrutado, y donde reinan majestuosos pinos y una enorme palmera que su propietaria plantó hace más de cuatro décadas. “Compré la casa hace casi 49 años y estaba a medio construir. Era de un arquitecto al que le había ido mal y terminé de hacerla como yo quise. Tenía unos 500 metros y yo la amplié hasta los 900, más el jardín”. 

La piscina que Elisa mantiene perfecta todo el año; y el jardín que puede verse desde todas las habitaciones

La piscina que Elisa mantiene perfecta todo el año; y el jardín que puede verse desde todas las habitaciones

Elena Arroyo

Consta de cinco dormitorios –el principal, el de Elisa, tiene un gran vestidor que parece una extensión de cualquiera de sus tiendas–, bodega, gimnasio y un porche maravilloso donde sus habitantes hacen vida casi todo el año. “Para mí es lo mejor de la casa, con las dos estufas y los toldos transparentes podemos usarlo mucho más que en verano, es la zona de batalla”. 

Al lado crearon una espaciosa cocina “de verano” para poder disfrutar de ese porche sin depender de la cocina principal ubicada en el nivel superior, en la plata de entrada. “Esta es una casa para vivir y disfrutar en familia y con amigos. Incluso cuando vienen mis nietos, que revuelven todo como es lógico, no les prohíbo nada. Si se rompe algo, se repone y punto”, explica Rivera.

Estanterías llenas de libros y acompañadas por una escultura de Soledad Galiardo

Estanterías llenas de libros y acompañadas por una escultura de Soledad Galiardo

Elena Arroyo

“Eduardo y yo estamos totalmente compenetrados, tenemos el mismo gusto y nos encanta decorar juntos”, explica la propietaria sobre su hijo, con el que comparte negocio, pero también gustos, viajes y diversión. “Nos lo pasamos pipa juntos”, confirma él. “Casi todo lo que hay en esta casa lo hemos comprado en París, y no por esnobismo. Viajamos allí seis veces al año a las ferias, y nos gusta quedarnos un par de días más para visitar tiendas de muebles, decoración, ropa…”, cuenta el responsable de la expansión internacional de la firma. “En Madrid sería imposible poder quedar para ir de compras, estamos siempre trabajando”, añade.

Si la entrada principal de la vivienda destaca por su atmósfera bucólica y rústica repleta de hiedra que escala por puertas y ventanas, la fachada interior que da a la piscina es todo lo contrario: minimalista, racionalista y con los marcos de las puertas y ventanas en un color verde que se funde con el del jardín, la piscina y hasta con el de la barbacoa. 

La hiedra cubriendo la fachada de la casa con la forja de escalera y las ventanas

La hiedra cubriendo la fachada de la casa con la forja de escalera y las ventanas

Elena Arroyo

“En verano, cuando estamos aquí fuera y se encienden las fotos, la fachada se ve incluso más bonita”, cuenta Elisa. Y es que la iluminación es fundamental para madre e hijo, no solo en sus viviendas sino también en sus tiendas. “Toda la iluminación y lámparas, que son diseños exclusivos, son obra de David García del Canto y la empresa Conotraluz”, explica Eduardo.

Esta vivienda pasó por una profunda remodelación hace diez años. “Yo solo quería cambiar las bañeras y poco más”, cuenta Elisa. “Pero al final se fue liando, liando y estuvimos viviendo los diez meses que duró la obra en una casa de alquiler en esta misma urbanización”, añade su hijo riendo. Fue entonces cuando el arquitecto Nacho Manero tuvo la idea de excavar la pared que daba al baño de Elisa y consiguió crear un precioso patio inglés al que ahora se accede directamente desde esta estancia a través de una cristalera.

Otro rincón de la casa, con dos fotografías originales de Cristóbal Balenciaga

Otro rincón de la casa, con dos fotografías originales de Cristóbal Balenciaga

Elena Arroyo

Otra joya de esta residencia es la piscina, con un aire a medio camino entre la Toscana y Hollywood y que Elisa mantiene llena y limpia todo el año. “El jardín, está totalmente integrado en la vivienda, se ve desde todas las estancias. Por eso me gusta que la piscina esté perfecta todo el año”. Eduardo recuerda una anécdota que había vivido unos días antes al quedar con algunos de sus amigos de toda la vida de la urbanización. La mayoría ya no viven allí porque sus padres han ido vendiendo sus residencias. “Y yo les decía que mis padres no solo han reformado la casa, sino que la han ampliado. No piensan irse”, asegura entre risas.

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