En Barracas, municipio de Castellón limítrofe con Teruel, llenaban ayer con el agua de la piscina el sencillo hinchable infantil que se había montado en una de las calles sombreadas del pueblo. Arrancaban las fiestas patronales con un bando en vigor que restringe el uso de agua para lavar vehículos, regar los jardines y llenar o reponer el agua de las piscinas.
El alcalde, Antonio Salvador, explica que la decisión consensuada entre su Ayuntamiento, el de Torás y el de El Toro se debe a la bajada de agua del acuífero de la partida de Los Quemaos, con un volumen máximo anual de 25.000 metros cúbicos, que abastece a los tres municipios. Los agricultores, de momento, pueden regar.
“No es una cosa alarmante, pero se advierte a la población para que hagan un uso responsable. Que tengan precaución”, explica el primer edil, quien asegura seguirán controlando el nivel del agua estos días, mañana como primer día, para ver cómo evoluciona.
No es una cosa alarmante, pero se advierte a la población para que hagan un uso responsable"
La sequía que padece la comarca, y toda la Comunidad Valenciana en su conjunto, no es ajena al aumento del consumo de agua potable que experimentan pueblos como Barracas que, con 200 vecinos en invierno, alcanza fácilmente los 500 habitantes en estos días de agosto debido a la población flotante. “Hay tres o cuatro restaurantes, que también tienen un consumo importante, pero de momento no hay peligro”, insiste.
Los vecinos mientras viven bastante ajenos a la situación. Explican que no hay prácticamente balsas privadas y que las restricciones que se han puesto son llevaderas. Otros opinan que aunque falta agua, “la gente no está concienciada” y algunos asumen que las nuevas normas son para que “la gente entienda que falta agua, pero de verdad”. Mientras, quienes residen en Torás cuentan como la sensación de calor y sequedad ha aumentado estos últimos años tras el devastador incendio que asoló Bejís, Torás y otros municipios del Alto Palancia en el verano de 2022.
“El río baja muy bajito de caudal y en el Embalse de la Fuente de Camarillas da mucha pena bañarse”, narran tres vecinos, con esa memoria de quien verano a verano va construyendo la historia de su pueblo. Entre ellos hay quien recuerda aquella vez, hace más de treinta años, que a su padre le prohibieron llenar la piscina por las mismas restricciones y acabó haciéndolo él mismo con una cuba. Hoy mantienen el agua verano a verano.
“El río baja muy bajito de caudal y en el Embalse de la Fuente de Camarillas da mucha pena bañarse”, cuentan desde Torás
El informe de sequía de la Confederación Hidrográfica del Júcar publicado esta semana tiñe de color naranja estas comarcas del norte de Castellón que limitan con Teruel. También en la Marina Alta y Baixa así como en El Vinalopó y L’Alacantí el territorio de la Comunidad Valenciana se colorea de colores cálidos para avisar que la escasez de agua es evidente y la alerta, necesaria. De hecho, sólo el sistema Júcar (en el término de Cuenca, Albacete o interior de la provincia de Valencia) continúa con valores de normalidad, tanto en cuanto a los indicadores de sequía prolongada como a los de escasez.
Los avisos que desde hace varios meses ha ido haciendo el organismo dependiente del Gobierno han sido diversos, con la recomendación incluida de evitar llenar piscinas y hacer un consumo aún más responsable si cabe del agua. Pero no siempre es fácil despertar la conciencia ciudadana. En Teulada-Moraira, localidad costera de Alicante, y donde estos días decenas de veraneantes disfrutan de la playa, llevan desde el viernes pasado con restricciones al consumo urbano.
El bando municipal advertía que el agua no era apta para el consumo humano en todas las zonas del Consorcio Teulada-Benitatxell y este segundo pueblo el viernes también decretara que el agua de la localidad no es potable. Solo se permite en ambos casos para usos de limpieza e higiene, lo que ha provocado un verdadero baile de compra de agua embotellada entre los vecinos y vecinas.
Parcent, en la misma comarca, también se plantea seguir idéntico camino. El Ayuntamiento advirtió el viernes que aplicará “restricciones drásticas”, como cortes de agua, si no se logra “un ahorro significativo y una recuperación en los depósitos de agua en las próximas 24 a 48 horas”. Asimismo, señaló que la situación actual con el agua potable es “muy grave” y hasta cortó el suministro de agua en una zona (El Coll de Rates) donde restablecerán el suministro “tan pronto como sea posible”. También su servicio de limpieza está utilizando agua de riego de un pozo diferente al habitual, un cambio de costumbres y de usos empujado por la falta de lluvias en los meses previos a un verano que nadie quiere renunciar a disfrutar.
La situación se sequía ha dado lugar esta semana a una nueva confrontación entre el Gobierno y el Consell
Ayer, el PPCV exigió al Gobierno “más solidaridad hídrica y menos excusas” ante la “crítica situación” de sequía que padece la Comunidad Valenciana, al tiempo que denunció la “falta de acciones concretas” por parte del Ejecutivo que, a su juicio, “está agravando la crisis en el territorio, que afecta tanto a la ciudadanía como a los sectores productivos clave”.
La situación ha provocado una semana de dimes y diretes entre el gobierno valenciano y el Ejecutivo. A la soledad en la gestión de la sequía a la que aseguraba el presidente Carlos Mazón ha condenado el Gobierno a la Comunidad Valenciana contestaba la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, recriminándole estar instalado en lo que ha definido como la política “del lloro permanente y la inacción” en materia de agua. Y a este comentario respondía días después el nuevo conseller de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio, Vicente Martínez Mus, quien defendía que, en materia de agua, el Consell reclama “lo que corresponde” a este territorio. “No se trata de llorar, sino de exigir lo que nos corresponde”, matizaba. Mientras, las altas temperaturas no dan tregua en un verano en el que el agua, además, escasea.
Críticas a la Confederación Hidrográfica del Júcar
Compromís exigió ayer la dimisión del presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, por, argumentaron, autorizar la concesión de 62.038 m3 de agua al año para la construcción de chalés de lujo en Llíber en plena sequía. Así lo defendió el diputado de la coalición valencianista en el Congreso, Alberto Ibáñez, que lamentó que “mientras los vecinos de Moraira-Teulada, Benitaxell o Parcent no disponen de agua potable, todavía no hay restricciones en el consumo de este bien en el turismo, pero sí en el sector de la agricultura y en la industria”. Es por ello que aseguran presentarán alegaciones a la apertura del pozo y a la nueva concesión.
Sin embargo, este domingo la Confederación Hidrográfica del Júcar ha afirmado de manera rotunda que “nunca ha informado favorablemente el desarrollo del Plan Parcial Medina de Llíber, ni ha otorgado en momento alguno la concesión necesaria para ello”.