La penúltima sesión de control de la actual legislatura confirmó ayer, como apuntaba un buen observador en les Corts Valencianes, que estamos ya en tiempo de descuento y de confirmación de estrategias electorales. También el de un evidente agotamiento en el debate político: ya no hay confrontación, hay casi solo enfrentamiento. De no faltar aún más de tres meses, parecería que ya estamos en campaña electoral.
El PP parece haberse tomado este fin de semana un Red Bull en su convención municipal para atacar con más fuerza que nunca a Ximo Puig. María José Catalá centró su oposición en cuestionar la capacidad del president para presionar a Pedro Sánchez, en las sospechas que genera la instrucción del caso Azud ("caso Puig" para la portavoz popular) y calificó de negligente gestión en el tren que a su paso por Bejís cerca estuvo de arder en llamas el pasado 16 de agosto. Pidió que la consellera Gabriela Bravo asumiera "responsabilidades políticas".
Catalá ya habla del caso Puig y no del caso Azud y pidió responsabilidades políticas a Gabriela Bravo por el caso del tren de Bejís
El president eludió completamente entrar en el cara a cara, en el "marco" o "frame" que dirían los lectores de George Lakoff y se centró en hablar solo y exclusivamente de la gestión de su gobierno. Mostrando, uno tras otro, gráficos de empleo, de educación, de sanidad, que, precisó, confirman "el trabajo de este gobierno por las personas". Una estrategia que también empleó con la síndica de Ciudadanos, Mamen Peris, quien uso su tiempo para esbozar, en la mejor tradición de esta formación, un discurso profundamente anticatalanista.
Mamen Peris evitó cuestionar directamente a Ximo Puig más allá de acusarle de compartir mesa y mantel con los "nacionalistas y populistas", de pervertir la enseñanza del valenciano, de "fracturar a los valencianos" y de imponer "el catalán en las escuelas y en la administración". Nada de esto tuvo respuesta por parte del president, que como en el caso de Catalá volvió a sacar uno tras otro folios con gráficas de los avances logrados por su gobierno.
Mamen Peris evitó cuestionar directamente a Ximo Puig más allá de acusarle de compartir mesa y mantel con los "nacionalistas y populistas"
También quedó clara la estrategia de Compromís. Su síndica Papi Robles, centró sus ataques al Gobierno de Pedro Sánchez y al líder popular, Alberto Núñez Feijóo. A ambos los acusó de traicionar a los valencianos en temas como el Derecho Civil Valenciano, la financiación autonómica, el trasvase del agua o el megaproyecto de renovables de Castelló. Compromís quiere seguir apareciendo en los sondeos como el partido que mejor defiende los intereses de los valencianos, y en esto están.
Un dato: Pilar Lima, síndica de Unides Podem, se sumó a las críticas al megaproyecto de renovables de Castelló y Ximo Puig sí entró en el cara a cara con la portavoz de Vox, Ana Vega.
Denuncia del PP por el caso Azud
La síndica del PP en Les Corts, María José Catalá, denunció ayer que casi "medio centenar de contratos con las empresas de los familiares del extesorero del PSPV y principal cabecilla de la presunta trama corrupta Azud" por parte de administraciones gobernadas por el PSOE. Catalá afirmó que desde el Ayuntamiento de València se ha contratado 31 veces, "mayoritariamente a dedo", con tres empresas del yerno de Pepe Cataluña, a las que se han adjudicado 308.000 euros por parte de delegaciones socialistas. Denunció que ese dinero se suma a los 128.000 adjudicados a las mismas empresas desde Presidencia de la Generalitat y desde consellerias socialistas, lo que supone "casi medio millón de euros adjudicados al yerno" del extesorero del PSPV" concluyó.