La sinceridad y la comunicación son claves para construir una relación sana y duradera. No debemos tener miedo de decir cuándo nos sentimos incómodos y debemos tener discusiones si hay algún aspecto de nuestra pareja que nos disguste. Sin embargo, no todo el mundo tiene las herramientas y los conocimientos necesarios para ello, y aunque nos parezca que lo hacemos con la mejor intención del mundo, podemos dañar al otro si nuestras palabras no son asertivas.
Por suerte, la psicología nos proporciona una gran variedad de técnicas y consejos prácticos que podemos aplicar en nuestro día a día para mejorar y fortalecer nuestras relaciones. Las redes sociales nos dan acceso a grandes profesionales que comparten sus conocimientos. Elizabeth Clapés es una de ellas. Con más de un millón y medio de seguidores, reflexiona sobre relaciones de pareja, amistades y amor propio. En uno de sus vídeos recientes ha revelado hasta qué punto debemos ser sinceros con nuestras parejas y expresar nuestro malestar cuando estamos disconformes con algo.
“En el tiempo he aprendido que para tener relaciones sanas no hay que decir todo lo que te molesta. Hemos puesto muy de moda la sinceridad, el expresar lo que sentimos, y está superbien, pero la realidad es que tú, cada vez que dices que algo te molesta, la otra persona, quieras o no, está recibiendo un mensaje negativo por tu parte, que puede ser muy necesario, pero también es verdad que hay situaciones en las que tenemos que pensar: ¿Vale la pena que yo me queje de esto? ¿Va a cambiar algo para mejor? O simplemente lo estoy diciendo para desahogarme. Y si tú constantemente le estás diciendo a la otra persona todo lo que te molesta sin ningún tipo de filtro, el mensaje que va a recibir es que lo hace todo mal. No digo que no tengamos que discutir. Digo que hay que decidir por cuáles de todas las cosas que nos molestan vale la pena enfadarnos y por cuáles no”.
Decirle a tu pareja cosas como “no eres cariñoso”, “no eres detallista” o “no sabes escuchar” podría ser perjudicial
No solo importa qué batallas elegimos, sino cómo trasladamos los mensajes, especialmente cuando hablamos sobre comportamientos que no nos gustan. Decirle a tu pareja cosas como “no eres cariñoso”, “no eres detallista” o “no sabes escuchar” podría ser perjudicial tanto para él como para la relación. Clapés profundiza en otro de sus vídeos sobre el efecto Pigmalión, un fenómeno que se usa en psicología para reflejar la fuerte influencia que tienen las creencias que tenemos sobre los demás en su comportamiento. Cuando los demás nos transmiten que tienen ciertas expectativas sobre nosotros, es más probable que estas expectativas se cumplan.
“Si mi pareja constantemente me está diciendo: No eres cariñosa, no eres cariñosa, no eres cariñosa, realmente no está fomentando que yo sea más cariñosa. Lo que está haciendo es que yo me crea que no soy cariñosa y acabe actuando en consecuencia.” Entonces, ¿cómo debemos trasladarle a alguien sus defectos para ayudarle a mejorar? Clapés propone reforzar las conductas positivas mediante el reconocimiento cuando la otra persona las realiza de forma espontánea. “Es muchísimo mejor que, en esos pequeños momentos que sí muestro afecto, él me diga: Qué cariñosa estás, cómo me gusta, qué feliz me hace”.