Aunque el botox sea conocido hoy en día por sus aplicaciones estéticas, desde su descubrimiento ha sido señalado como componente químico peligroso. Originalmente conocida como toxina botulínica o botulina, se trata del veneno más peligroso que existe para el ser humano: la cantidad de 0,12 microgramos ya se considera mortal. De igual forma, su ingesta es la responsable de causar la enfermedad denominada botulismo.
Aun con todo, además de ser arma de destrucción masiva según la Convención de Ginebra y la Convención sobre Armas Químicas, su uso para eliminar arrugas a través de injertos cutáneos se ha extendido por todo el mundo. Tal es así que una de las psiquiatras más conocidas de España, Marian Rojas Estapé, ha considerado que podría incluso tener aplicaciones positivas a nivel emocional. Un hecho que ha expuesto en el último episodio de su podcast.
La madrileña ha expuesto la denominada hipótesis de retroalimentación facial, según la cual los movimientos faciales asociados a distintas emociones podrían influir en ella. Estapé ha detallado, además, distintos ejemplos de ello: sonreír aliviaría los distintos músculos de la cara encargados de mostrarla, mientras que el ceño fruncido o una expresión molesta los tensionaría, aumentando su carga a lo largo del día.
“Si sonríes envías la información al cerebro de que todo va bien. No solo porque estás más guapo, sino porque como se frunce menos el ceño al tener la cara y los músculos estirados te sientes mejor”, comentaba la investigadora. A pesar de ello, Estapé ha sido consciente de todos los efectos adicionales que comporta el botox en el cuerpo humano, por lo que ha advertido a sus seguidores, avisándoles de que existen alternativas igual de efectivas.
Día a día intenso
Recientemente, la psiquiatra también ha hablado sobre las posibilidades para combatir la ansiedad: “La vida actual es inflamatoria. Lo he dicho en muchas ocasiones, vivimos intoxicados de cortisol y esto afecta directamente a nuestro organismo, a nuestro cuerpo y a nuestra mente. Por eso, a nivel anímico, cada vez es más común que se produzcan trastornos como la irritabilidad, la ansiedad o incluso los ataques de pánico”.
“Nuestra mente se adelanta a lo que vendrá, imaginando escenarios que aún no han ocurrido. Nos desconecta del aquí y el ahora. Por eso, siempre digo que el mejor antídoto para combatir la ansiedad es empezar siempre entrenando a nuestra mente para volver al presente. Para liberarnos de esos pensamientos que nos agobian, valorando las pequeñas cosas buenas del día a día: una conversación con amigos, un café con tu pareja, un paseo con tus padres, jugar con tus hijos...”, añadió.