Cualquiera que siga la actividad parlamentaria de Óscar Puente y la afilada retórica que el ministro de Transportes acostumbra a utilizar desde el atril o el escaño -estocada va, espadazo viene- ante las acometidas dialécticas de los diputados populares, se extrañará de la florentina diplomacia que emplea y recibe el político vallisoletano cuando visita Alicante, bastión electoral del PP.
Entendemos por diplomacia florentina aquella que busca desactivar los conflictos buscando puntos de encuentro beneficiosos para todos, manteniendo las diferencias entre las partes, pero apostando por el uso de la astucia y la inteligencia frente a la fuerza de las armas o, en este caso, de las mayorías. La brusca irrupción de Puente en la tribuna del Congreso, arremetiendo sin remilgos contra Alberto Núñez Feijóo, no invitaba a esperar finura en su quehacer político.
Entendemos por diplomacia florentina aquella que busca desactivar los conflictos buscando puntos de encuentro
Pero hechos son amores, y en una ciudad que, por razones geográficas y urbanísticas, depende tanto para su desarrollo del ministerio antes llamado de Fomento y hoy de Transporte y Movilidad Urbana, la buena disposición del ministro a desbloquear proyectos que acumulaban polvo secular en las estanterías de instituciones como ADIF o Puertos de Estado, hallando soluciones donde sus antecesores solo encontraban excusas, ha logrado el insólito beneplácito de una administración local y autonómica en manos de un beligerante PP que desconfiaba de este feroz parlamentario socialista.
Ya resultó sorprendente que el pasado mes de mayo el alcalde Luis Barcala lo invitara a firmar en el libro de honor del Ayuntamiento de Alicante -instante que recoge la fotografía que antecede a estas líneas-, pero es que ayer su departamento de prensa (criticado en el pleno porque solo remite a los medios las mociones aprobadas si las presenta el PP, nunca si las presenta otro grupo) distribuyó de nuevo esa imagen para acompañar un texto en el que el alcalde reiteraba su agradecimiento al ministro.
“El alcalde ha subrayado el buen clima de entendimiento con el ministro Puente desde el primer momento”, dice la nota, “tanto en la citada reunión como en otros encuentros posteriores entre ambos durante los últimos meses”. Y Barcala afirmaba: “Ahora la variante de Torrellano está en el ministerio de Medio Ambiente para seguir con su tramitación; y aprovecho para reiterar mi agradecimiento al ministro Óscar Puente por su compromiso con Alicante y que sigamos impulsando los acuerdos alcanzados con el mismo espíritu de colaboración institucional“.
Sucede que Alicante es una ciudad pegada al mar cuyo puerto ya era muy importante -proporcionalmente más que ahora- hace siglos, y quedó ”envuelto“ por ella al crecer la urbe. También fue temprano el desarrollo ferroviario que la conectaba con la capital, de modo que ocurrió lo mismo con su estación término y el tren que conectaba su dársena: el ensanche de la ciudad los engulló. Así que son varios los proyectos vitales para el futuro de Alicante que han de desarrollarse sobre suelo estatal, lo cual ha venido siendo un impedimento costoso de salvar.
Son varios los proyectos vitales para el futuro de Alicante que han de desarrollarse sobre suelo estatal, lo cual ha venido siendo un impedimento costoso de salvar
Lo saben mejor que nadie los vecinos de barrios como San Gabriel, Benalúa o La Florida, que ayer también mostraban su satisfacción -siempre matizando que permanecerán vigilantes, son muchos años de promesas y desengaños: ”Desde aquí damos las gracias al Ministro Oscar Puente, por su escucha y sensibilidad, entendió lo que estaba en juego, recuperar 3 km de costa para el disfrute ciudadano. Hoy gana Alicante, pero sobre todo gana el movimiento ciudadano, recuperamos la esperanza y la confianza en las instituciones. Si quieres mejorar tu barrio, tu ciudad, tu planeta, no te conformes, y ¡¡lucha!!“, decía ayer la plataforma 'Variante de Torrellano Ya”, en la que participan varios colectivos vecinales.
Si este proyecto es importante, pues resolverá además la vieja reclamación de unir el aeropuerto por tren con la ciudad, no lo es menos la ejecución del Parque Central -sobre terrenos de ADIF-, la estación intermodal donde hace décadas que se previó la confluencia de tren, tram y autobuses, el tantas veces anunciado Palacio de Congresos -que se levantará en un muelle del puerto- o la muy necesaria reforma del barrio costero de La Sangueta.
Todos esos proyectos esenciales para la ciudad -y alguno más- exigen la cooperación institucional que -para sorpresa de muchos- fluye hasta ahora, cuando más enconadas parecen las relaciones entre PP y PSOE. El parentesco político del exalcalde de Valladolid con la vecina Sant Vicent del Raspeig (cuna de su esposa), quizá tenga algo que ver, y en todo caso nos trae a la memoria a otro vallisoletano ilustre que tanto quiso y con tanta inteligencia comprendió Alicante, cuya universidad impulsó: Ramón Martín Mateo, siempre preocupado porque la desidia y el mal gobierno limitaran el progreso de un lugar tan habitable y con tantas posibilidades.