La fascinación del fracaso
El fracaso está en el genoma de la humanidad. Al doblar una esquina, y sin previo aviso, nos puede arrollar, como una ola al atardecer, llevándosenos por delante en lo personal, en lo laboral o en lo sentimental. O todo a la vez. Sin ir más lejos, un porcentaje significativo de los jóvenes que han iniciado un grado universitario este curso abandonan los estudios. Tres de cada diez en el curso 2016-17, el último del que se tienen datos, según recoge el informe Datos y cifras del Sistema Universitario Español. 2022-2023 (p. 69), del Ministerio de Universidades. A estas alturas del curso, algunos lo han hecho ya. Otros lo harán, quizás, al acabar el cuatrimestre. Según la misma publicación, uno de cada tres reorienta su elección y sigue en la universidad, otros buscarán alternativas y, con el tiempo, el fracaso se convertirá probablemente en éxito. Aunque vivir esta experiencia, como padres o como hijos, no resulte nada grato.
El fracaso fascina y vende, también. Lo saben bien escritores, productores, guionistas o realizadores audiovisuales que han construido algunas de las mejores historias que se han contado nunca alrededor de algún perdedor. También la ciencia y la tecnología avanzan gracias a los fracasos.
Recientemente ha aparecido un ensayo literario cuyo eje central es el fracaso vital. En esta ocasión, el de una serie de mujeres creadoras y trágicas, como reza el subtítulo. Se trata de El foc i la cendra. Un trabajo firmado por el escritor y periodista Antoni Gómez, quien durante un par de años se ha sumergido en las turbulentas aguas de las biografías de catorce creadoras entre las que hay cantantes: Janis Joplin, Nina Simone, Amy Winehouse; escritoras: Marina Tsvetáyeva, Lucia Berlin, Susan Sontang; artistas plásticas: Camille Claudel, Charlotte Salomon, Emma Reyes; una actriz, Rita Hayworth, y la filósofa Simone Weil, entre otras.
Mujeres que en su afán creativo quisieron ser transgresoras y libres, lo que las llevó a enfrentarse a las robustas estructuras patriarcales, a la represión familiar o política, y contra la presión de la fama y el éxito. Una lucha frente a la que muchas fracasaron, cayendo presas de la enfermedad mental, las adicciones e, incluso, el suicidio. Fueron mujeres que vivieron la vida al límite con las que Gómez establece un particular diálogo, motivado por su interés por ellas desde la óptica de la experimentación vital y literaria.
El fracaso puede tener glamur, pero también una cara trágica, como sabemos. Y a gestionar estas cosas no se enseña. Se aprende a base de golpes. Como tantas cosas”
En 1997, Luis A. de Villena publicó Biografia del fracaso, un inventario de biografías breves de una veintena de personajes de la cultura, todos hombres, excepto una mujer, considerados perdedores. Con El foc i la cendra, A. Gómez ha querido reavivar los rescoldos que hay debajo de las cenizas de una serie de mujeres para poner sobre la mesa algunas cuestiones relacionadas con la creación y sus imposiciones. El fracaso puede tener glamur, pero también una cara trágica, como sabemos. Y a gestionar estas cosas no se enseña. Se aprende a base de golpes. Como tantas cosas.