La mansión medieval de Púbol donde crea la ceramista Caterina Roma 

El universo de 

Entusiasta de las tierras salvajes y el horno de leña, la proyección de la creadora se ha visto propulsada al trasladarse a vivir y trabajar en una antigua casa solariega en el Empordà

La ceramista Caterina Roma en su casa taller y galería de Púbol, en el Alt Empordà

La ceramista Caterina Roma en su casa taller y galería de Púbol, en el Alt Empordà

Meritxell Arjalaguer

Tras un gran portón de madera, en la plaza Mayor del pequeño pueblo de Púbol, en el Empordà, se despliega la casa galería y taller de la ceramista Caterina Roma. Una espléndida masía de origen medieval, cuya última reforma data de inicios del siglo XIX, entreverada por patios escalonados y recorridos algo laberinticos, colindando jardín con jardín con el castillo-museo de Gala-Dalí.

Aquí Caterina se instaló a vivir, dejando atrás el ajetreo urbano de Barcelona en el año 2020, con su marido. A un costado del patio de entrada, la antigua masovería independiente aloja hoy su taller cerámico. Al otro, las viejas cuadras de animales han devenido notable galería de exposición. Sobre ella se ubica la vivienda señorial de época con altos espacios abovedados. Si bien requirieron dos años para ponerla en forma, han mantenido totalmente su estructura, fisonomía y atmósfera: la terracota de los suelos y puertas de cuarterones, la yesería en molduras, ménsulas, volutas, angelotes, y un sesgo algo bohemio, proveen un veloz viaje en el tiempo.

La nave central de la masía aloja la sala comedor y la nueva isla de cocina

La nave central de la masía aloja la sala comedor y la nueva isla de cocina

Meritxell Arjalaguer

La nueva etapa vital en este conjunto arquitectónico de generosos metros cuadrados se ha transferido a una expansión exponencial de la visibilidad del trabajo de Caterina y la demanda de obra. También en un cambio de dimensión de su cerámica, que ahora abarca el gran formato. “Todo es más grande desde que estoy aquí -observa-. Una persona es parte del espacio y cuando creas también el ambiente del lugar, lo que ves cada día, te influye. La artesanía además siempre ha estado muy vinculada al lugar y a la tierra”.

Nos encontramos en un rincón de Catalunya que rebosa historia, donde segundas residencias, o ya primeras, ocupan venerables casas solariegas que no solo admiten sino reclaman la pieza grande. A lo que se añade una reciente clientela internacional admirada por lo artesano de raíz mediterránea. Hoy sus mejores clientes, afirma, proceden de EE.UU. (donde es habitual la casa grande), y de los países del norte de Europa. Habitar y trabajar junto al tercer museo daliniano del país le acerca un público con fervor incondicional por lo artístico. Aunque, curiosamente, de nuestros tres grandes internacionales: Picasso, Miró y Dalí, este último fue el único que no practicó el arte cerámico.

La última reforma de la masía de origen medieval data de 1804, según atestiguan varias inscripciones

La última reforma de la masía de origen medieval data de 1804, según atestiguan varias inscripciones

Meritxell Arjalaguer

La aventura del horno de leña

Tres o cuatro veces al año -últimamente con más frecuencia-, Caterina Roma se sumerge en el ritual de cocción en horno de leña para dar vida a sus piezas cerámicas más preciadas y singulares. Lo construyó hace años en un refugio de las montañas de Osona siguiendo el tipo de horno japonés anagama, aunque con una variación más eficiente. Allí durante dos días y dos noches ininterrumpidos, ella junto a tres ayudantes mantiene el fuego vivo, añadiendo leña sin cesar en turnos de varias horas.

La preparación resulta laboriosa. “Es muy importante como colocas las piezas dentro del horno. De ello depende el resultado. Hay que equilibrar y ver por donde circulará la corriente de fuego. Dificultarle el paso o hacerlo correr por donde te interesa” explica. El horno alcanza temperaturas de más de 1.300 ºC. Las cenizas se volatilizan y al depositarse sobre las piezas generan esmalte de forma natural. La variedad de madera que arde es igualmente escogida por la tonalidad que aportan sus cenizas. Las veladuras azules las proveen ramas muertas de haya, las verdes el pino, las terrosas el avellano.

Un conjunto de patios y terrazas escalonadas se entreveran entre las construcciones

Frente a la entrada, un jarrón de Caterina Roma

Meritxell Arjalaguer

Del fragor de la danza inflamada emergerán una veintena de piezas (las que caben en el horno). O únicamente tres, si se trata de gran formato. La pasión de esta ceramista por las tierras salvajes, que ella misma recoge, filtra, decanta y prepara, sumado a años de experimentación, le ha proporcionado un profundo conocimiento de sus posibilidades. Y es lo que dota a su obra de un carácter excepcional. El gres, la porcelana, las mixturas y una alternancia de torno y modelado, amplían sus recursos. “Para mí –explica– la cerámica es una forma de expresión muy directa, visceral. Yo voy a medias con el fuego, la tierra, la naturaleza. He aprendido a dialogar con ellas. Lo que yo quiero decir es esto, lo que tú ves”.

El horno de leña es todo un universo en si mismo. En el habita –¡ojo!– el triángulo de la muerte. Aquella zona expuesta a mayor temperatura y riesgos, que a veces deriva en rotura de piezas. No obstante, si sobreviven, las superficies costrosas conmocionan. Caterina recupera hornadas rotas con la técnica del kintsugi, que aprendió hace una década en una estancia en Japón. “La gente aprecia mucho estas piezas -aclara-. Tienen un gran simbolismo. Especialmente personas que han pasado por procesos de ruptura, o desgarros que trae la vida. En nuestra cultura los ocultamos. El kintsugi da a la rotura valor”. Reparando las piezas con polvo de oro, que remarcan las líneas de fractura, muestra la belleza de esas cicatrices.

La biblioteca de dos pisos queda alojada bajo una estancia con bóveda de cañón

La biblioteca de dos pisos queda alojada bajo una estancia con bóveda de cañón

Meritxell Arjalaguer

Pero volvamos a Púbol. Todos los jarros, vasijas y recipientes participantes en el ritual del fuego transformador proceden de su taller del Empordà, ya modelados con una primera cocción, el bizcocho sin barniz. También aquí dispone de pequeño horno de leña, y el más habitual de gas, donde elabora objetos de muy diversa índole o que requieren una mayor estabilidad de acabados.

Ca L’Humà, nombre con el que se conoce al conjunto pairal donde vive, es uno de esos lugares que parecía predestinado para su evolución, y se ha revelado lleno en sincronías. En el dintel de piedra de la entrada principal figura una concha tallada, signo de acogida de peregrinos en camino. También Caterina, durante años, ha utilizado pechinas como recurso para separar piezas en el horno de leña que posteriormente permanecen adheridas a modo de pequeños fósiles, testimonio de una técnica milenaria. El dintel de la masoveria ostenta una mano labrada, donde ahora la ceramista modela sus piezas. Pero la coincidencia que más le sorprendió fue, una vez afincados allí y al visitar la iglesia de Sant Pere, de Púbol, ver en el retablo gótico obra de Bernat Martorell las figuras de Santa Caterina y San Miguel una junto a la otra, los nombres de ella y su marido.

El dormitorio principal con vestidor y baño ocupa dos antiguas habitaciones con alcobas

El dormitorio principal con vestidor y baño ocupa dos antiguas habitaciones con alcobas

Meritxell Arjalaguer

Esta casa, a la que llegaron por carambola, parecía esperarlos. Había permanecido diez años cerrada y antes fue habitada por los masoveros de la finca. Históricamente, fue siempre una casa de pubilles que, una vez casadas, salían de ella. Una de las estancias irrenunciables para Caterina al trasladarse a Ca L’Humà fue la biblioteca. Licenciada en filóloga y gran amante de los libros, tras unos años trabajando en el sector editorial, decidió dedicarse plenamente a la cerámica hace una década. Se estreno con vajillas para restaurantes con estrella como el japonés Koy Shunka, de Hideki Matsuhisa. “En Japón cocineros y ceramistas establecen alianzas para toda la vida”, le dijo este entonces. Y así ha sucedido.

La galería de exposición ocupa las viejas cuadras para animales

La galería de exposición ocupa las viejas cuadras para animales

Meritxell Arjalaguer
En la antigua masovería se encuentra el taller de cerámica.

En la antigua masovería se encuentra el taller de cerámica.

Meritxell Arjalaguer

Las modificación realizadas en la casa de Púbol resultan casi imperceptibles. En la sala central que estructuraba la masía, han integrado una nueva cocina en isla. La cavidad en arco para leña se amolda a las curvas reinantes. El ala lateral alberga un luengo dormitorio, vestidor y baño, resultado de unir dos habitaciones con alcobas que ahora generan un efecto desdoblado de espejo. “Esta casa – comenta Caterina- tiene algo de Alicia en el país de las maravillas. Te permite hacer muchos recorridos. Es una casa distinta, pues nunca se llegó a completar la segunda ala, propia de plantas señoriales simétricas”. Aunque los vestigios denotan su previsión. “Se dice – añade- que Gala quiso en algún momento comprarla. Y replicó elementos como el ángel de la moldura de la alcoba en su castillo”.

Cuando Caterina Roma nos despide en el gran portón de la entrada, mientras se cerraba me pareció ver colarse un conejo. Tal vez el de Alicia… Se perdió por el laberinto de antiguas cuadras, atravesando portones atrancados, patios vegetales, románticas terrazas, hasta el actual huerto de hortalizas y el recinto donde picotean las gallinas ponedoras, circuló entre las patas de los dos vigorosos perros pastores Mae y Mao, parte de la familia. Y seguramente saltó a la surrealista finca de los vecinos, que en su tiempo se distinguieron por tener uno como mascota de compañía.

El dormitorio principal con vestidor y baño ocupa dos antiguas habitaciones con alcobas

El dormitorio principal con vestidor y baño ocupa dos antiguas habitaciones con alcobas

Meritxell Arjalaguer

Unos pocos días después de nuestra visita, Caterina vuela hacia África tropical: vacaciones y otras inquietudes, tras un intenso año de producción cerámica. Quiere conocer dos islas donde se cultiva uno de los mejores cacaos del mundo. Elaborar chocolate es otra de sus pasiones.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...