“De pequeña jugaba con los muñecos a darles consejos sobre sus amigos y la escuela”, Arantxa Coca es terapeuta de vocación. Doctora en Psicología y licenciada en Psicopedagogía, también colabora en diversos programas de radio y televisión sobre familia y relaciones humanas. Actualmente la podemos ver comentando las conductas de las parejas participantes en el reality La Isla de las Tentaciones, aunque su especialización en el campo del amor fue progresiva. Empezó su carrera profesional dedicándose a la terapia infantil, algo que inevitablemente le llevó a tratar con los padres de sus pacientes. “Al darme cuenta de que resolviendo los problemas matrimoniales de las parejas, ayudaba más eficazmente a sus hijos, tomé una colaboradora en el despacho para que se dedicara a los peques y yo me concentré en resolver los conflictos de sus padres adultos”, cuenta a La Vanguardia.
Los problemas más frecuentes que aparecen en sus terapias son la infidelidad, la comunicación y la convivencia con los hijos. La mayoría de las veces atiende juntas a las parejas, rara vez lo hace por separado. “Quiero oír cómo tratan los temas estando el otro al lado, como se escuchan y cómo se validan (o invalidan, por lo general). Esos detalles me interesan mucho”.
La psicóloga ayuda a sus pacientes a reconstruirse para entenderse y trabajar en una relación mejor. Para ella el amor es algo más que un sentimiento: “Implica tener capacidades para expresarlo y demostrarlo: ser capaz de comprometerte, de aceptar las diferencias, de hablar sobre ellas, no faltar el respeto, saber decidir qué es importante y qué no, y ser capaz de ver lo positivo y no siempre lo negativo en la relación”. Arantxa cuenta que sin estas capacidades, el amor solo son sensaciones sin profundidad, similar al aprecio que le podamos tener a cualquier objeto inerte en nuestra vida.
El amor es algo más que un sentimiento: implica tener capacidades para expresarlo y demostrarlo
En un mundo donde las relaciones son más líquidas y esporádicas que nunca, Arantxa prefiere no relacionar la calidad de las relaciones con su duración. “No le pongo mucho énfasis al criterio temporal a la hora de valorar una relación como “buena”. Hay relaciones cortas que han sido hermosas para sus protagonistas y, en cambio, relaciones largas que han sido un infierno”. Si bien es cierto que la sociedad tradicional entiende como relación sana aquella que dura años o toda una vida, la psicóloga sostiene que eso es poner mucha presión a las parejas. “Mejor, concéntrate en tener un bonito amor que te sirva hoy, te llene y te motive para repetir mañana. Y si no dura lo que esperabas, sé igualmente agradecido por lo que viviste, el amor que te dieron y que eso no condicione tu autoestima o valor como persona”.
El aumento de la esperanza de vida y la ruptura social con las tradiciones culturales también ha obligado a las parejas a replantearse sus experiencias amorosas. “Romper esos prejuicios es una conquista a la libertad personal, hay que entenderlo así. A partir de ahí, ten experiencia, conócete a ti mismo como amante y preocúpate de que todas tus relaciones (en plural si es el caso) sean bonitas y te sumen, en vez que te resten”.
Hay relaciones cortas que han sido hermosas y relaciones largas que han sido un infierno
Al fin y al cabo, quererse a uno mismo, es clave para construir los pilares de una relación sana y aprender a controlar los celos. Gestionarlos es “simple y complicado a la vez”, según la psicóloga. Para ello es indispensable tener una buena seguridad y valor suficiente para afrontar tus heridas del pasado. “Si no crees en ti, no te sentirás suficiente para nadie y necesitarás que tu pareja te recuerde continuamente lo valida que eres, cosa que creará dependencia entre ambos. Yo siempre digo: sé tan seguro como para exponerte a alguien y ámate tanto como para saber decir adiós y aspirar a algo mejor.”
Tomar la decisión de dejarlo nunca es fácil. Hay muchos factores externos que nos condicionan, como el trabajo, la familia o nuestro contexto social y económico. Arantxa explica que se necesita entre un año y dos años para superar una ruptura: “Llora, odia, echa de menos y llora más, hasta que reconozcas que aún le quieres o que fue un amor bonito en algunos momentos. Guárdalo en tu corazón y suelta a esa persona deseándole lo mejor.”
Algo tan básico como depilarse, peinarse o ducharse son estímulos de seducción para la pareja
Soltar es querer, sin embargo, no todas las parejas están preparadas para decir adiós y luchan para intentar recuperar el vínculo que ha quedado roto después de una discusión, una mentira, o en los peores de los casos, una infidelidad. Recuperarse de ellas, es un camino largo, hasta conseguir que la pareja recupere la confianza mutua. No siempre es fácil, pero Arantxa reconoce que “sí se puede”. Hacerlo, implica aprender a curar los síntomas postraumáticos de ambos miembros de la pareja, tanto la víctima como el infiel, no querer pasar página pronto, darle tiempo a la herida de la traición para que vaya sanando, y hacer cambios drásticos en la comunicación. La psicóloga afirma que quienes aplican llevar esto a cabo, en vez de recrearse en el reproche y en los recuerdos continuamente, saben avanzar y llevar su relación a otro nivel.
Mientras algunos avanzan solos, otros se dan cuenta de que necesitan de ayuda profesional para hacerlo. Los profesionales recomiendan acudir a terapia cuando hay peleas continuas, síntomas de ansiedad, depresión, miedo a la pérdida, no saber qué más hacer para mejorar. “Los pacientes que vienen a verme me explican que están agotados y que ya no saben por dónde tirar. El terapeuta es una especie de mapa. Siempre les digo, usted está aquí y debe tirar hacia esa dirección”.
También se puede acudir a terapia para tratar temas que no supongan que la pareja esté al límite de la relación, pero considerados suficientemente importantes para que funcione, como por ejemplo aprender a mantener vivo el deseo en relaciones largas. El estrés, la llegada de los hijos y el desgaste por discusiones afecta a la líbido y la pareja puede caer en un desinterés. “Las relaciones sexuales son subjetivas en cada relación. Cada pareja decide su zona de confort y sus preferencias al respecto. Hay parejas más activas sexualmente que otras, ya desde un inicio”.
No hay una sola forma de recuperar el deseo, pero Arantxa confirma que no perder el contacto físico casual es fundamental para no crear una barrera física: cogerse de la mano, abrazarse, acariciarse, esto en el día a día, sin excepción. Las ganas de sorprender a la pareja con juegos sensuales y cuidarse físicamente (que no significa ir al gimnasio y ponerse cachas, pero sí algo tan básico como depilarse, peinarse, ducharse, perfumarse o maquillarse) son estímulos de seducción y disponibilidad para la pareja. “A las parejas que han perdido el apetito sexual del todo y quieren reactivarlo, siempre les recomiendo algún taller de sexualidad o alguna sesión de masaje tántrico: ¡el objetivo está en despertar los sentidos de nuevo!”