Las suelas de los zapatos arrastran mucha suciedad al interior de la vivienda.
En muchos países, descalzarse antes de entrar en casa es una costumbre ampliamente extendida, aunque en España no tiene tanto arraigo. Pero cada vez más personas se conciencian de la importancia de este hábito de higiene, dejando sus zapatos en el recibidor de su hogar e incluso pidiendo a sus invitados que hagan lo propio.
Lo cierto es que caminar por la casa con los zapatos de la calle resulta muy antihigiénico. Pero no solo por el polvo, barro u otros restos de suciedad que portemos en las suelas del calzado, sino que además estarás introduciendo en tu hogar un sinfín de bacterias que podrían poner en riesgo tu salud.
Las bacterias presentes en las suelas de los zapatos
Según un estudio realizado por el doctor Charles Gerba, microbiólogo de la Universidad de Arizona, las suelas de nuestros zapatos contienen 421.000 bacterias, mientras que 2.887 se encuentran en el interior del calzado. Entre las bacterias encontradas en esta investigación, destacaron la Escherichia coli, la cual provoca infecciones intestinales y del tracto urinario, meningitis y enfermedades diarreicas y Klebsiella pneumonia, causante de infecciones de heridas y del torrente sanguíneo, así como de neumonía, entre otras bacterias.
Otra investigación, publicada en la National Library of Medicine, concluyó que las suelas de los zapatos presentan un porcentaje de la bacteria Clostridium difficile que los inodoros y baños de las casas. Dicha bacteria, especialmente resistente a muchos productos de limpieza domésticos, puede causar diarrea y otras infecciones intestinales como la colitis.
A esto hay que añadir los hallazgos de un estudio publicado por Microbiome Journal, donde se pone de relieve que los microbios del calzado ejercen un notable impacto en el suelo del domicilio.
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Por si fuera poco, cuando salimos a la calle pisamos ciertos residuos sin ser apenas conscientes. Como orines y heces de animales, así como productos químicos utilizados en la limpieza viaria o vertidos por personas después de limpiar sus casas o negocios. También arrastramos en las suelas de los zapatos la polución, aceite vertido de vehículos o incluso restos de comida que hayamos pisado sin darnos cuenta.
Toda esta suciedad y bacterias proliferan en la suela del calzado, que no limpiamos con la misma frecuencia que otras prendas de ropa. Y, por ende, acaba inevitablemente en el suelo de nuestra casa, por mucho que frotes tus pies contra el felpudo al llegar. Por todo ello, es conveniente que tú y tus convivientes adquiráis la costumbre de quitarlos los zapatos antes de entrar en casa. A este respecto, hemos de tener especial cuidado en caso de hogares con personas inmunodeprimidas o niños pequeños en edad de gateo, quienes suelen además llevar constantemente las manos a la boca.