Dejamos atrás el 2024 para comenzar un nuevo año, el 2025, y es un momento en el que aprovechamos para mirar todo lo que hemos dejado atrás en estos doce meses, pero también aprovechamos para reunirnos con amigos y familiares para pasar una gran última noche.
Sin embargo, el cambiar de año no siempre es una buena noticia, y muchos experimentan, sobre todo en los primeros días de enero, una sensación agridulce y de cierta depresión, algo que no es un hecho aislado, sino que parece tener un cierto patrón, según los expertos en psicología.
Hay varias razones por las que experimentamos lo que conocemos como ansiedad de cambio de año, un momento en el que cambiar de calendario afecta a nuestra salud mental más de lo que podríamos pensar.
La primera de ellas es el balance de año que hacemos al dejar atrás uno y dar la bienvenida al nuevo. Lo que para muchos es un momento de rememorar buenos recuerdos, en algunas personas deriva en angustia por una autoexigencia que no se ha cumplido y la sensación de haber perdido el tiempo o no haber hecho lo suficiente.
Cambio de año y salud mental
Los propósitos inalcanzables o poco realistas son propicios para la ansiedad
Aunque parezca pensar que la llegada de un nuevo año es una ocasión para la ilusión y el comenzar de cero, también es el momento de la habitual lista de propósitos, y es ahí precisamente donde nos llena de problemas, al establecer metas inalcanzables o poco realistas.
Además de esto, el cambio de año llega en plenas fechas navideñas, un momento de reuniones y celebraciones que para muchos, sobre todo con familiares, es un momento en el que se dan conversaciones donde la presión social por llegar a un canon o expectativas que pueden aumentar nuestra ansiedad.
Una ansiedad que se manifiesta también con el hecho de tener la obligación social de tener que “hacer algo especial”, motivado además por unas redes sociales que muestran una felicidad perfecta e irreal.