Legitimar al adversario

Diario de València

Legitimar al adversario

Pedro Sánchez ha logrado movilizar en torno a su persona, y su relato, a todos aquellos que han comprendido la amenaza de la ultraderecha instalada en las instituciones. Participando de un contexto muy polarizado en el que él y Vox han protagonizado un combate electoral que ha dejado al PP como actor secundario: de ahí un resultado final que ha favorecido principalmente al partido de Santiago Abascal. El presidente ha desarrollado con éxito una estrategia de legitimación del adversario ultra, en la medida que lo ha convertido en protagonista principal de su argumentación con el fin de mantener dividido el voto de las derechas. Ahora, este objetivo ha sido ampliado con la cita constante de Alvise Pérez, el hábil agitador ultra, seguido por centenares de miles de personas, que antaño se movía con agilidad en los túneles de las redes sociales y similares, y que ahora ya disfruta de la atención de casi todas las portadas de los medios de comunicación tradicionales tras su sorprendente, y ya veremos si efímero, éxito del 9-J.

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Pedro Sánchez en la última sesión de control en el Congresol

Mariscal / EFE

Pedro Sánchez citó a Alvise en campaña electoral, lo incorporó como gran amenaza de la ultraderecha española; pero lo volvió a citar, tres veces, en la pasada sesión de control al Gobierno; tres. Es obligado valorar si la concesión de tanto protagonismo a esta persona, para profundizar en la división de las derechas, es una buena noticia para la democracia, aunque al presidente le beneficie para mantener la movilización de un sector de su electorado.  Si es acertado elevar a la categoría de rival político a un joven que ha construido su perfil desde la provocación continua contra todo el sistema. Si compensa en un momento en el que en otras geografías se busca lo contrario; ignorar a los desestabilizadores, evitar otorgarles un papel en el escenario político para no dar más oxígeno a su relato. Pero Sánchez va en la línea contraria por un tacticismo que puede, en unos años, acabar convirtiendo a España en un territorio también condicionado por el ascenso de las ultraderechas, como así ha sucedido en Italia, Francia o Alemania.

Pedro Sánchez citó a Alvise en campaña electoral, lo incorporó como gran amenaza de la ultraderecha española, lo legitimó; pero lo volvió a citar, tres veces, en la pasada sesión de control al Gobierno, tres"

Estaría bien observar lo sucedido en Francia en los años 80, cuando el líder socialista François Mitterrand otorgó gran protagonismo a un débil Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen para dividir a las derechas (ante la posibilidad de victoria de Jacques Chirac) y alcanzar la presidencia en 1988, su segundo mandato. El partido ultra pasó en pocos años de apenas 44.000 votos en las legislativas de 1981 a 4.376.742 en las presidenciales, y la socialdemocracia francesa fue languideciendo hasta casi desaparecer. El pasado fin de semana, la formación que ahora gestiona la hija de Le Pen logró ser la más votada en las europeas y podría ser el ganador en las legislativas que ha convocado Macron. La lección debería tenerse en cuenta porque esa estrategia, la de fracturar el mercado de las derechas dando protagonismo a los más radicales, puede acabar generando problemas mayores en el futuro. 

Si la socialdemocracia otorga protagonismo a estas fuerzas para debilitar a los partidos conservadores, también colabora en el mismo objetivo, aunque no se sienta responsable"

Las democracias europeas ya no tienen la amenaza de golpes de Estado, ahora se pueden destruir desde dentro. La complicidad de algunas fuerzas conservadoras europeas con los ultras, a los que se permite participar en las instituciones, es una vía; pero si la socialdemocracia otorga protagonismo a estas fuerzas para debilitar a los partidos conservadores, también colabora en el mismo objetivo, aunque no se sienta responsable. Con un añadido: en este debate polarizado, Pedro Sánchez ha eludido, en línea con lo que también han hecho el PP y Vox, debatir sobre Europa y sobre los problemas que afectan a los españoles en su día a día; eso también es una victoria para las fuerzas ultras. Si tienen dudas, vuelvan a mirar el resultado de las elecciones del pasado domingo. 

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